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La junta militar de Níger mantiene su desafío y anuncia que se mantendrá tres años en el poder

El líder de los golpistas advierte de que “si se emprende una agresión contra nosotros, no será el paseo que algunos creen, se enfrentarán a 26 millones de nigerinos”

Niger
Manifestantes favorables a la junta militar se manifiestan en Niamey este domingo bajo un letrero en el que se puede leer "Dispuesto a morir por la Patria".ISSIFOU DJIBO (EFE)
José Naranjo

El general Abdourahamane Tchiani, líder de la junta militar golpista de Níger, anunció este sábado que pretende mantenerse en el poder durante un periodo de transición de tres años. De esta manera, los militares mantienen su desafío ante la amenaza de una intervención militar aprobada por la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) y advierten de que “si se emprende una agresión contra nosotros, no será el paseo que algunos creen. De hecho, se enfrentarán a 26 millones de nigerinos”, añadió. En paralelo, prosiguen los esfuerzos diplomáticos: una misión de la Cedeao logró reunirse en Niamey, la capital nigerina, tanto con propio general Tchiani como con el derrocado presidente Mohamed Bazoum.

La tensión y el ambiente prebélico siguen aumentando en Níger. Este domingo, miles de personas se manifestaron en Niamey para expresar su apoyo a la junta militar, el Consejo Nacional para la Protección de la Patria (CNSP, por sus siglas en francés), coreando eslóganes contra la intervención militar, la Cedeao y Francia. Asimismo, el sábado, miles de jóvenes acudieron al estadio nacional Seyni Kountché para inscribirse como voluntarios de apoyo a las Fuerzas Armadas, respondiendo así a la llamada de la junta militar, que les prometió una paga de 50.000 francos CFA (unos 75 euros).

El pasado viernes, los jefes de los ejércitos de la Cedeao aprobaron el plan operacional para una posible intervención militar en Níger y definieron el día exacto de la misma, aunque no lo revelaron, informó el comisario de Asuntos Políticos, Paz y Seguridad del organismo regional, Abdel-Fatau Musah, quien aseguró que pese a todo mantenían la puerta abierta al diálogo. En este sentido, una delegación de la Cedeao encabezada por Abdulsalami Abubakar, expresidente de Nigeria, fue recibida el sábado en el aeropuerto internacional de Niamey por el primer ministro de transición, Ali Mahaman Lamine Zeine. Posteriormente, dicha misión logró reunirse tanto con el general Tchiani como con el derrocado presidente Mohamed Bazoum, quien continúa retenido por los militares en condiciones precarias.

Ya por la noche, el líder golpista apareció en la televisión nacional para, en tono solemne, leer una declaración de unos 10 minutos. En dicho discurso, Tchiani aseguró que la intención de los militares no era “confiscar el poder” y que también seguían abiertos al diálogo, afirmando al mismo tiempo que la duración de la transición para devolver el poder a los civiles “no será superior a tres años”. Para ello, convocó un diálogo nacional inclusivo con los distintos actores políticos y sociales para que, en el plazo de un mes, formularan proposiciones concretas y “sentar las bases de una nueva vida constitucional”, según dijo. En este sentido, puso el acento en el “apoyo popular” que tuvo el golpe de Estado del pasado 26 de julio y acusó a Bazoum y su Gobierno de “impedir la alternancia democrática” mediante el “encarcelamiento y exilio de los opositores”.

Asimismo, atacó a la Cedeao por estar preparando “una agresión [contra Níger] en complicidad con una potencia extranjera, ajena a nuestro espacio comunitario y a nuestro continente”, en referencia a Francia. “Piensan que nos pueden imponer por la fuerza lo que es profundamente inaceptable y contrario a nuestros intereses vitales y a nuestros valores cardinales. Quieren aislar nuestro país en el momento que más necesidad tiene nuestro pueblo de la solidaridad comunitaria para hacer frente al terrorismo y la inseguridad. Parece que no han tenido en cuenta la amplitud del contragolpe que una agresión militar contra Níger tendría en toda la región”, añadió el líder golpista.

Por primera vez y a modo de advertencia a la Cedeao, Tchiani hizo referencia a la ayuda militar prometida por los regímenes militares de Guinea-Conakri, Malí y Burkina Faso, asegurando que “sería trágico enfrentarnos en una guerra contra nuestros hermanos de armas con quienes combatíamos ayer por la seguridad de nuestra región (…) ni el CNSP ni el pueblo nigerino quieren una guerra y seguimos abiertos al díálogo. Pero que se nos comprenda bien, si se emprende una agresión contra nosotros, no será el paseo que algunos creen. De hecho, se enfrentarán a 26 millones de nigerinos”.

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Sanciones “ilegales” e “inhumanas”

El general Tchiani dedicó buena parte de su alocución a denunciar las sanciones “ilegales” e “inhumanas” impuestas por la Cedeao a Níger el 30 de julio, que conllevaron la suspensión de toda transacción comercial con los países de este organismo regional, el cierre de fronteras y la congelación de los recursos financieros del país. Entre otras consecuencias, ya se nota una escalada de precios, problemas de aprovisionamiento de productos de primera necesidad alimentarios y farmacéuticos, ausencia de fondos en las arcas del Estado, que depende en gran medida de la ayuda exterior, así como frecuentes cortes de luz. “Esas sanciones no fueron pensadas desde una óptica de búsqueda de soluciones, sino para ponernos de rodillas y humillarnos”, añadió.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Argelia ha hecho público un comunicado en el que “rechaza profundamente que el recurso a la violencia haya primado sobre el camino hacia una solución política negociada en Níger”. El Gobierno argelino sigue creyendo en que dicha solución es aún posible y cree que “no se han recorrido todos los caminos que pueden conducir a ella y no se han agotado todas las posibilidades”, añade el comunicado. En este sentido, llama “a todas partes a la calma, a la sabiduría y a la razón”, teniendo en cuenta que “la historia de nuestra región nos enseña abundantemente que las intervenciones militares han traído más problemas que soluciones y han sido factores adicionales de confrontación y fractura más que fuentes de estabilidad y seguridad”.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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