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La OTAN reforzará el envío de armas a Ucrania para frenar el avance ruso

Kiev reclama que el material bélico llegue con urgencia: “Debe ser cuestión de días, no de semanas”

El secretario de Estado, Antony Blinken, segundo por la izquierda, saluda al ministro de Asuntos Exteriores ucranio, Dmitro Kuleba. Foto: OLIVIER MATTHYS (AP)
Manuel V. Gómez

La batalla de Donbás, la región rusófona del este de Ucrania, se va a recrudecer en las próximas semanas. Ante esta certeza, anunciada por Kiev y avalada por los aliados, Ucrania pide más apoyo a Occidente. “Mi agenda es muy sencilla: armas, armas y armas”, ha declarado repetidamente el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, este jueves en la OTAN, donde ha acudido invitado a la reunión que celebraban los ministros de Exteriores aliados. La organización ha accedido a ese requerimiento. Su secretario general, Jens Stoltenberg, ha señalado: “Los aliados están listos para fortalecer y mantener el apoyo a Ucrania” y “reconocen la urgencia de dar más apoyo”. También ha enfatizado ese mensaje el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken: “Estamos mirando día y noche cómo podemos incluir nuevos sistemas [bélicos] y proveerles [de ellos]; escuchamos sus necesidades”.

Ni el noruego ni el estadounidense han querido ser más explícitos, pero las respuestas revelan la voluntad de la organización militar de intensificar el apoyo a Ucrania en un momento en que la guerra vive un cierto estancamiento después de que el avance ruso se haya detenido. Casi ningún dirigente occidental da detalles de qué tipo de armas se están enviando. “Es importante entender que los aliados no quieren ser específicos. Pero están proporcionando una amplia gama de armas, sistemas de la era soviética, pero también equipos modernos”, ha señalado el secretario general de la OTAN al ser interrogado sobre qué tipo de armamento están dispuestos a enviar los países.

Pese a la vaguedad del anuncio, las explicaciones dan algunas pistas de que el material que proyecta la coalición para la siguiente fase de la guerra será más potente. “Creo que la distinción entre ofensivo y defensivo es un poco extraña, porque hablamos de proporcionar armas a un país que se defiende, y la legítima defensa es un derecho consagrado en la carta de la ONU”, ha deslizado Stoltenberg. Hasta hace poco, sí que era habitual escuchar este tipo de distinciones. Y tanto en días anteriores como este mismo jueves, el propio líder de la OTAN ha señalado que hay que entregar a los ucranios “armas más ligeras y armas más pesadas”. Además, en los últimos días se han conocido detalles que revelan un suministro de material más potente por parte de los aliados: la República Checa ha enviado tanques, según The Wall Street Journal, y este jueves el diario británico The Times publicaba que el Reino Unido se está planteando enviar vehículos blindados.

Más allá de esas revelaciones, lo que se sabe es que el armamento enviado hasta ahora a Kiev consiste, sobre todo, en armas y misiles antitanque, sistemas de defensa antiaérea, lanzagranadas, rifles para francotiradores... También en entrenamiento para el uso de estas armas, como han destacado Stoltenberg y Blinken. Este último ha subrayado la importancia de la ayuda proporcionada a Ucrania y la ha considerado la segunda causa que ha provocado el fracaso ruso en el intento de tomar la capital ucrania. La primera, según el análisis de Blinken, es “la valentía” del pueblo ucranio.

A la entrada de la reunión con los ministros aliados, Kuleba ha concretado algunas de sus peticiones. Entre ellas figuraban “aviones, misiles para buques, vehículos blindados y armas antiaéreas pesadas”. Sin embargo, a la salida se ha negado a ser concreto —“las armas necesitan silencio, no voy a ser específico”— y “prudentemente optimista” porque “hay un entendimiento creciente en que el apoyo debe aumentar”. En cambio, sí que ha adoptado un tono mucho más exigente con los plazos. Los ucranios prevén que en las próximas semanas Rusia intensifique su ofensiva en el este del país, ”la batalla de Donbás”, como la ha llamado Kuleba. De ahí que él mismo implore que la llegada de las armas sea “cuestión de días, no de semanas”.

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La urgencia llega porque “Rusia no se retiró de Kiev porque quisiera crear una atmósfera constructiva en las negociaciones para el alto el fuego”, ha advertido Kuleba. “Fue para tener recursos adicionales en Donbás. La batalla por Donbás sigue en marcha”, ha proseguido el ministro, que ha recordado que esa zona fue una de las más castigas en el frente oriental durante la II Guerra Mundial.

La urgencia en el suministro de armamento ha sido el principal mensaje que ha transmitido la delegación ucrania al acabar el encuentro en la sede de la OTAN, donde, además de los 30 ministros aliados, han acudido los máximos responsables diplomáticos de Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Suecia, Finlandia y Georgia, así como el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell. “El debate no está en la lista de armas, sino en los plazos. Hoy es más importante saber cuándo”, ha insistido Kuleba. Y en este punto sí que ha hecho un reproche a los aliados, algo que ha ejemplificado con un capítulo sucedido en los primeros días de la invasión: “Entonces le pedí a un ministro aliado que nos enviara un tipo de arma y me respondió: ‘Dmitro, eso no podemos mandarlo porque necesita dos meses de formación’. Si lo tuviéramos ahora... Este es el problema de los aliados”, ha lamentado.

La OTAN parece haber entendido el mensaje. “Los aliados reconocen la urgencia de dar más apoyo”, ha admitido Stoltenberg en varias ocasiones durante su rueda de prensa. “Tenemos una gran sensación de urgencia”, ha remachado Blinken, que ha destacado que habla muchas veces a la semana con Kuleba para determinar qué necesita Ucrania y qué se le puede enviar.

Para convencer del envío de esas armas rápidamente, Kiev ha jugado también la carta de “la seguridad euroatlántica”. “Esta es indivisible. Nosotros no nos estamos defendiendo solo a nosotros. Si nos dan lo que necesitamos, lucharemos por nuestra seguridad y también por la vuestra [la de todo Occidente]”, ha esgrimido Kuleba en una intervención en la que combinaba sus demandas con argumentos emocionales con soltura, siguiendo el modelo del presidente, Volodímir Zelenski. En esa línea, ha destacado que si el material que reclama llega antes se evitarán más muertes, más episodios trágicos como el que se ha vivido en Bucha, donde se ha atacado de manera indiscriminada a civiles y han aparecido cadáveres con las manos atadas a la espalda. “La gente está muriendo hoy”, ha alegado, con una mención también a Mariupol, donde ha pronosticado un drama mucho mayor que el de Bucha.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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