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Columna
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Extraterrestre

Solo nos faltan los marcianos, exclamamos estupefactos cuando casi cumplimos un año desde la invasión del coronavirus y la pandemia que ha confinado nuestras vidas colapsando la economía

Francisco G. Basterra
Fotografía cedida este miércoles por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) donde aparece una ilustración del "aeroshell" que contiene el rover Perseverance mientras gira en preparación para un aterrizaje seguro sobre la superficie de Marte.
Fotografía cedida este miércoles por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) donde aparece una ilustración del "aeroshell" que contiene el rover Perseverance mientras gira en preparación para un aterrizaje seguro sobre la superficie de Marte.Emma Howells (EFE/NASA)

Solo nos faltan los marcianos, exclamamos estupefactos cuando casi cumplimos un año desde la invasión del coronavirus y la pandemia que ha confinado nuestras vidas. Primer año de estado de alarma que permite un reforzamiento excepcional de los poderes gubernamentales en detrimento de la democracia. El expresidente de EE UU Barack Obama advertía en una entrevista con este periódico que si no defendemos los valores de la Ilustración, regresarán los viejos espíritus de las eras oscuras. Estamos inmersos en uno de esos momentos negros, como de siglo en siglo: la última vez en 1918 con la gripe española, y antes con pestes asoladoras.

El Roto historió hace días con su viñeta que la era de los viajes interestelares coincidió con la de los confinamientos. Cuando todo aquí abajo parece tan pedestre, entre políticas de vuelo gallináceo y nacionalismo con las vacunas, me sorprendió que el inicio de la colonización de Marte, con la llegada del robot espacial estadounidense Perseverance al planeta rojo, fuera relegado a segundo titular por un Podemos fractura más al Gobierno. No despegamos.

La ciencia nos rescatará del socavón en el que hemos caído. Salvados por la ciencia será pronto el titular indiscutible relatando el triunfo de las vacunas frente al SARS-CoV-2. Una existencia libre de virus —en cierto modo alienígenas— es impensable. Conviviremos con ellos.

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Elon Musk, además de fabricar coches eléctricos, posee una empresa de cohetes que podrían utilizarse en la búsqueda de otros mundos en una huida cosmológica para afrontar la eventual destrucción de nuestro hábitat en la Tierra. Además, cree que puede ser un buen negocio. Aventura que quizás a finales de esta década se podrían enviar astronautas a Marte en un viaje ida y vuelta de dos años y medio. Sueños extraterrestres para aliviar el pesimismo reinante en tiempos de claustrofobia. Apasionante aventura: saber si hay vida en algún otro lugar del inmenso universo, y si la hay, si es inteligente. Arthur Clarke, escritor de ciencia ficción, explicó que “existen dos posibilidades, que la haya o que no. Las dos son igualmente aterradoras”.

Les recomiendo la lectura de Extraterrestre: La Humanidad ante el primer signo de vida inteligente más allá de la Tierra, de Avi Loeb (Planeta). Director del departamento de Astronomía de Harvard, explica la sorprendente aparición, en 2017, cruzando el plano orbital del sistema solar, de Oumuamua, en principio, una errabunda roca espacial, pero que por su extraordinaria velocidad y cambios de rumbo hizo pensar que pudiera ser una nave extraterrestre producto de una civilización inteligente. ¿Procedente de otros mundos que dejarían muy atrás al Nuevo Mundo? Loeb se pregunta ¿por qué no? Claro que si una nave extraterrestre se hubiera situado en la vertical de Washington el día de Reyes, habría detectado que en la Tierra no había vida inteligente y dado la vuelta. Lástima. fgbasterra@gmail.com

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