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China concluye los ejercicios militares que simulan el cerco y bombardeo de Taiwán

Estados Unidos ha respondido con el envío de un destructor hacia una zona del mar del Sur de China reclamada por Pekín

Un buque de la fuerza naval del Ejército Popular de Liberación se dirige a la zona de ejercicios de bloqueo de Taiwán, en la isla Pingtan​, sureste de China, este lunes.Foto: GREG BAKER (AFP) | Vídeo: EPV
Guillermo Abril

China ha concluido este lunes los ejercicios militares con los que ha simulado durante tres días el bloqueo y bombardeo de Taiwán. El despliegue del Ejército Popular de Liberación (EPL), el ejército chino, ordenado el sábado como respuesta a la reciente visita a Estados Unidos de Tsai Ing-wen, presidenta de la isla autogobernada, ha “completado con éxito” su misión de rodear el enclave, según ha asegurado el Mando del Teatro Oriental del EPL, al frente de las operaciones.

En el teatro bélico han participado desde el sábado decenas de buques, cazas y bombarderos con presencia real apoyados desde la costa de China con el lanzamiento figurado de misiles. Entre los efectivos puestos a prueba se encuentra una de las joyas de la fuerza naval del gigante asiático, el portaaviones Shandong. Estados Unidos ha respondido con el envío de uno de sus destructores al entorno de las islas Spratly, donde ha navegado por una zona del mar del Sur de China reclamada por Pekín.

El ensayo bélico en torno a Taiwán, enclave que Pekín reclama como parte inalienable de su territorio y al que Estados Unidos surte de armas, ha concluido con tono triunfalista por parte de la República Popular. “Las tropas [...] están preparadas para el despliegue en todo momento y decididas a aplastar cualquier forma de secesión o independencia de Taiwán y de injerencia extranjera”, ha zanjado este lunes el coronel Shi Yi, portavoz del Mando del Teatro Oriental del EPL, a través de un comunicado. En este mensaje también anuncia el fin de unas maniobras que han puesto a prueba “la capacidad de las tropas para llevar a cabo operaciones conjuntas integradas en condiciones reales de combate”.

En las maniobras de la tercera jornada se han desplegado decenas de medios aéreos equipados con munición real —varios de ellos han despegado desde el portaaviones Shandong— y una flota de 17 barcos con los que Pekín ha buscado crear una situación de “cerco” por los cuatro puntos cardinales de la isla, según ha informado la televisión estatal CCTV. Desde el aire, bombarderos H-6K —con capacidad nuclear, según medios especializados— y cazas de combate han simulado ataques de precisión contra objetivos clave de Taiwán y sus alrededores, mientras, desde el mar, destructores y fragatas han fingido la persecución y asalto de buques de evacuación y ejecutado el bloqueo marítimo.

El despliegue ha ido acompañado de la difusión de numerosos vídeos de tono épico que muestran con música emotiva las hazañas aéreas y marítimas del EPL en los alrededores de Taiwán, subrayando la cercanía al enclave de las operaciones. Uno de los cortes difundido el domingo muestra una simulación animada del disparo coordinado de una miríada de misiles que explotan al impactar con la isla.

El Ministerio de Defensa taiwanés ha informado este lunes por la mañana (hora local) de la detección de 70 aviones y 11 buques chinos alrededor de la isla, y ha denunciado que 35 de las aeronaves han atravesado la línea media divisoria del Estrecho de Taiwán entre la China continental y el enclave. “Las unidades de defensa aérea de las Fuerzas Armadas de la República de China [nombre con el que se denomina Taiwán] se mantienen en alerta máxima”, ha añadido el citado ministerio en redes sociales. “Defenderemos nuestros cielos. Y nunca renunciaremos a nuestras creencias”. El comunicado ha sido publicado junto a diferentes imágenes de baterías antiaéreas, en una de las cuales se ve de fondo el rascacielos Taipéi 101, uno de los símbolos de la capital.

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Mientras, Estados Unidos ha enviado el destructor USS Milius hacia zonas del mar del Sur de China. El buque ha navegado cerca del arrecife Mischief, parte de las islas Spratley y ubicado a más de un millar de kilómetros de Taiwán. El arrecife es uno de los que Pekín ha convertido en los últimos años de forma artificial en un sistema de islotes que cuenta incluso con “aeropuerto y otras instalaciones”, según el mando militar estadounidense. China ha calificado la intrusión como “ilegal”, pero Washington considera que la travesía ha respetado las normas internacionales, dado que este tipo de construcciones artificiales “no dan derecho a mar territorial”, ha recogido la agencia Reuters. El episodio ha acabado sin incidentes.

La tercera y última jornada de juegos de guerra en torno a Taiwán ha ido también destinada a sacar toda la munición propagandística por parte de Pekín. Los medios oficiales han lanzado desde el sábado una batería de artículos para justificar el despliegue con colofón editorial este lunes. El Diario del Pueblo, órgano de propaganda del Partido Comunista, ha asegurado que Estados Unidos “ha estado utilizando a Taiwán como un peón para contener el desarrollo y progreso de China” y ha acusado a Washington de vulnerar el principio de “una sola China”.

Soldados taiwaneses manipulan artillería antiaérea cerca de Taipéi, mientras China realiza ejercicios militares.
Soldados taiwaneses manipulan artillería antiaérea cerca de Taipéi, mientras China realiza ejercicios militares.Ministerio de defensa de Taiwán (AFP)

“La cuestión de Taiwán surgió cuando China no era lo suficientemente fuerte como para culminar su reunificación nacional definitiva”, ha asegurado China Daily, medio también afiliado al Gobierno. “Con el aumento de la fuerza global de China, la reunificación es inevitable y la única cuestión es si se realizará pacíficamente o por la fuerza”.

Las duras palabras que los editoriales y artículos de opinión dedican a la presidenta taiwanesa y al gobernante Partido Progresista Democrático, de corte chinoescéptico, contrasta con el trato que ha recibido en los últimos días el expresidente taiwanés Ma Jing-yeou, del opositor Kuomintang, más próximo a Pekín. Mientras Tsai estaba en tránsito por Estados Unidos, Ma se convertía en el primer presidente o expresidente de Taiwán en visitar la República Popular desde el final de la guerra civil que dio lugar a la escisión en 1949. Ambos partidos se enfrentarán en las elecciones presidenciales taiwanesas previstas en enero de 2024, por lo que el mensaje de China indica hacia dónde van sus preferencias.

Pekín ha reiterado este lunes, por boca de un portavoz del Ministerio de Exteriores, que los ejercicios militares han sido una “seria advertencia” contra lo que considera una “provocación” por parte de las “fuerzas independentistas de Taiwán en colusión con fuerzas extranjeras”, es decir: Estados Unidos.

Para la República Popular, el encuentro la semana pasada en Los Ángeles de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, con el líder de la Cámara de Representantes estadounidense, Kevin McCarthy, tercera autoridad del país, ha supuesto cruzar una línea roja en el campo minado en que se han convertido las relaciones a tres bandas entre Pekín, Washington y Taipéi.

La isla democrática ejerce una independencia de facto, un hecho que choca frontalmente con los intereses de China, para la que la reunificación es una cuestión existencial. Pekín nunca ha renunciado al uso de la fuerza para lograr esta “misión histórica” y las líneas que el presidente chino, Xi Jinping, dedica en sus discursos a lo que considera una condición necesaria para el “rejuvenecimiento de la nación China” suele estar siempre entre las más aplaudidas por los cuadros del Partido.

Taiwán apenas goza ya del reconocimiento internacional de un puñado de países: solo 13, y ninguno de ellos de peso, a medida que las capitales han ido estableciendo desde hace décadas relaciones diplomáticas con la China comunista y aceptado el principio de Una sola China (y a Taiwán como parte de ese único Estado). Pero el enclave mantiene lazos oficiosos y económicos con numerosas capitales del mundo. Y tiene en Estados Unidos a su principal aliado.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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