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Ciudad de México, escenario de venganza, sangre y tortura en la nueva entrega de ‘Saw’

La franquicia de terror estadounidense, que para esta versión cuenta con un importante elenco mexicano, retorna con su décima parte para adentrarse aún más en la mente del asesino en serie Jigsaw

Saw X
Un fotograma de Saw X' en el que aparece Paulette Hernández en el papel de Valentina.Lionsgate
Andrés Rodríguez

Leigh Whannell era un guionista que no se encontraba contento con el trabajo que hacía y comenzó a sufrir de migrañas. Estaba convencido de que podía tratarse de un tumor cerebral y acudió a un neurólogo por una resonancia magnética. Sentado en el consultorio pensó, ¿qué pasaría si recibieras la noticia que tienes un tumor cerebral y vas a morir pronto? ¿Cómo reaccionarías ante eso? Esa elucubración lo llevó a crear el personaje de John Kramer, un sociópata, enfermo de cáncer, al que el resentimiento y un desmesurado apego a la vida lo convierten en un juez, jurado y verdugo inmisericorde, que permite decidir a sus víctimas sobre sus vidas y las de otros a través de juegos retorcidos.

Whannel junto a James Wan, colega y director de cine, pensaron más allá. Ambos ávidos consumidores de cine de terror, se les ocurrió comenzar una película con dos hombres encadenados en un baño, con un cadáver en medio y sin saber qué diablos había pasado; con los hilos de Kramer por detrás de esa puesta en escena para que decidan su destino. Así nació Saw o El juego del miedo en 2004. Bien recibida en Sundance y en el Festival de Cine de Toronto, con un presupuesto de apenas 1 millón de dólares, Lionsgate apostó por esta nueva propuesta y obtuvo más de 100 en taquilla.

Saw X
Un fotograma de la cinta muestra un exterior nocturno de Ciudad de México.Lionsgate

Nueve secuelas después, mil millones de dólares de recaudación y con una nueva entrega, la décima, tras más de siete años, la franquicia retorna esta vez a Ciudad de México como escenario para dar rienda suelta a la venganza y a los juegos de sangre y tortura de Kramer, mejor conocido como el asesino en serie Jigsaw.

Saw X se sitúa entre los acontecimientos sucedidos en Saw (2004) y Saw II (2005), John Kramer (Tobin Bell), desesperado y enfermo, viaja a México para someterse a un tratamiento experimental y muy arriesgado con la esperanza de curar su cáncer mortal. Sin embargo, toda la operación resulta ser un fraude para engañar a aquellos más vulnerables. Lleno de rabia y con un nuevo y escabroso propósito, sus nuevas víctimas se enfrentarán a las trampas más ingeniosas, mortales y tortuosas en un visceral y despiadado juego.

Las actrices Renata Vaca, Paulette Hernández y los actores Octavio Hinojosa y Joshua Okamoto forman parte del elenco mexicano que tratará de sobrevivir a los juegos que Jigsaw tiene preparado en la capital de la República. Kevin Greutert, quien fue el editor de seis películas de la saga, además de dirigir Saw VI y Saw VII 3D —aparte de esta última entrega—, cuenta que inicialmente la idea original del guion era que se filmara en Praga y Bulgaria, pero que a fin de cuentas México fue una “gran elección” y que no podría imaginarse otra versión de la cinta sin actores mexicanos.

Saw X
Renata Vaca en el papel de Gabriela.Alexandro Bolaños Escamilla (Lionsgate)

“Hay tal mitología, la ciudad es tan asombrosa, y no podemos hablar lo suficiente sobre ella. Hay algo de espeluznante en ella, cierta historia, funcionó absolutamente para nosotros. Estoy seguro que todos lo saben, pero es la primera vez que decimos dónde estamos en una película [en la saga]. Y realmente nos apoyamos en eso”, afirma Greutert.

Renata Vaca, de 24 años y que también se dedica a la música, cuenta que tenía 9 años, la primera vez que vio Saw. Fue en EE UU a través de un familiar, su tío, aficionado al terror. Lo que le llamó la atención fue Billy, el títere, el avatar de Jigsaw en la saga. “Mi tío me dijo, güey, Jalisco no te rajes’. Entonces la vimos y yo tenía mucho miedo. Pero mira, es fuerte y ahora aquí estamos”. La actriz, que próximamente se la podrá ver compartir cartel con Yalitza Aparicio y Diego Calva en Midnight Family, destaca que el filme es un viaje al México de hace 20 años, que se ve en detalles como la vestimenta o los taxis color verde y blanco de antes. “Tuve que ponerme a investigar para la caracterización. Está bien padre porque te vas a sentir como en México en los 2000”, afirma.

Saw X
Joshua Okamoto en el papel de Diego.Lionsgate

Okamoto, que estuvo en la segunda parte de Sexo, pudor y lágrimas y que trae proyectos entre manos con Netflix y HBO Max, admite que antes de ser elegido para la película no había tenido la oportunidad de verla. Sin embargo, sí recuerda el afiche promocional de Saw y cómo se ilustraba: era un pedazo de pantorrilla con un pie y un fragmento de una mano. “Me dio mucho pánico ver el póster y me dejó una sensación muy poco agradable en el pecho y en el estómago”, recuerda.

Si bien la primera película comenzó con toques de gore y, según distintos especialistas, posteriormente fue evolucionando hacia el torture porn (tortura pornográfica), porque usa la violencia para excitar al público como si viviese un acto sexual. México se convierte en un personaje más e influye en distintos aspectos de la narrativa en Saw X.

“Uno de los grandes aciertos de esta última entrega es que logran retratar a México como un personaje más. Se siente la ciudad de fondo, las texturas, los colores. Somos no solo un país, sino que hay una cultura muy folclórica, desde los rituales aztecas que con algunos elementos se cuelan naturalmente en la trama. En las trampas también de repente hay referencias, digamos mitológicas, que forman parte de las leyendas urbanas, la iconografía, pruebas cpm influencias prehispánicas”, explica Okamoto.

Saw X
Octavio Hinojosa en el papel de Mateo.Lionsgate

A excepción de Octavio Hinojosa, ninguno de sus otros coprotagonistas había estado antes en una película de terror. Los tres coinciden en que el mayor reto para esta película fue sostener emociones al límite durante las 12 horas que duraba el llamado. “Eso es gritar, correr, sudar, hiperventilarse. Lo más difícil fue sostener esos estados”, afirma Okamoto y Vaca lo secunda: “tienes que estar ahí presente con todos los poros, con todas las partes de tu cuerpo, muy abiertos a lo que pasa en el momento, porque a veces lo que pasa supera lo que uno había pensado”.

“Era como hacer teatro, como estar todo el tiempo ahí, que te estén viendo todo el tiempo. Era muy cansado, muy agotador. Cuando las emociones pasan por el cuerpo se vuelven reales. Hay una parte de ti que te dice estoy en la ficción, pero sí te alteras. Sí te asustas. Sí lloras y sí lo vives. Eso es muy muy desgastante, pero los actores somos un poquito masoquistas, disfrutamos estar en el límite de las emociones y al finalizar un llamado, cuando haces las cosas bien dices: ‘Muy bien, se logró. Qué rico”, finaliza Hinojosa.

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Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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