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ANATOMÍA DE TWITTER
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Entre talibanes y empanadillas

Un comentario sobre Irene Montero y la situación de las mujeres en Afganistán y el vídeo de un ‘youtuber’ en un restaurante desatan la indignación tuitera hasta convertirse en tendencia

Talibanes y mujeres
Un grupo de mujeres voluntarias de la ONG Pen Path celebraba el día 14 un encuentro en una casa de Kabul por las restricciones de los talibanes para reivindicar su derecho a la educación.LUIS DE VEGA
Ferran Bono

A palabras necias, oídos sordos. Si se cumpliera este viejo refrán español, el ruido en las redes apenas se percibiría. Pero es muy difícil responder con indiferencia o ironía, que suele ser otra reacción recomendable, ante determinados comentarios inopinados, absurdos o insultantes, por no cargar más las tintas. Se podría pensar, además, que quien calla, otorga, y que predicar las buenas prácticas en el desierto del ciberespacio conduce a la melancolía. Un comentario que ha vertido esta semana el veterano periodista José Antonio Abellán en su cuenta ha traído cola, es decir, ha sido tendencia efímera en Twitter. Dice así: “Viendo un reportaje en Afganistán hoy, un año después de la huida cobarde de las fuerzas de occidente. Las mujeres son tratadas peor que a perros, las violan, las apedrean, no les dejan leer ni escribir. @IreneMontero es muy feliz… ni está ni se la espera”.

“¡Hostiá!”, que suele exclamar un amigo, así, con acento agudo y abriendo la a hasta la estupefacción, cuando se asombra. “¿Pero se da usted cuenta de la solemne tonnnnnnnnntería que ha escrito? ¿Qué puede hacer @IreneMontero? ¿Le declaramos la guerra a Afganistán? ¿Dejamos de comprar cava afgano?”, se pregunta un tuitero. “No sabía yo que el Ministerio de Igualdad tuviera competencias en Afganistán”, comenta otro. “Vaya gañán. ¿Qué correlación hay entre una cosa y otra?”, inquiere un tercero. “¿Y ese maltrato quién lo ejecuta? ¿No serán, por casualidad, hombres y estaríamos hablando de violencia de género? Digo yo”, razona un cuarto. “Todo un talibán del Estado hispánico”, afirma un quinto.

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Hay muchos más comentarios. Alguno se pone serio y recuerda intervenciones de la ministra sobre la crisis de los talibanes. La mayoría son muy críticos y abundan en la “mezquindad” de la relación que establece con evidente voluntad política el informador radiofónico, que tiene más de 131.000 seguidores en su cuenta. Algo quedará. Pero también hay muestras de apoyo que se suben al carro del todo vale contra Irene Montero, uno de los objetivos preferidos de los odiadores más inclinados hacia la derecha. Tanto es así que hubo una retroalimentación cruzada, hasta el punto de que el nombre de la ministra de Igualdad llegó a ser también tendencia por diferentes motivos.

“En una de las fotos hay una auténtica feminista luchando y jugándose la vida por sus derechos, en la otra sale Irene Montero y sus amiguis de paseo por New York”, señala un comentario que reproduce una noticia sobre la dispersión a tiros de una manifestación de mujeres por parte de los talibanes y otra del selfi de la ministra con su equipo que tanto juego ha dado. Otro la acusa de ser responsable del aumento de los delitos sexuales en España y hay quien le recrimina por tener tres hijos, además de cargar también contra las políticas de izquierdas Rita Maestre y Adriana Lastra por estar embarazadas y defender el derecho al aborto. “El aborto es para las demás”, concluye.

En fin... Mejor fijarse en otra tendencia de esta semana en la que destaca la dignidad y entereza de la trabajadora del restaurante de Vigo A Tapa do Barril, que no se amilanó ante las amenazas que profirió el youtuber Borja Escalona cuando le hizo pagar una empanadilla, como a todo el mundo. YouTube y Twitch cancelaron sus canales ante la indignación. Un tuitero entrelazó con humor estas tendencias de la semana y añadió el picante de la conspiración, que nunca falla porque siempre hay alguien dispuesto a sumarse a ella. “Me pido primer para ser negacionista de Borja Escalona, un señor hecho por ordenador con fondos reservados del Ministerio de Igualdad en una conspiración de Irene Montero para tapar la polémica de Estirando el Chicle #Emplanadilla #Escatrola”. La ministra, por su parte, ha optado por hacer oídos sordos a esta penúltima tendencia. Tampoco daría abasto si tuviera que entrar a todos los quites. Pero al menos lo de los talibanes lo podría arreglar.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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