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Una nueva colonia ahonda la partición de la ciudad palestina de Hebrón

Israel da luz verde a la construcción de un asentamiento en el corazón de la mayor urbe de Cisjordania

Juan Carlos Sanz
Colonos israelíes protegidos por soldados, el sábado en el antiguo mercado de Hebrón.
Colonos israelíes protegidos por soldados, el sábado en el antiguo mercado de Hebrón.HAZEM BADER (AFP)

Israel no ha tardado en responder a la declaración de Estados Unidos por la que deja de considerar ilegales los asentamientos en territorio palestino ocupado. A las puertas de otra previsible convocatoria electoral, la tercera en menos de un año, el Gobierno de Benjamín Netanyahu ha dado luz verde a la construcción de una colonia en el antiguo mercado central de Hebrón, la mayor urbe de Cisjordania, dividida desde hace más de dos décadas entre más de 200.000 palestinos y unos 800 colonos judíos protegidos por centenares de soldados.

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“El barrio judío renacerá en la zona del mercado, junto a la sinagoga del patriarca Abraham”, señala con el dedo Noam Arnon, portavoz de la comunidad israelí, el horizonte urbano de Hebrón desde lo alto del observatorio de Tel Rumeida, colina que agrupa varios asentamientos. “Nosotros solo estamos presentes en un 3% de una urbe en la que los judíos han vivido siempre”, sostiene este responsable colono de 64 años, que llegó como adolescente a Hebrón tras la Guerra de los Seis Días. Entre 1929, cuando una matanza forzó la expulsión de la comunidad hebrea, y 1967, inicio de la ocupación de Cisjordania, los judíos tuvieron vetado el paso a la bíblica ciudad de Abraham.

Control palestino de Hebrón

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Tras los Acuerdos de Oslo, el término de Hebrón quedó escindido en dos sectores: el H-1 (85% del territorio), controlado por la Autoridad Palestina y habitado por unas 190.000 personas, y el H-2 (15%), patrullado por el Ejército y donde viven junto a la minoría colona más de 30.000 palestinos. “Tenemos un título de propiedad del mercado de 1807”, asegura Arnon ante los edificios comerciales construidos por la Administración jordana hace seis décadas, que permanecen abandonados desde hace un cuarto de siglo por orden militar. El recinto acaba de ser adecentado. Se han retirado los escombros y colocado un cartel con la imagen de Zeev Jabotinski, fundador del sionismo ultraconservador reverenciado por el movimiento colono. “Reconstruiremos lo que han destruido”, reza en alusión a la muerte de 67 judíos en las revueltas árabes de hace 90 años en Hebrón. Una gran fotografía reproduce el contrato de compraventa redactado en árabe. “La comunidad sefardí, los judeoespañoles llegados desde Grecia y Turquía, adquirió estos terrenos hace dos siglos”, remacha el portavoz en la sinagoga, que él ayudó a reedificar de entre las ruinas en su juventud.

El mercado de Hebrón es un hito central en la fantasmal calle de Al Shuhada, el eje comercial del centro histórico de la ciudad que fue clausurado en 1994 tras el asesinato de 29 palestinos en la mezquita de Ibrahim (la Tumba de los Patriarcas para el judaísmo) por un colono extremista. Más de 400 tiendas y negocios fueron cerrados entonces por el ejército, que limita la libertad de movimientos de los palestinos que aún residen en las casas.

“La ocupación israelí ha decidido entregar el mercado central de frutas y verduras a unos colonos violentos. Esto significará más apartheid, más segregación, más violencia de los fanáticos, más puestos de control y cierres [de calles], con el objetivo de eliminar su identidad”, tuiteaba el activista pacifista palestino Issa Amro, coordinador de la organización Jóvenes contra los Asentamientos en Hebrón.

El recientemente nombrado ministro de Defensa Naftali Bennett, líder de la extrema derecha sostenida por el voto de los colonos, autorizó el pasado domingo a la administración civil de su departamento —órgano que gestiona la ocupación— a poner en marcha el nuevo asentamiento con al menos 70 viviendas.

Hace apenas tres meses, Issa Amro tenía cerrado el paso por las tropas israelíes frente al antiguo mercado de su ciudad natal, mientras Netanyahu proclamaba en un multitudinario acto ante la Mezquita de Ibrahim: “Los judíos no van a ser erradicados de Hebrón. No somos extranjeros en esta ciudad y permaneceremos aquí para siempre”. El primer ministro israelí regresaba 21 años después de haber firmado el acuerdo de entrega parcial al líder histórico palestino Yasir Arafat. Naciones Unidas contabiliza ahora 111 obstáculos a la libre circulación de los palestinos en Hebrón, entre barreras, puestos de control y cierres de calles.

Bastaría un paseo de 20 minutos a pie para acceder a la sede del Ayuntamiento de Hebrón desde el antiguo mercado de frutas y verduras, que según el Protocolo de 1998 pertenece al municipio palestino. La partición de la varias veces milenaria ciudad de Abraham obliga a dar un rodeo en automóvil de casi media hora a través de la cercana colonia israelí de Kyriat Arba.

En un despacho que se asoma al ajetreado tráfico de la capital económica de Palestina, el alcalde Taysir Abu Sneineh asegura que está preparándose para dar la batalla al asentamiento del antiguo mercado. “La ocupación se siente con mayor intensidad en Hebrón. Las colonias están en el corazón de nuestra ciudad y estamos rodeados por otras muchas. Además, aquí han venido a instalarse los colonos más extremistas”, subraya el regidor afiliado al partido nacionalista Fatah. “Para frenar la judaización acelerada del centro histórico estamos dispuestos a hacer valer nuestros derechos ante el Tribunal Supremo de Israel y ante la justicia internacional si es necesario”, advierte.

La expansión de los asentamientos en Hebrón amenaza con duplicar la presencia de colonos en la dividida urbe. Los planes del ministro de Defensa Bennett apuntan a la creación de una “continuidad territorial” del barrio judío desde la Tumba de los Patriarcas hasta la sinagoga de Abraham y el mercado. El Gobierno israelí, sin embargo, no precisa si los centenares de comerciantes que fueron desalojados podrán reabrir algún día sus negocios.

“El nuevo asentamiento de Hebrón es el primer resultado tangible de la decisión de EE UU de legitimar las colonias”, ha denunciado el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat. “Esta medida se enmarca en el contexto de una anexión”.

“Para mantener a 800 colonos judíos entre más de 200.000 palestinos, calles enteras han sido clausuradas”, concluye la ONG israelí Paz Ahora. “Esta expansión solo sirve a la visión mesiánica de un extremismo minoritario”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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