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Biden anuncia por sorpresa un viaje a la frontera con México el mismo día que Trump

La visita de este jueves de los dos probables candidatos de las presidenciales muestra la importancia que la inmigración ha cobrado en la campaña

Joe Biden habla con oficiales de la patrulla fronteriza en El Paso (Texas), en enero de 2023.
Joe Biden habla con oficiales de la patrulla fronteriza en El Paso (Texas), en enero de 2023.KEVIN LAMARQUE (REUTERS)
Miguel Jiménez

La inmigración ha desplazado a la economía como el tema estrella de la confrontación política entre republicanos y demócratas. A poco más de ocho meses de las elecciones presidenciales de 2024, los dos probables candidatos de dichos comicios coincidirán este jueves en la frontera con México. El expresidente Donald Trump acude a Eagle Pass (Texas) a denunciar lo que viene calificando de “invasión” de inmigrantes. El actual mandatario, Joe Biden, irá a unos 500 kilómetros de distancia, a Brownsville, también en Texas, junto al golfo de México, a denunciar que los republicanos boicotean sus propuestas para asegurar la frontera con tal de culparle.

Para Biden será su segunda visita a la frontera como presidente, pues fue a El Paso en enero del año pasado. La Casa Blanca ha anunciado el viaje este lunes después de que difundiera su agenda semanal el domingo sin que figurase esa previsión. Lo ha hecho después de publicarse informaciones sobre la visita de Trump de este mismo jueves. Aun así, Biden ha dado a entender que se ha tratado de una casualidad: “Lo planeé para el jueves, lo que no sabía es que mi buen amigo aparentemente va a ir”, ha dicho, en referencia a Trump, al ser preguntado en una heladería de Nueva York en la que ha parado este lunes tras conceder una entrevista televisiva.

“El jueves, como todos ustedes saben, el presidente Biden viajará a Brownsville, Texas, para reunirse con agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, fuerzas del orden y dirigentes locales”, ha dicho este lunes la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. “Hablará de la urgente necesidad de aprobar el acuerdo bipartidista del Senado sobre seguridad fronteriza, el conjunto de reformas más duras y justas para asegurar la frontera en décadas”, ha añadido. Es una de las zonas calientes de cruces irregulares de la frontera.

Las presiones de Trump han hecho descarrilar un proyecto de ley que incluía ayuda a Ucrania y a Israel, pero también reformas para frenar la inmigración ilegal en la frontera con México, que ha batido récords durante la presidencia de Biden. Las medidas para la frontera eran una exigencia republicana para dar luz verde a la ayuda a Ucrania e Israel, pero a la hora de la verdad, han preferido dar un paso atrás y seguir usando el flujo migratorio como arma electoral.

Por eso, Biden según Jean-Pierre, “reiterará sus llamamientos a los congresistas republicanos para que dejen de hacer política y aporten la financiación necesaria para aumentar el número de agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, más funcionarios de asilo, tecnología de detección de fentanilo y mucho más”, ha dicho este lunes.

Biden está analizando la posibilidad de aprobar un decreto con algunas medidas para dificultar el paso de inmigrantes o facilitar su expulsión. A preguntas de los periodistas, la portavoz de la Casa Blanca no ha querido anticipar ni el contenido ni el calendario de la posible firma de esa hipotética orden ejecutiva. “No tengo nada que decir en este momento. Tendremos más que compartir a medida que nos acerquemos al jueves”, ha contestado.

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Entre las medidas que está estudiando el equipo de Biden figura la de invocar las facultades previstas en la Sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad, que otorga al presidente un amplio margen de maniobra para bloquear la entrada de determinados inmigrantes si ello fuera “perjudicial” para el interés nacional. Pero si no se modifica la ley, cualquier decreto contra los cruces fronterizos será probablemente impugnado ante los tribunales.

Trump recurrió repetidamente a esa norma durante su mandato, incluida su controvertida prohibición de entrada a viajeros procedentes de países de mayoría musulmana, que Biden revocó nada más tomar posesión. Ahora se analiza si se puede aplicar al superarse cierto número de cruces ilegales, en línea con lo que incluía una disposición de la ley propuesta. Esa norma habría activado la repatriación inmediata de migrantes al superarse los 5.000 cruces ilegales diarios de media en un periodo de cinco días.

Jean-Pierre ha insistido en que ningún decreto podrá conseguir lo que conseguiría esa ley que estuvieron negociando republicanos y demócratas y que, antes de las presiones de Trump, contaba con apoyo suficiente para salir adelante. “Creemos que los republicanos deberían quitarse de en medio, no politizar esto. Este es un asunto que preocupa al pueblo americano, a la mayoría del pueblo americano”, ha dicho. Los demócratas tratan de devolver como un bumerán las acusaciones sobre la frontera y la inmigración. “Fue el acuerdo más duro y justo que hemos visto. Y si se hubiera convertido en ley, habría marcado la diferencia”, ha asegurado

Biden va a escuchar directamente a los agentes de las patrullas de la frontera, ha asegurado la portavoz, que no ha querido aclarar si también se reunirá con inmigrantes. Los agentes, ha dicho, “han estado haciendo todo lo posible para asegurar la frontera con los recursos que tienen”, pero “necesitan más”.

La política de Biden de tratar de abrir vías legales de migración ordenada a Estados Unidos mientras endurece los castigos contra las vías ilegales no han frenado el flujo de inmigrantes sin papeles hacia Estados Unidos. La legislación permite a los inmigrantes solicitar asilo, independientemente de cómo lleguen, y llegan en tal cuantía que desborda la capacidad de un sistema de inmigración infrafinanciado. Eso permite en la práctica que los inmigrantes se instalen mientras sus casos se demoran durante años.

Las detenciones por cruces ilegales se redujeron a la mitad en enero, pero en diciembre se registraron máximos históricos.

Trump, que ya hizo de la inmigración el eje de su campaña en las elecciones de 2016, acude a Eagle Pass, que se ha convertido en el epicentro de una dura batalla, con implicaciones constitucionales, que enfrenta al Gobierno federal con el de Texas por el control de la inmigración. Allí llegó este mismo mes una caravana de seguidores del expresidente en apoyo del gobernador, Gregg Abott, que ha desafiado a Washington en su intento de arrancar el control migratorio a las autoridades federales.

Trump vuelve a hablar de los inmigrantes una y otra vez en sus mítines, a veces de forma algo inconexa o con mentiras. “Vienen de todas partes: de Sudamérica, de Asia y de África. Atacan a los policías en Times Square [en Nueva York] y a la buena gente de Carolina del Sur que va de visita a Washington, donde las columnas de mármol de los monumentos están llenas de grafitis”, dijo hace unos días en Carolina del Sur, faltando a la verdad. “Es una locura”, añadió.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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