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ANATOMÍA DE TWITTER
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pero tenemos Fórmula 1

El anuncio de un Gran Premio en Madrid hace temer pérdidas millonarias como las de Valencia

El piloto de F1 Checo Pérez recorre el centro de Madrid en una exhibición de julio de 2023.
El piloto de F1 Checo Pérez recorre el centro de Madrid en una exhibición de julio de 2023.Diego Radamés (Europa Press)
Jaime Rubio Hancock

Es oficial: en Madrid tendremos un Gran Premio de Fórmula 1, con un circuito urbano en Ifema. Este anuncio se ha recibido en X (la red social que seguimos llamando Twitter) con el recuerdo del desastre económico del Gran Premio de Valencia, que acabó con un saldo negativo de 300 millones de euros.

Tanto la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, como el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, prometen que la inversión no se pagará con dinero público, algo que se ha recibido con escepticismo, por decirlo suavemente. Además, eso mismo dijo Francisco Camps, entonces presidente de la Comunidad Valenciana, y acabó investigado por malversación y prevaricación, aunque todas las causas se archivaron. El ejemplo de Barcelona, no tan ruinoso, tampoco anima mucho: los responsables políticos aseguran que su Gran Premio acaba saliendo a cuenta, pero el circuito de Montmeló es deficitario y necesita apoyo público.

Una de las reacciones más habituales a este Gran Premio es el sarcasmo de “pero tenemos Fórmula 1″, que amenaza con convertirse en la coletilla de todas las deficiencias de la gestión pública que suframos entre 2026 y 2035, que son los años firmados para el evento deportivo. La hemos visto en una foto de un cartel en un centro médico, compartida por la periodista de EL PAÍS Raquel Pascual: “En este centro de salud no tenemos pediatra, pero tenemos Fórmula 1″. La misma idea, aunque no con estas palabras, aparecía en un tuit de la presentadora Inés Hernand: “Cuando no te den cita con tu médico, no puedas pagar el alquiler o te talen un árbol en Madrid, piensa que vas a tener un circuito de F1 y se te pasa”.

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Otros tuiteros ironizaban sobre esta manía de gobernar a golpe de efecto: destinar esos recursos a la sanidad o a la vivienda pública es más lento, más difícil y, sobre todo, menos vistoso. De hecho, el anuncio de Pedro Sánchez de ampliar el Aeropuerto de Barajas se ha visto como un intento de contrarrestar el de la Fórmula 1 y de continuar con la tradición española del pelotazo. Y eso a pesar de que esa tradición nos ha funcionado regular, si exceptuamos a los cuatro que siempre caen de pie, imagino que por lo mucho que les pesan los bolsillos.

Por supuesto, deberíamos ser capaces de aprender de nuestros errores y de organizar algo que no sea el Gran Premio de Valencia 2: La Venganza. El problema es que recordar el pasado no se nos da muy bien y a veces ni siquiera nos apetece, como demuestra, por ejemplo, que después de la crisis de 2008 hayamos sustituido la burbuja de las hipotecas por la burbuja del alquiler. Es como si cada invierno intentáramos invadir Rusia: “Esta vez lo conseguiré, he cogido calcetines más gordos”.

Al menos hay que reconocerles a los gobernantes madrileños que el Gran Premio está en marcha. No como los 187 intentos de celebrar los Juegos Olímpicos o el anuncio de Begoña Villacís, cuando era vicealcaldesa, de traernos la noria más grande de Europa. Añado que a mí me habría encantado disfrutar de las delirantes naumaquias que prometió Antonio Miguel Carmona, candidato socialista a las municipales de 2015, pero por desgracia perdió las elecciones y nos quedamos sin espectáculos acuáticos en el Retiro.

Además de los pelotazos y de las promesas extravagantes, otra tradición española es la de colocar todas las rotondas que quepan, hagan falta o no. Como han destacado algunos tuiteros, el trazado previsto para este Gran Premio pasa por al menos una de ellas. Era inevitable: España es el segundo país de Europa con más glorietas, después de Francia y según datos de Statista. Imagino algo harán para que los bólidos no tengan que instalarse intermitentes y señalizar las salidas, pero yo dejaría al menos una. Que se note que es el Gran Premio de España.

Sobre la firma

Jaime Rubio Hancock
Editor de boletines de EL PAÍS y columnista en Anatomía de Twitter. Antes pasó por Verne, donde escribió sobre redes sociales, filosofía y humor, entre otros temas. Es autor de los ensayos '¿Está bien pegar a un nazi?' y 'El gran libro del humor español', además de la novela 'El informe Penkse', premio La Llama de narrativa de humor.
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