Gisèle Pelicot y el cuento de nunca acabar
No hay nada que proteja a las mujeres en una cultura que ha normalizado el abuso sexual a base de medias sonrisas, bromas obscenas y silencios cómplices
No hay nada que proteja a las mujeres en una cultura que ha normalizado el abuso sexual a base de medias sonrisas, bromas obscenas y silencios cómplices
La víctima vuelve a declarar en la causa que enjuicia a quienes la violaron durante años mientras estaba drogada: “El violador también puede estar dentro de tu familia, de tus amigos”
Al informar de agresiones sexuales se plantea la duda de si es necesario detallar los hechos
La reconocida abogada Gisèle Halimi abrió el camino a un cambio en la ley para las agresiones e hizo que cambiara la percepción social y política de la violencia sexual al negarse a un juicio a puerta cerrada
Lo que saca a relucir el juicio de Gisèle es aterrador: no hay muchas cosas que permitan distinguir a un violador de otros hombres. ¿En qué consisten esas “no muchas cosas”? ¿Quién va a querer responder a la pregunta?
Pudiendo haberse refugiado en el anonimato para sobrevivir a la barbarie, ha querido enfrentarse a ella con la cabeza alta y la cara al aire para que, de una vez por todas, quienes se avergüencen sean los verdugos y no las víctimas
Los lectores escriben sobre el juicio en Francia de Dominique Pélicot, la nueva ley de ELA, los duelos, el periodismo de declaraciones, y sobre el aumento de los retoques estéticos entre las adolescentes
La víctima de las violaciones estalla y asegura sentirse humillada por algunas de las preguntas y declaraciones el día que el tribunal también escuchó a Jean Pierre Maréchal, discípulo de Pélicot
El hombre que drogó a su mujer durante una década para que más de 50 hombres pudieran violarla en estado inconsciente declara ante el juez
El hombre que drogó durante años a su mujer para que decenas de hombres la violasen vivía en un pueblo de la Provenza, un retrato de la normalidad en la que transcurrió el horror. El juicio se ha convertido en un laboratorio de reflexiones
Jean-Pierre Maréchal rechazó participar en las violaciones de Gisèle, pero fue instruido por el agresor para utilizar el mismo método con su esposa, a la que ambos violaron y fotografiaron hasta 12 veces
El hombre que durante una década drogó a su mujer y la ofreció a decenas de hombres para que la violasen, cuya declaración prevista para hoy se ha aplazado por enfermedad, está imputado por violar a otras dos mujeres y es, según los forenses, “altamente peligroso”
La actitud en el juicio de la francesa que fue drogada por su marido durante 10 años y violada por 51 hombres cuando estaba inconsciente, convierte el proceso en una bandera de la lucha contra las agresiones sexuales y la sumisión química
La mujer a quien su marido drogaba para que otros hombres la violaran cuenta cómo se enteró de lo sucedido y por qué testifica en público: “Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quizás nunca serán reconocidas como víctimas”
La ley francesa es muy estricta respecto a la posibilidad de tomar fotografías y grabar los procesos: las partes deben dar su consentimiento y solo pueden difundirse, en algunos supuestos, una vez terminado el juicio
La víctima, a la que su pareja durante una década drogaba sin su conocimiento para que pudieran abusar de ella y filmar las escenas, pidió un juicio público y acude a las vistas con el rostro descubierto
El principal acusado, de 71 años y padre de tres hijos, drogó durante nueve años a la mujer con la que estuvo casado cinco décadas y anunciaba en un foro de citas la posibilidad de agredirla sexualmente en su propia casa