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La negativa de los liberales holandeses a entrar en un Gobierno con el ultra Wilders complica la formación de una nueva coalición

Tras perder una decena de escaños, los conservadores del VVD, que han gobernado durante más de una década, optan por apoyar desde fuera al radical Partido por la Libertad, ganador de los comicios

Geert Wilders
Geert Wilders, ganador de las elecciones generales de Países Bajos, atiende a los medios tras una reunión con los líderes de los partidos en el Parlamento, este viernes en La Haya.SEM VAN DER WAL (EFE)
Isabel Ferrer

Los liberales de derecha (VVD), que han gobernado sin interrupciones en Países Bajos durante los últimos 13 años, no quieren participar en el próximo Ejecutivo. Quedaron en tercer lugar en las elecciones legislativas del pasado miércoles, ganadas por el ultraderechista Geert Wilders, y prefieren apoyar desde fuera al nuevo Gabinete que este trata de formar. Dilan Yesilgöz, la líder liberal, ha asegurado su respaldo a “propuestas constructivas” de los ultras, pero para sorpresa de muchos, ha subrayado que lo hará “sin estar en el Gobierno”. La decisión del VVD complica la formación de una coalición de gobierno encabezada por Wilders. Además, otro de sus posibles socios, Nuevo Contrato Social, no ha sido claro en su apoyo, ya que su líder, el antiguo democristiano Pieter Omtzigt, ha afirmado que la situación es “muy difícil”, sin concretar si baraja entrar en una coalición con Wilders y su Partido por la Libertad (PVV). Este viernes han arrancado las conversaciones con el nombramiento de la figura del intermediario, un senador encargado de sondear a los partidos para establecer si hay puntos en común para negociar una coalición.

Sobre el papel, el VVD no ha salido mal parado de los comicios: está en tercer lugar, por detrás de Wilders (37 escaños) y de la alianza de ecologistas y socialdemócratas (GroenLinks-PvdA), que suman 25. Visto más de cerca, los 24 votos en las manos de Yesilgöz suponen una pérdida de 10 diputados con respecto a las elecciones de 2021. Wilders, por el contrario, ha más que duplicado su fuerza, pues tenía solo 16 escaños hasta el miércoles. “No vamos a darle la espalda a nuestros electores, pero los grandes ganadores han sido Wilders y Omtzigt [con 20 escaños en sus primeras elecciones]”, ha afirmado la líder conservadora para explicar su postura, poco antes de la reunión convocada por la presidencia del Congreso con todos los partidos. “Hemos perdido casi un tercio de nuestros diputados; es una señal por parte del votante. Haremos posible un Gabinete de centroderecha, pero desde un papel distinto”, ha insistido Yesilgöz.

Tanto Wilders como Omtzigt, y también Caroline van der Plas, jefa del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), se han quedado de una pieza con la decisión del VVD. Un acuerdo de estas cuatro formaciones permitiría crear una coalición con mayoría parlamentaria, ya que juntos sumarían 88 de los 150 escaños. Los dirigentes de los partidos han reaccionado de inmediato a la negativa del VVD. “De esta manera, acordar la coalición puede durar meses. Yesilgöz no ha facilitado las cosas para los votantes”, ha declarado Wilders. “El VVD provocó la caída del Gobierno anterior por culpa de las diferencias en las leyes de asilo, y ahora que pueden hablar de esto con Wilders, se retiran”, ha criticado Omtzigt. Por su parte, a Caroline van der Plas le ha parecido “prematuro” que el VVD tome decisiones de tanto peso antes de que se hayan pronunciado los demás partidos.

La decisión de apoyar a un Gobierno sin entrar en él no es una novedad en el panorama político holandés. Entre 2010 y 2012, en el primer Gobierno liderado por Mark Rutte (del propio VVD); Geert Wilders dio su apoyo desde el Parlamento. Se trataba entonces de una coalición, en minoría, con los democristianos y que cayó cuando el político de ultraderecha no quiso refrendar los ajustes para hacer frente a la crisis financiera. La diferencia ahora es que Wilders puede apoyarse en los 16 senadores del partido agrario. Si formase finalmente un Ejecutivo sin mayoría, con ellos, al menos, le sería más fácil pasar nuevas leyes en el Senado. Las conversaciones no han hecho más que empezar.

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