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Alemania eleva el nivel de alerta ante la escasez de gas tras los recortes de suministro de Rusia

El ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, anuncia que el hidrocarburo se ha convertido “en un bien escaso” y pide a los alemanes que ahorren

Elena G. Sevillano
Robert Habeck
El ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, durante la rueda de prensa en Berlín.CHRISTIAN MANG (REUTERS)

Nueva escalada en la crisis energética. Alemania se prepara para un posible racionamiento del gas en caso de que se interrumpan completamente las entregas desde Rusia y en previsión de no poder llenar los depósitos antes de que llegue el otoño. El Gobierno alemán ha elevado este jueves a una segunda fase el nivel de alerta tras los recientes recortes en el suministro de gas ruso, que han reducido casi en dos tercios la cantidad de hidrocarburo que llega por el principal gasoducto que todavía está operativo, el Nord Stream 1. Los elevados precios del combustible en el mercado también han contribuido a la decisión.

Este segundo nivel ―solo hay uno más, el de emergencia― se activa cuando el Gobierno observa un riesgo alto de que el suministro de gas sea insuficiente a largo plazo y permite, por ejemplo, a las empresas subir los precios a los usuarios para reducir la demanda. Sin embargo, el ministro alemán de Economía y Clima, Robert Habeck, aseguró que de momento no se activará esa cláusula. La situación, en cualquier caso, es “grave” y el país debe prepararse. “Incluso si aún no lo notamos, estamos ante una crisis del gas”, dijo este jueves en una rueda de prensa en Berlín. De producirse, la emergencia afectaría a los consumidores dentro de unos meses, porque de momento el suministro está garantizado. “Tenemos que tomar precauciones ahora para estar preparados para el invierno”, advirtió Habeck. “El gas es a partir de ahora un bien escaso”, sentenció.

La disminución de los flujos de gas procedentes de su principal proveedor, Rusia, ya había provocado que la primera economía europea se encontrara en la fase 1 de su plan de emergencia desde finales de marzo. Pese a que Alemania ha conseguido reducir su dependencia del gas ruso muy rápido, del 55% de antes de la invasión de Ucrania al 35% a mediados de abril, la industria y sus 83 millones de habitantes siguen necesitando que fluya regularmente el hidrocarburo por los gasoductos controlados por el Kremlin. “No debemos engañarnos. El corte en el suministro de gas es un ataque económico contra nosotros por parte de Putin”, aseguró el ministro. Distintos organismos y expertos, entre ellos el Bundesbank, pronostican que un corte total de las importaciones rusas antes de encontrar cómo sustituirlas sumiría a Alemania en una recesión.

Pese a que la situación es delicada, Habeck reiteró que el suministro actualmente está garantizado y pidió a los alemanes que ahorren energía en la medida de sus posibilidades. No es la primera vez que el ministro de Los Verdes recuerda que “cada kilovatio hora cuenta”; lo hizo también hace unos días al presentar una campaña federal que invita al ahorro y da consejos prácticos para aplicarlo en casa, como reducir el tiempo de las duchas o la temperatura del agua.

Regreso al carbón

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La crisis energética está provocando un regreso al carbón, la fuente de energía más contaminante. El Ejecutivo alemán anunció el pasado domingo que tendrá que reactivar sus viejas plantas de carbón, combustible que había prometido abandonar antes de 2030, ante el riesgo de falta de suministro por la invasión de Rusia en Ucrania. También Austria ha pactado con el principal grupo energético tener disponible una central actualmente cerrada para que vuelva a producir electricidad a partir de carbón si es necesario. En Holanda, las autoridades han anunciado que eliminan el límite de producción de energía de las plantas que usan carbón.

El Gobierno, un tripartito encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz, ha puesto sobre la mesa una serie de medidas para reducir la cantidad de gas que se emplea para generar electricidad y para abastecer a la industria. Desde hace varias semanas la prioridad es acelerar el llenado de los depósitos de gas para poder llegar al otoño casi al 100% de capacidad. Actualmente, los almacenamientos se encuentran al 58%, según el último dato disponible de la Agencia Federal de Redes.

La vuelta al carbón se produce unos días después de que Rusia redujera en casi dos tercios el flujo del gas que envía a Alemania alegando problemas técnicos. Una decisión que Habeck calificó de “política” y que atribuyó a la voluntad de Moscú de aumentar el precio del hidrocarburo en los mercados como medida de presión. La gasista estatal Gazprom asegura que no puede bombear más gas porque una turbina de la empresa alemana Siemens Energy que había mandado a revisar a Canadá no puede volver por culpa de las sanciones.

La Agencia Federal de Redes advierte de que si las entregas de gas ruso a través del gasoducto Nord Stream 1 se mantienen en el nivel actual, de aproximadamente el 40% de lo contratado, “difícilmente se podrá lograr un nivel de almacenamiento del 90% para diciembre sin medidas adicionales”. La disminución de los envíos está trastocando los planes del Gobierno federal para hacer acopio de la mayor cantidad posible de gas antes de que empiece la estación fría y se dispare el uso de las calefacciones. La interrupción de los flujos “está provocando un deterioro significativo en la situación del suministro de gas”, constata la agencia en su última evaluación.

Además de activar la segunda fase del plan, Berlín proporcionará una línea de crédito de 15.000 millones de euros para llenar las instalaciones de almacenamiento de gas. Este verano se pondrá en marcha un modelo de subasta de gas para animar a los consumidores industriales a ahorrar. Las industrias que pueden prescindir del hidrocarburo y reduzcan su consumo recibirán incentivos que se financiarán a través del mercado. El gas que ellos no utilicen se destinará a almacenamiento. La industria aplaudió los planes del Gobierno y urgió a ponerlos rápidamente en marcha.

El Ministerio de Economía y Clima tiene desplegado desde marzo, cuando activó el nivel de alerta temprana, un equipo de crisis que analiza y evalúa constantemente la situación del suministro. Este grupo de trabajo también está facultado para desenganchar de la red a algunos consumidores, es decir, para ordenar, por ejemplo, a ciertas empresas que paralicen su producción para evitar el consumo de gas y priorizar así el de los hogares. A esta situación solo se llegaría en la tercera fase del plan nacional de emergencia, que establece que grandes clientes industriales recibirían cantidades reducidas de gas, o ninguna entrega, en caso de ser necesario el racionamiento.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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