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Qatar negocia una pausa en la guerra en Gaza a cambio de la liberación de algunos rehenes

El G-7 pide paréntesis humanitarios, aunque no un alto el fuego, que faciliten la entrada de ayuda en la Franja a cambio de la libertad de algunos de los más de 240 secuestrados

War Israel Gaza
Una mujer sostiene una foto de dos rehenes que fueron secuestrados por Hamás, el martes en Tel Aviv.Amir Levy (Getty Images)
Luis de Vega (enviado especial)

La liberación de un grupo de rehenes de los 240 que secuestró Hamás el pasado 7 de octubre a cambio de algún tipo de alivio en la ofensiva israelí sobre Gaza comienza a concretarse. Tras 33 días de cautiverio, la mediación de Qatar con la organización islamista que gobierna Gaza y los contactos con Estados Unidos y Egipto están a punto de dar los frutos hasta ahora más sólidos con la puesta en libertad de entre 10 y 15 retenidos, señalan las agencias France Presse y Reuters. El acuerdo podría llegar incluso este jueves, según el diario israelí Haaretz.

A cambio, Israel tendría que suspender sus ataques sobre la Franja durante un periodo de entre uno y tres días. “Hemos recorrido un largo camino. Todavía no hemos llegado a la meta, pero a diferencia de las conversaciones anteriores, hay optimismo”, apuntó una fuente de las negociaciones al diario israelí, que añade el dato de que la mitad de los liberados tendrán pasaporte estadounidense. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se refirió a las informaciones en torno a un posible acuerdo como “rumores” e insistió en que no habrá alto el fuego sin liberación de rehenes.

El objetivo es facilitar que entre de manera más fluida que hasta ahora la ayuda humanitaria en la Franja, gobernada por Hamás, a través de la frontera con Egipto y que, al mismo tiempo, Israel recupere a algunos de esos secuestrados. Hasta ahora se pensaba que entre ellos estaba el español Iván Illarramendi Saizar, que este miércoles fue dado por muerto. Por el momento Hamás solo ha liberado a cuatro mujeres (y una quinta, la militar Uri Magidish, fue rescatada por el ejército israelí).

Horas antes de las palabras de Netanyahu, pese a las profundas diferencias sobre cómo actuar ante la actual coyuntura bélica, los ministros de Exteriores del G-7 habían defendido desde Tokio esas “pausas humanitarias” y “corredores”. Pese a todo, ni Israel ni su principal aliado, Estados Unidos, apoyan la opción más ambiciosa de un alto el fuego, que quedó fuera de ese acuerdo conjunto. Ambos consideran que eso ayudaría al rearme de Hamás.

Mientras se desarrollan esas negociaciones, la guerra sigue su curso, con el norte de la Franja como centro de las hostilidades. Israel, que asegura haber destruido ya 130 túneles de Hamás, ha mostrado imágenes de miles de personas andando supuestamente en dirección sur a través de un corredor abierto durante cinco horas. Calcula que solo este miércoles han sido 50.000. Huyen empujadas por las amenazas y las advertencias del ejército, que combate, según el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, en el mismo “corazón” de Ciudad de Gaza, capital y principal bastión de la milicia fundamentalista.

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La Media Luna Roja Palestina denunció que el hospital de Al Quds, uno de los mayores de Gaza, ha empezado a reducir sus operaciones en un intento de racionalizar el escaso combustible del que dispone. Un convoy del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con material para distintos centros sanitarios, entre ellos el Al Quds, fue atacado el martes en la capital, denunció la propia organización. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo por su parte que el elevado número de civiles muertos, más de 10.500, según las autoridades de Gaza, significa que algo se está haciendo de manera “claramente incorrecta”, en una nueva crítica a la respuesta israelí a los ataques del 7 de octubre.

Sin concretar sus planes para el medio y el largo plazo, Netanyahu ha dicho que su deseo pasa por controlar la seguridad de Gaza de manera indefinida. Eso no supondría mantenerse dentro del enclave como hasta 2005, tiempos en los que se reflejan las declaraciones de algunos de los miembros más radicales del Gabinete ministerial. El responsable de la cartera de Educación, Yoav Kisch, entiende que no hay un statu quo inalterable y que podrían volver a ocupar Gaza con asentamientos como hasta ese año, según declaraciones a la radio del ejército. Por el momento, es la ministra de Protección de Medio Ambiente, Idit Silman, la que ha dado su visto bueno, tras la aprobación del Consejo Nacional de Planificación y Edificación, al establecimiento de una nueva comunidad llamada Hanon. Se levantará a siete kilómetros de la Franja y en el entorno donde Hamás cometió sus ataques, informa el diario Haaretz.

Unos jóvenes buscan supervivientes entre los escombros tras un bombardeo israelí, este miércoles en Jan Yunis.
Unos jóvenes buscan supervivientes entre los escombros tras un bombardeo israelí, este miércoles en Jan Yunis.MAHMUD HAMS (AFP)

El futuro de Gaza

Algo en lo que está de acuerdo gran parte de la comunidad internacional es que Hamás no puede seguir llevando las riendas de la Franja. El secretario de Estado de EE UU, Antony Blinken, dijo desde Tokio que será necesario un “periodo de transición” y reclama unidad a las diferentes facciones bajo la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Pide, a su vez, que el enclave no sea reocupado por Israel tras la guerra, que este país no reduzca el territorio de la Franja y que su población no sea desplazada. La solución, según el jefe de la diplomacia estadounidense, debe “incluir las voces y aspiraciones del pueblo palestino” y “un Gobierno liderado por los palestinos y Gaza unificada con Cisjordania bajo la Autoridad Palestina” además de tener en cuenta la reconstrucción de la Franja y la convivencia entre dos Estados.

El presidente palestino, Mahmud Abbas, se pronunció el domingo pasado por vez primera al respecto y, durante un encuentro con Blinken en Ramala, no descartó la implicación de la ANP en el futuro de Gaza si se alcanza una solución política que englobe también a Cisjordania y Jerusalén Este. El presidente estadounidense, Joe Biden, que conversó en lunes con Netanyahu, se mostró a favor de paréntesis humanitarios como los que reclama el G-7 (EE UU, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá y Japón, además de la participación de la UE).

Este grupo de países —los más desarrollados del mundo— advirtió a través de sus ministros de Exteriores también del peligro que supone la violencia de los colonos contra palestinos. En lo que va de año, los ataques han aumentado un 133% respecto al año anterior, según un informe de una veintena de organizaciones de derechos humanos palestinas aglutinadas en Al Haq, asentada desde 1979 en Ramala (capital de Cisjordania).

Netanyahu se reunió este miércoles en la Palestina ocupada con los responsables de los colonos, que en un número superior al medio millón ocupan principalmente colonias ilegales en Cisjordania. Dijo que hay un “puñado” de ellos que están actuando por su cuenta y que actuará contra ellos. No faltan las críticas por mantener ese encuentro antes que el previsto el viernes con los responsables de las comunidades atacadas por Hamás junto a Gaza el 7 de octubre, detonante de la actual guerra, cuando hubo unos 1.400 muertos. La oficina del primer ministro afirmó que Netanyahu ya ha mantenido algunas reuniones y conversaciones telefónicas con ellos a lo largo de estas semanas.

Una calle de Tulkarem (Cisjordania), el pasado domingo tras unos ataques del ejército israelí.
Una calle de Tulkarem (Cisjordania), el pasado domingo tras unos ataques del ejército israelí.Álvaro García

El G-7 reclama en su comunicado “apoyo a pausas humanitarias [en los bombardeos de Israel en Gaza] para facilitar la ayuda que se necesita con urgencia, el movimiento de civiles y la liberación de rehenes”. Sus ministros de Exteriores junto al alto representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, condenan el “aumento de la violencia de los colonos extremistas contra los palestinos”, algo “inaceptable” que “socava la seguridad en Cisjordania y amenaza las perspectivas de una paz duradera”, informa María R. Sahuquillo.

Pese a las diferencias entre los miembros del G-7 —el apoyo sin fisuras de Washington a Israel frente a las llamadas al alto el fuego de los países europeos—, los jefes de la diplomacia de este grupo de Estados han conseguido alumbrar un texto unánime en el que condenan los ataques “terroristas” de Hamás del 7 de octubre y defienden “el derecho de Israel a defenderse y defender a su población de acuerdo a la legalidad internacional para prevenir una repetición” del que está considerado el peor ataque de ese tipo en la historia de Israel. Al mismo tiempo llaman a “actuar con urgencia” para ayudar a los civiles atrapados en la Franja. En relación con la tensión en Oriente Próximo, la declaración de los ministros de Exteriores del G-7 también envía un mensaje a Irán, país al que insta a “abstenerse de ofrecer apoyo a Hamás y a llevar a cabo más actos que desestabilicen” la zona, y a “usar su influencia” para “reducir las tensiones regionales”.

Entre el primer día de la guerra y el lunes 6 de noviembre, murieron nueve palestinos, al menos uno de ellos un niño, y 62 resultaron heridos a manos de colonos que actúan armados y, con frecuencia, acompañados de miembros del ejército o personas uniformadas, denuncia el texto, al que se han unido una veintena de organizaciones palestinas más. En cuanto al número de muertos por actuaciones del ejército ascienden a 147, de los que 44 son niños, y unos 2.300 heridos, añade el informe. Los colonos, alerta Al Haq, se organizan a través de las redes sociales para impedir el trabajo de los palestinos en plena campaña de la recogida de la aceituna en los olivares. Se refiere al caso la muerte de Bilal Saleh, un agricultor de la localidad cisjordana de Sawiya el 28 de octubre por disparos de un colono, del que ya informó EL PAÍS.

Mientras, a la sombra de la actual guerra, el Parlamento de Israel aprobó el miércoles en segunda y tercera lectura una enmienda a la actual Ley Antiterrorista para combatir lo que las autoridades consideran consumo de “contenido terrorista”, especialmente relacionado con Hamás y Estado Islámico (ISIS, según sus siglas en inglés). Organizaciones de derechos humanos lo relacionan con un intento de restringir la libertad de expresión y de perseguir a la población árabe israelí, que supone un 20% del país.

Se trata de una de las medidas “más intrusivas y draconianas jamás aprobadas”, asegura en un comunicado la ONG israelí derechos humanos, que va a impugnarla. Añade que esa enmienda “invade el ámbito de los pensamientos y creencias personales y amplifica significativamente la vigilancia estatal del uso de las redes sociales”. El Tribunal Supremo rechazó por su parte también este miércoles las peticiones del partido Hadash y de Adalah contra la orden policial de prohibir las manifestaciones contra la operación militar en Gaza. Desde el 7 de octubre, cientos de personas han sido detenidas por publicar en redes sociales o por participar en marchas de protesta en solidaridad con las víctimas de Gaza.

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Sobre la firma

Luis de Vega (enviado especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.
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