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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

“Papá, ¿vamos a morir hoy?”

Periodistas palestinos ruegan en las redes sociales que el mundo comparta el trabajo que hacen. “Cada foto es una historia”, recalcan

Palestinian journalists
Una mujer palestina y su hijo, en el interior de una casa bombardeada en Gaza. Imagen tomada por el fotógrafo palestino Ali Jadallah.Anadolu
Natalia Junquera

“Terribles noticias sobre la familia de nuestro colega Ibrahim Dahman: al menos nueve de sus parientes han sido asesinados”, tuitea la veterana periodista Christiane Amanpour. “Ha estado informando con valentía para CNN desde Gaza desde mucho antes de que comenzara esta guerra”, añade. El tuit incluye el enlace a un vídeo de la cadena donde se cuenta la historia del reportero. Israel bombardeó la casa donde nació. Sus tíos y primos murieron en el ataque. Cuatro de ellos eran niños. “Eran personas extremadamente pacíficas y sencillas y dedicaron toda su vida únicamente al trabajo y a criar a sus hijos”, explica Dahman. El periodista palestino había logrado huir a Egipto con los suyos, de 11 y 7 años, un viaje entre bombas que documentó en varias grabaciones para el canal estadounidense: “Soy periodista. Nunca pensé que me convertiría en parte de la noticia”. A través de las redes sociales, miles de personas en cualquier parte del mundo asisten al ejercicio de supervivencia de Ibrahim y su familia hasta ponerse a salvo. Los lugares seguros a los que se van trasladando dejan de serlo en cuestión de horas. El pequeño le pregunta cada día: “Papá, ¿vamos a morir hoy?”.

La prensa internacional no puede entrar en Gaza. Son reporteros palestinos quienes documentan lo que está ocurriendo allí. Adnan El-Bursh, quien trabaja para la BBC, plantea a su audiencia, multiplicada por las redes sociales, el dilema que vive: “Siempre he estado orgulloso de ser periodista, pero mis opciones se están acabando. Me siento completamente perdido. Estoy acostumbrado a mantener a mi familia segura y protegida, ideando un plan. Ahora la indecisión se ha apoderado de mí. ¿Debería ir a Rafah, seguir trabajando y esperar que mi familia esté bien? ¿O debería intentar volver con ellos, dejar de informar y, si pasa lo peor, al menos moriremos juntos?”.

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Momin AlSharafi, de Al Jazeera, informa en directo de la muerte de su padre, su madre y sus hermanos en un ataque israelí en el campo de refugiados de Jabalia. “Acababan de llegar”, explica. Pensaban que era un sitio seguro, pero ya no los hay en la Franja. “No podremos enterrarlos con dignidad. Nos han privado de las cosas a las que cualquier persona tiene derecho”, dice emocionado, mirando a la cámara, agarrado a su micro.

Ali Jadallah publica a diario en X (antes Twitter) e Instagram fotografías que realiza para la agencia Anadolu: las piernas de una niña cuyo cadáver ha sido recuperado de entre los escombros de su casa bombardeada; el caos en los hospitales, donde pequeños y adultos mueren en el suelo frío porque no hay camas para tantos. La revista Time ha incluido su trabajo en el listado de imágenes del año. “Llevo 39 días documentando la guerra”, tuiteó el 14 de noviembre. “He perdido dos casas, cinco familiares, amigos y colegas. Siempre he estado detrás de la cámara, pero hoy yo soy la noticia. Perder a mi padre y mis parientes me ha roto el corazón y nos ha dejado sin hogar. Cada foto que hago cuenta una historia. Compártanlas. Cuéntenle al mundo lo que está sucediendo en Gaza”.

Circula en las redes sociales un fragmento de la entrevista de Jake Tapper, periodista de la CNN, al asesor de Netanyahu Mark Regev el día en que Israel bombardeó la casa donde nació Ibrahim Dahman. “Hemos hecho todo lo humanamente posible para salvaguardar a civiles inocentes”, asegura Regev. “Eso es muy difícil de creer”, le replica el presentador, “especialmente hoy, cuando uno de nuestros periodistas ha perdido a nueve familiares que no eran miembros de Hamás, ni de la Yihad, ni de ningún grupo. Solo nueve personas tratando de vivir su vida”. El asesor de Netanyahu insiste: “Le transmito mis condolencias, pero eso ocurrió en el norte de Gaza, donde hace un mes pedimos a todos los civiles que se fueran. Tuvieron la oportunidad de irse”. “No puede culparles”, le responde, molesto, Tapper. “¡Ahora están luchando en el Sur! Llevo preguntado esto desde el 7 de octubre: ¿Dónde se supone que debe ir esta gente?”.

EE UU, el principal aliado de Israel, ha criticado las “devastadoras” cifras de civiles muertos en Gaza. En España, más papistas que el papa, lo que critica el PP es que Pedro Sánchez acuse a Israel de matar indiscriminadamente a civiles. Pero ahí están las pruebas, arrancadas sobre el terreno por un puñado de periodistas valientes que, muy a su pesar, se han convertido en parte de la noticia.

Desde el pasado 7 de octubre hasta este jueves,es decir, en dos meses, 63 profesionales de la información han muerto en la guerra entre Israel y Hamás, según el Comité para la Protección de los Periodistas. El año anterior, 2022, la organización contabilizó 68 asesinatos de periodistas en distintas partes del mundo.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
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