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Aung Myo Min, ministro del gabinete en la sombra birmano: “Rusia está apoyando al régimen militar de Myanmar”

El representante del Gobierno que se considera como el legítimo del país califica de “pura propaganda” el indulto parcial a la Nobel Aung San Suu Kyi: “Nadie sabe dónde está ahora. Ni siquiera su hijo”

Aung Myo Min es un activista birmano de los derechos humanos. Actualmente es ministro de derechos humanos en el gabinete del Gobierno de Unidad Nacional y es el primer ministro abiertamente LGTBI en la historia del país. Debido a su posición política está amenazado de muerte.
Aung Myo Min es un activista birmano de los derechos humanos. Actualmente es ministro de derechos humanos en el gabinete del Gobierno de Unidad Nacional y es el primer ministro abiertamente LGTBI en la historia del país. Debido a su posición política está amenazado de muerte.Delmi Álvarez
Silvia Ayuso

Las formas suaves y la sonrisa casi perenne de Aung Myo Min, ministro de Derechos Humanos del Gobierno de Unidad Nacional (NUG, por sus siglas en inglés) de Myanmar, conducen al engaño. El histórico activista de derechos humanos ocupa un lugar clave en el gabinete que se proclama como el único legítimo, formado después de que una junta militar tomara el poder en la antigua Birmania el 1 de febrero de 2021. Desde que asumió su puesto en este gobierno en la sombra formado por los ganadores de las elecciones pisoteadas por los militares y que asegura que es reconocido en el 52% del país, buena parte de su trabajo ha sido denunciar por todo el mundo la represión violenta de la junta birmana y pedir ayuda y sanciones a la comunidad internacional.

Los militares golpistas, advierte en una entrevista con EL PAÍS, no ejercen solo la represión contra los líderes democráticamente elegidos, empezando por la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Myo Min asegura que la junta también arremete contra una población que se resiste a volver a estar bajo la bota militar, pero que se siente olvidada por una comunidad internacional más preocupada por conflictos como el de Ucrania que por Myanmar. Lo que muchos olvidan, lamenta

El histórico activista de derechos humanos de 57 años —casi todos luchando por la democracia de su país, y que es el primer ministro abiertamente gay en un gabinete birmano— lamenta que muchos olvidan el peligroso hilo conductor que une los dos conflictos: el apoyo de Moscú a la junta golpista birmana.

“La cuestión de Myanmar está relacionada con la UE y con países europeos porque el ejército de Myanmar tiene una fuerte relación con Moscú. Rusia no solo está invadiendo Ucrania, también está apoyando al régimen militar de Myanmar, proporcionándole aviones de combate y tecnología para matar a su propia gente”, explica durante una visita a Bruselas para hablar con representantes de la UE y pedirles sanciones más duras contra los militares. El ministro reclama también que Bruselas se plantee también un embargo al fuel para aviones de combate, que la junta usa contra la población.

Las cifras de la represión militar, sostiene, lo dicen todo: en los dos años y medio que han pasado desde que la junta, liderada por el general Min Aung Hlaing, tomara el poder, la cifra de asesinados por el régimen militar instaurado asciende a 8.000 personas. A ellas se unen, enumera, otros 60.000 detenidos, unos 90.000 hogares quemados y arrasados y dos millones de nuevos desplazados internos. “Hablamos de todo tipo de violencia contra civiles cometida por los militares: asesinatos, incendio de aldeas y ataques masivos contra las comunidades civiles mediante ataques aéreos; lo llamamos una campaña de terror desde el cielo. Esa es la situación actual”, resume, ya sin sonrisa, la situación de su país. Los golpistas tomaron el poder de Myanmar en febrero de 2021 con el falso pretexto de un fraude electoral en los comicios presidenciales celebrados tres meses antes del golpe, que habían vuelto a dar la victoria a la Liga Nacional Democrática (LND) de Suu Kyi.

En agosto, la junta militar anunció un indulto parcial de Aung San Suu Kyi, con lo que la sentencia oficial de prisión de la política de 78 años ha sido reducida de 33 a 21 años. Pura “propaganda”, afirma Myo Min, que alerta de que nadie sabe bien dónde se encuentra la líder de la LND en estos momentos ni cuál es su estado de salud.

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“Si la junta militar fuera sincera y tuviera buenas intenciones, para empezar no habría sido arrestada, porque no es ninguna criminal. Es la líder democrática y el ídolo del pueblo, un símbolo de la democracia en el país. Reducir su pena no es un gesto de buena voluntad, sino propaganda”, sostiene. No oculta tampoco su preocupación por la situación de la Nobel de la Paz. “Nadie sabe dónde está ahora. Ni siquiera su hijo, que ha hecho un llamamiento internacional para reclamar saber de ella. Hay mucha preocupación por su bienestar”.

Elecciones aplazadas

El anuncio de la reducción de la sentencia vino acompañado del de un aplazamiento de las prometidas elecciones. Unos comicios que, de todos modos, advierte Myo Min, carecían de legitimidad y garantías, por lo que el NUG no pensaba participar. “El ejército no tiene legitimidad para organizar elecciones, porque no son el cuerpo ejecutivo del país. El pueblo no confía en ellos, los odian, porque son una especie de criminales que están cometiendo todo tipo de crímenes contra la gente. Para nosotros son criminales, una especie de terroristas. Así que, ¿cómo vamos a confiar en ellos y participar en unas elecciones organizadas por un grupo terrorista?”, señala.

A pesar de que han recibido bastante “apoyo moral”, como lo define, de la comunidad internacional, falta aún un reconocimiento pleno del NUG de parte de esta. Tras una primera visita suya a Bruselas a finales del año pasado, el Parlamento Europeo aprobó una resolución reconociendo al gabinete en la sombra como “los únicos representantes legítimos de los deseos democráticos del pueblo de Myanmar”, de similar manera a como lo propuso también la ONU en un informe sobre la situación de derechos humanos en el país a comienzos de año. Desde el Servicio Exterior de la UE, dirigido por Josep Borrell, se recuerda que muchos Estados miembros tienen una posición formal de “reconocer Estados, no gobiernos” pero subraya a la vez que el NUG está considerado “uno de los actores clave para determinar el futuro” de Myanmar.

Aunque a Myo Min le gustaría una posición más clara, su objetivo principal en la visita que realizó esta semana a Bruselas ha sido otro: lograr “más acción” de la UE respecto de su país, sobre todo en lo que se refiere a imponer “sanciones económicas más fuertes” contra los militares y sus aliados. La oposición a la junta quiere sobre todo que se imponga un embargo al fuel para aviones de combate y a las empresas que lo comercializan, como ya ha hecho Estados Unidos, ya que afirma que los militares están atacando sobre todo por aire las zonas que no ha logrado controlar. También, subraya Myo Min, se deberían realizar “acciones legales más fuertes” contra el régimen militar.

“La situación en Myanmar no supone una amenaza solo para la región de ASEAN, es un desafío a la rendición de cuentas internacional por parte de una junta que comete todo tipo de crímenes, incluidos crímenes de guerra y contra la humanidad”, sostiene, apelando a la UE para que “use toda su influencia” para presionar al Consejo de Seguridad de la ONU para que pida más rendición de cuentas a los militares y se plantee llevar el caso ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya. “Si hay voluntad, hay una forma de hacerlo. Y la forma de hacerlo son acciones inmediatas, porque si los militares se quedan un solo día más en el poder, seguirán matando a más gente”.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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