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Macron suspende la visita de Estado a Alemania por los disturbios

Una multitud asiste al entierro de Nahel, el adolescente cuya muerte el martes por un disparo de un policía desencadenó las protestas

Una mujer se acercaba este sábado a un homenaje improvisado en una calle de Nanterre al adolescente Nahel M.Foto: SAM TARLING (EL PAÍS) | Vídeo: EPV

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado este sábado su decisión de suspender un viaje de Estado a Alemania a causa de los violentos disturbios que sacuden su país. El mandatario debía viajar el domingo a la nación vecina para una visita de tres días con el objetivo de relanzar el eje franco-alemán, pero Macron y su homólogo, Frank-Walter Steinmeier, acordaron aplazar a una fecha posterior la visita de Estado, en la que el mandatario francés también tenía previsto reunirse con el canciller alemán, Olaf Scholz. Tras meses de protestas contra la reforma de las pensiones, Francia afronta una nueva crisis desencadenada por la muerte el martes de Nahel M., un adolescente de 17 años, por disparos de un policía. Su funeral se celebró este sábado, en un primer momento en la intimidad y a puerta cerrada, y luego acompañado por una multitud, ya en el cementerio de la ciudad de Nanterre, en las afueras de París.

“Debido a la situación interna, el Presidente de la República indicó que deseaba permanecer en Francia en los próximos días. Los dos presidentes acordaron aplazar la visita a Alemania a una fecha posterior”, ha informado el Elíseo en un comunicado. Macron llegó el viernes a París tras abandonar antes de tiempo el Consejo Europeo en Bruselas. La decisión de aplazar ahora la visita a Berlín se tomó tras una conversación telefónica con Steinmeier, quien “se mostró plenamente comprensivo ante la situación” que atraviesa el país, según la presidencia alemana. Aún no se ha acordado una nueva fecha para esta visita de Estado, la primera que un presidente francés iba a efectuar a Alemania en 23 años. La anterior se remonta al año 2000 bajo la presidencia de Jacques Chirac.

No es la primera vez que la tensa situación que atraviesa Francia obliga a aplazar un viaje de Estado en los últimos meses. En marzo, Macron decidió postergar la visita a su país del rey británico Carlos III debido a las masivas movilizaciones y huelgas desatadas por la reforma de las pensiones. La ley, que aumenta la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, fue promulgada a mitad de abril. Esta semana, cuando el país parecía calmarse, la cólera estalló de nuevo después de que un video diera la vuelta al país. En las imágenes, se ve a un agente disparar contra el coche de gran cilindrada en el que viajaba el adolescente Nahel. Según muestra la grabación, los agentes dan el alto al automóvil, antes de inclinarse sobre la ventana del conductor, quien, en apariencia, rechaza obedecer sus órdenes y arranca, momento en el que uno de los policías abre fuego. Los hechos tuvieron lugar en Nanterre, una ciudad de 93.000 habitantes que forma parte de la banlieue parisiense, los empobrecidos extrarradios de las afueras de París, habitados mayoritariamente por los hijos y nietos de inmigrantes del Magreb y de África.

Desde entonces, la violencia se ha extendido por todo el país, con enfrentamientos y saqueos en ciudades como Marsella, Lyon, Nantes, Estrasburgo y Toulouse. El Ministerio del Interior elevó este sábado a 1.311 personas los detenidos en la cuarta noche de disturbios, la mayor cifra de arrestos desde que comenzó la violencia. Las autoridades desplegaron el viernes, según datos del Ministerio de Interior, 45.000 policías y gendarmes, 5.000 más que la noche anterior, y vehículos blindados para evitar nuevas escenas de pillaje. También se impusieron toques de queda en al menos tres localidades de la región parisiense.

Escenas de caos

Sin embargo, el refuerzo de la seguridad no ha logrado poner fin a las escenas de caos, omnipresentes en las televisiones locales: vehículos en llamas, lanzamientos de fuegos artificiales como proyectiles a la policía o incendios contra sucursales bancarias. La madrugada del sábado, 1.350 vehículos fueron incendiados o dañados, 234 edificios quemados o deteriorados y 79 policías y gendarmes resultaron heridos, según las autoridades. Aunque el Ministerio del Interior ha asegurado que la intensidad de las protestas ha disminuido, algunas ciudades se preparan para una nueva noche de tensiones.

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En Marsella, en el sur del país, la prefectura informó de que los transportes públicos dejarían de circular a partir de las seis de la tarde. Además, dos helicópteros y un avión de la policía sobrevolarán la ciudad toda la noche, recoge el diario Le Monde. Tanto el alcalde de esta ciudad como el de Lyon han pedido refuerzos policiales. La víspera, solo en Marsella, los enfrentamientos y saqueos terminaron con la detención de 95 personas. En Estrasburgo, los transportes dejaron de funcionar a las una de la tarde y las autoridades llamaron a los comerciantes a cerrar sus tiendas para evitar nuevos pillajes. En la región de París tampoco circulan los buses y tranvías a partir de las nueve de la noche, al igual que la jornada anterior.

Macron descarta por ahora, como le exigen la derecha y la extrema derecha, imponer el estado de emergencia. El Gobierno ha condenado la violencia y apuesta de momento por reforzar la seguridad. También ha hecho un llamamiento a la responsabilidad de los padres —en las protestas participan muchos adolescentes— y de las redes sociales, para que eliminen los mensajes que incitan a la violencia.

La muerte del joven Nahel ha desatado la mayor crisis en las periferias desde las tres semanas de disturbios que sacudieron el país en 2005. Mientras su funeral en Nanterre, donde vivía con su madre, congregaba a una gran multitud en el cementerio de la localidad, el agente de tráfico que lo disparó, de 38 años, continúa en prisión preventiva por homicidio voluntario.

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