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‘Burnout’ parental: cómo lidiar con el agotamiento en la crianza de los hijos

Algunos progenitores sufren estrés crónico porque nunca se priorizan ni encuentran su propio espacio para descansar. Esto les provoca un estado permanente de insatisfacción y cansancio que deteriora el vínculo familiar

Los padres y madres deben asumir que no son perfectos y que es suficiente con hacerlo lo mejor posible.
Los padres y madres deben asumir que no son perfectos y que es suficiente con hacerlo lo mejor posible.Natalia Lebedinskaia (Getty Images)

El día a día con los hijos desgasta y exige mucha energía. Tanto es así, que se ha identificado un síndrome específico para designar esta situación: síndrome de Burnout o de los padres quemados, que proviene de un término inglés que hace referencia a estar quemado y saturado. Esta situación tiene su origen en una actitud que no contempla las propias necesidades, como el descanso. “Llega un momento en que estos padres no pueden regular su estado emocional, anímico y físico por un exceso de carga cronificada y de una intensidad, que no pueden resolver en el día a día”, explica Tristana Suárez, psicóloga.

La persona con este síndrome entra en una dinámica en la que no puede descansar o gratificarse. “Se acumula un estado de fatiga, de cansancio y de no poder con la vida, que tiene que ver con el exceso de carga de responsabilidad”, describe Suárez. Esta experta considera que la crianza se convierte para estos progenitores en un sobreesfuerzo: “Acaban por percibirla como un área de la vida con muy poca gratificación, que se considera como hostil y se vive constantemente como algo que exige, pero que no suma ni aporta”.

Hay diferentes causas que pueden convertir a los progenitores en víctimas del síndrome de los padres quemados. “La carga de trabajo fuera de casa, como en el caso del pluriempleo”, prosigue, “porque se llega muy cansado al hogar y ya no se tiene la energía suficiente para dedicar a los niños, que requieren presencia y no solo cuidados básicos, como el baño o la cena”. En estos casos, la conciliación familiar se hace muy difícil y va en detrimento de la relación con los hijos. Para esta experta, se genera un efecto acumulativo, que cada vez crea más frustración, al igual que sucede cuando hay otras circunstancias, como los problemas económicos, la falta de apoyo, la ausencia de red social o dificultades extraordinarias, como una enfermedad del niño.

Cómo es un progenitor con síndrome de Burnout

Los padres con burnout tienen determinados síntomas. “Estado de fatiga, irritabilidad, poca paciencia, cansancio constante o problemas de sueño, lo que repercute en un deterioro de la relación con sus hijos”, continúa Tristana Suárez. Pero, ¿cómo afecta a los hijos que los padres tengan este síndrome? “El niño tiene menos aguante porque hay menos presencia”, continúa, “se ponen más demandantes y guerreros, porque intentan obtener de los padres lo que necesitan, pero que no les pueden dar”. Esta experta advierte que estos niños pueden adoptar otro tipo de actitudes: “Ser excesivamente obedientes o estar muy adaptados y ser sumisos, porque captan que no se puede pedir más a sus padres, ya que no obtendrán resultados, por lo que se acaban por apagar”.

Los expertos aconsejan evitar los sentimientos de culpa por darse espacio y entender que el descanso no implica egoísmo, sino que es la forma de recuperarse.
Los expertos aconsejan evitar los sentimientos de culpa por darse espacio y entender que el descanso no implica egoísmo, sino que es la forma de recuperarse. Yellow Dog Productions (Getty Images)

¿Qué puede hacer un padre agotado?

Hay ciertas pautas que pueden ayudar a los progenitores que tienen este síndrome a gestionar su situación, como las que menciona Darío Fernández, médico de familia, puericultor y psicólogo clínico:

¿Existe un perfil de progenitores que pueden ser más susceptibles para ser candidatos al síndrome de los padres quemados? “Hay rasgos de personalidad que predisponen a tenerlo, como quienes minimizan sus éxitos y magnifican sus fracasos, porque son muy perfeccionistas y exigentes consigo mismos, porque consideran que nunca está nada bien del todo”, describe Fernández.

Estos padres y madres suelen tener la autoestima baja. “Interpretan sus fracasos como algo personal sin tener en cuenta que hay circunstancias externas que no pueden controlar y se sienten poco eficaces en su área laboral, además de culpables por no rendir lo suficiente”, añade.

Por lo general, son personas que tienen dificultades para poner límites. Según explica el experto, les cuesta dar un no por respuesta y tienen escasas habilidades para gestionar sus emociones. El proceso por el que un progenitor entra en la dinámica del síndrome de Burnout pasa por varias fases. “No se llega repentinamente, sino que hay un recorrido que pasa por un abordaje entusiasta de la paternidad”, continúa Fernández, “un momento en que se siente que no se controla la situación, la frustración debido a ello y la sensación de indefensión, de apatía y de distanciamiento emocional”.

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