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Columna
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Vinicius Jr., agente provocador

La celebración de un gol, haciendo el gesto del ‘black power’ , por el jugador del Real Madrid es entendida por algunos como algo intolerable

Vinicius júnior levanta el puño a la grada e Mestalla tras marcar un gol contra el Valencia.
Vinicius júnior levanta el puño a la grada e Mestalla tras marcar un gol contra el Valencia.Biel Aliño (EFE)

Minuto 5 del descuento de la primera parte en Mestalla el sábado pasado. Fede Valverde profundiza para Carvajal, que centra al área pequeña y en el barullo aparece Vinicius Jr. para meter el pie y marcar el primer gol del Real Madrid. El jugador brasileño lo celebra mirando a la grada, brazo derecho en alto y puño cerrado, el gesto del black power. Es un símbolo del antirracismo nacido en Estados Unidos en los años 60 del pasado siglo. La temporada anterior Vinicius Jr. sufrió largos minutos de cánticos racistas en ese mismo estadio. El puño cerrado es un gesto que en el jugador madridista tiene mucho de reafirmación personal pero que algunos columnistas entienden como una provocación intolerable. No es que sean racistas, no les importa que haya jugadores negros, pero calladitos, que traguen el racismo sin protestar como se hizo toda la vida. Por eso Vinicius Jr. les molesta y por eso lo tachan de agente provocador.

Antonio Casado escribió el martes en El Confidencial que Vinicius Jr. quería demostrar “que España es un país racista”, pero que “no lo va a conseguir”. La Agencia Europea de Derechos Fundamentales publicó el año pasado un largo informe sobre racismo en Europa. El 37% de las personas de ascendencia africana o de otros continentes y de raza negra había sufrido episodios de discriminación en España en los cinco años anteriores. ¿Es mucho o poco si nos comparamos con nuestro entorno? Es el mismo porcentaje que en Francia, pero es 11 puntos más que Portugal y siete puntos menos que Italia.

Casado asegura que Vinicius Jr. no es objeto de cánticos racistas por ser negro sino por ser “un vulgar provocador sin causa”. De la “temeraria conducta” del jugador madridista, a Casado le molestó sobre todo que celebrara su primer gol “haciendo el antiguo gesto del black power, mirando desafiante a una grada que no había dejado de abuchearle desde el minuto uno”. 50 minutos recibiendo insultos y el problema para Casado es que Vinicius Jr. hace un gesto contra el racismo. El jugador es también un maleducado, según Casado, que parece ver como solución que Vinicius Jr. no haga ningún gesto, que corra y meta goles y no tenga opinión pública sobre cánticos racistas que sufre él mismo. El columnista podría leer a su compañero Ángel del Riego, que explica cómo Vinicius Jr. se ha convertido “en el amuleto antimadridista que la liga del rencor llevaba un tiempo buscando”. Del Riego cuenta que “alrededor de Vinicius se levantó esa confusión tan ibérica, que iguala víctima y verdugo en un mismo baile envenenado”.

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Inma Lidón, en El Mundo, escribía el sábado que los gestos de Vinicius Jr. eran “evitables”.. Que hubiera estado más guapo calladito y sin aspavientos. Con las manitas quietas. Lidón tampoco vio con aprecio la reacción de Vinicius Jr. tras su segundo gol, el que daba el empate al Real Madrid: “Apareció para lograr el empate y desatar sus demonios pese a los esfuerzos de Bellingham”. Repasando el video se ve que el jugador corre por la línea de fondo con las manos en las orejas como queriendo decir “no os oigo”, un gesto habitual en los campos de fútbol cuando se ha pitado mucho a quien termina por marcar. Bellingham corre con él, sonríe y le abraza. Después Vinicius Jr. sigue con el gesto. A Paco González, de ‘Tiempo de juego’, en la Cope, eso de poner las manos en las orejas le pareció “lo peor” de la celebración de Vinicius Jr. Aunque se le insultara y gritara, como se vio en la retransmisión, desde el primer minuto del partido y el gesto que los columnistas le afean, que se hace habitualmente en el fútbol, no llegara hasta el minuto 50.

Todos deberían leer, cree Aimé Dandoy, a Marta García Aller, que en mayo pasado, después de los cánticos racistas generalizados en Mestalla contra el brasileño, escribió que “mientras preocupe más que España parezca un país racista a los de fuera a que lo sea con los de dentro va a ser difícil que cambie algo”.

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