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La muerte en Francia de un adolescente por disparos de la policía provoca indignación y disturbios en las calles

Naël, de 17 años, falleció durante un control policial en Nanterre, en las afueras de París. El agente responsable ha sido detenido e investigado por homicidio voluntario

Dos bomberos trataban de sofocar un fuego en un vehículo, este martes en Nanterre. Foto: ZAKARIA ABDELKAFI (AFP)
Marc Bassets

La muerte el martes de un adolescente de 17 años por los tiros de un policía cerca de París amenaza con encender las barriadas francesas. Después de una noche de disturbios en Nanterre, la ciudad donde ocurrieron los hechos, y en otros puntos de la región, las autoridades han desplegado 2.000 policías y gendarmes en previsión de nuevos altercados en la noche del miércoles al jueves. El presidente, Emmanuel Macron, ha exigido que se haga justicia y ha llamado a la calma.

El agente responsable de abrir fuego está detenido y se le investiga por homicidio voluntario. La muerte del joven Naël reabre el debate en Francia sobre la violencia de la policía. Su madre ha convocado una manifestación el jueves ante la Prefectura del departamento (provincia) de Hauts-de Seine.

El impacto de la muerte de Naël se debe en parte a que fue grabada en vídeo. En el vídeo se ve a dos agentes de circulación que ordenan parar a un vehículo Mercedes AMG de color amarillo en una calle de Nanterre, una localidad en los alrededores de París. Se inclinan sobre la ventana del conductor, quien, en apariencia, rechaza obedecerles y arranca. Uno de los agentes dispara. Segundos después, el coche se estrella contra una señal de tráfico. Se le intentó reanimar, pero falleció unos minutos más tarde. En el vehículo viajaban otros dos pasajeros: uno se encuentra en paradero desconocido; el otro, también menor de edad, fue detenido, según Le Monde.

Una ley aprobada en 2017 precisa las circunstancias en las que policías y gendarmes pueden hacer uso de sus armas. De entrada, pueden ser utilizadas solo “en caso de absoluta necesidad y de manera estrictamente proporcionada”. La norma añade: “Cuando [los agentes] no logran inmovilizar salvo a través del uso de las armas, vehículos, embarcaciones u otros medios de transporte, cuyos conductores no acatan la orden de detenerse y cuyos ocupantes son susceptibles de perpetrar, en la huida, atentados contra su vida o integridad física o la de los demás”.

“Nada, nada justifica la muerte de un joven”, ha dicho Macron desde Marsella, en el último día de una visita de tres días a esta ciudad. “Es necesario que haya afección y respeto por el joven Naël y su familia y allegados; calma para que se haga justicia y calma en general porque no necesitamos una conflagración y una situación que se degrade”.

Las fuerzas del orden detuvieron en la noche del martes al miércoles a 31 personas, 24 agentes resultaron heridos, se quemaron unos 40 vehículos y se incendió un edificio anexo del Ayuntamiento de Mantes-la-Jolie, cerca de París, según el ministro del Interior, Gérald Darmanin. Los disturbios se prolongaron durante la madrugada hasta las 3.30.

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Las imágenes de los disturbios han provocado estupefacción y cólera en un país donde, repetidamente, la policía es señalada por su uso excesivo de la fuerza. Son habituales también los incidentes en los controles policiales de carretera por desobediencia a la orden de detenerse. Cada año se registran en torno a 150 casos de uso de arma por parte de los agentes contra vehículos en movimiento.

El futbolista Kylian Mbappé escribió en la red social Twitter: “Me duele Francia. Una situación inaceptable. Todos mis pensamientos para la familia y los allegados de Naël, este pequeño ángel que se ha marchado demasiado pronto”. “Que una justicia digna de este nombre honre la memoria de este niño”, escribió el cineasta Omar Sy.

En Francia, las autoridades viven con el temor permanente de una repetición de los disturbios de 2005, cuando la muerte por electrocución en una central eléctrica de dos jóvenes perseguidos por la policía desencadenó una ola de protestas y altercados por todo el país. Y pusieron en mapa las discriminaciones de los jóvenes de las banlieues —el extrarradio urbano— y los fallos en el modelo para integrar a los hijos y nietos de inmigrantes del norte de África y el África subsahariana.

Desde Macron a sus ministros, todos multiplicaron las promesas de investigar el caso hasta el fondo y expresaron su total solidaridad con la familia de Naël. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha denunciado ante la Fiscalía a la organización France Police, que en un mensaje en Twitter escribió el mismo martes: “Bravo a los colegas que han abierto fuego sobre un criminal de 17 años”. Näel, según los abogados de la familia, no tenía antecedentes judiciales.

“Todos hemos visto estas imágenes extremadamente impactantes”, ha declarado el ministro Darmanin. “Tengo un pensamiento para él y su familia, y quiero decirles que en el Ministerio del Interior y la Policía Nacional queremos que se conozca toda la verdad sobre lo ocurrido y, respetando los tiempos de la justicia, lo antes posible”.

El líder de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon, valoró en Twitter: “¡Basta! ¡Estos asesinatos comprometen la autoridad del Estado! Esta policía debe ser refundada totalmente. Sus asesinos, castigados”. La jefe de la extrema derecha, Marine Le Pen, opinó: “Detrás de este acontecimiento dramático, está el problema de la autoridad de la policía: los policías ya no son respetados, no se les obedece, y vemos cómo se multiplica este tipo de indisciplinas que pueden tener consecuencias muy graves”.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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