_
_
_
_
_
Red de Redes
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La urgencia femenina de no tomarte esa pastilla

Existe un rincón de internet donde las mujeres se retan sufriendo sin calmantes. Son el reverso tenebroso a los estúpidos anuncios de compresas

Alison Oliver
Alison Oliver como Frances, enferma de endiometrosis que rechaza la medicación inicialmente, en la adaptación de la novela 'Conversaciones entre amigos'.HBO MAX

Existe un rincón de internet donde las mujeres comparten su ignorancia deliberada a los calmantes. Lo llaman “reto mensual” y ya es un subgénero en TikTok. Dos millones de me gusta acumula el “cuando no tomas la medicina para los calambres de la regla porque crees que entrenas tu tolerancia al dolor” sobreimpreso en un montaje donde una joven agoniza aguantándose el vientre en un sofá. Otro medio millón ostenta el “Me ves intentando aguantar el dolor de regla sin medicación como reto personal” de una adolescente retorciendo su cuerpo, también en un montaje acelerado y fragmentado, en el que parece su salón familiar.

En esta tangente visual del horror corporal femenino, porque hay centenares de vídeos similares en forma y mensaje, siempre se repite el mismo jingle, recurso de sonido que reconoce y agrupa retos específicos. Solo que aquí no se escucha una canción pop pegadiza a lo Bizcochito. Lo que retumban son chillidos alterados de forma robótica, como en aquellos vídeos del viejo internet que nos enseñábamos para asustarnos porque incluían un grito final de ultratumba que nos hacía saltar de la silla. Así nos sentimos al ver a esas chicas pataleando bajo su manta mientras un rugido siniestro y mecánico nos inquieta. Son el reverso tenebroso de los estúpidos anuncios de compresas.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí
@itslittlecoco

Mi desafío mensual JAJAJJAJA

♬ original sound - girls - girls

Cada red social aplica su semántica al calvario de resistir la menstruación sin calmantes. No importa dónde se vea o se escriba. “La urgencia femenina de no tomarte una pastilla cuando te baja la regla para ver cuánto dolor eres capaz de aguantar”, dice un tuit viral en X (13.000 me gusta). Otros 12.000 acumula el “Haceme el favor de dejar de aguantarte el dolor de ovarios y tomá un ibuprofeno” que implora una tuitera argentina. Todas hurgan en la llaga de la maldición de la buena enferma: esa que nos ha hecho creer que seremos más dignas si rechazamos el cálido abrazo de la piedad química.

“Una buena mujer es la que rinde igual de bien aunque esté menstruando”, lamenta Bibiana Collado Cabrera en Yeguas exhaustas (Pepitas de Calabaza), una autoficción sobre desclasamiento donde investiga la influencia de sus raíces en la mística de la feminidad. Ahí revela que no entendió que le había venido la regla por primera vez porque no se retorcía de dolor, como sí veía que pasaba cada mes con su hermana mayor. Ni estaba vomitando ni doblada en el sofá, así que esa mancha de sangre en sus bragas debía responder a un simple arañazo. Si no dolía, ni existía ni merecía ser contado.

Collado también confiesa que llegó a odiar, por “gandulas”, a aquellas compañeras de instituto que se quedaban sentadas en clase de gimnasia aludiendo calambres menstruales. Su imaginario campesino heredado, “en el que una mujer pobre no puede permitirse descansar ni dejar de trabajar un solo día de su vida”, le impedía empatizar con aquellas que sentía como flojas y algo pijas.

Sobre la santidad doliente de las pobres también ha ahondado la artista Johanna Hedva. Lo recuerda la investigadora Núria Gómez Gabriel en su ensayo Traumacore (Cielo Santo), donde apunta que Hedva repolitizó el arquetipo de la diva dolorosa y acertó al diferenciar entre el mito romántico convaleciente de la “mujer enferma” —de clase alta y blanca— y el desprecio sobre “la mujer enfermante” —aplicado al resto de cuerpos (no binarios, trans, racializados) de la clase trabajadora—. “La teoría de la mujer enferma es para quienes luchan para que su experiencia no solo sea legitimada por una institución, sino visibilizada”, escribió en su manifiesto. Las dolorosas de TikTok, esas que reformulan la mística de la “mujer enferma”, deberían saber que su agonía ni las santifica ni las hará más dignas. Y que sí conviene la urgencia de tomarse esa pastilla.

Tu comentario se publicará con nombre y apellido
Normas
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_