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EKREM IMAMOGLU | Alcalde de Estambul

“No se puede hacer política con miedo”

Imamoglu, convertido en emblema de la oposición en Turquía, asegura que no se dejará amedrentar por las condenas a políticos opositores ni por las trabas que pone el Gobierno a su gestión

Andrés Mourenza
El nuevo alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, en el bosque de Kemerburgaz, en Estambul, tras la entrevista con EL PAÍS este domingo.
El nuevo alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, en el bosque de Kemerburgaz, en Estambul, tras la entrevista con EL PAÍS este domingo.A. Mourenza
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El socialdemócrata Ekrem Imamoglu (Akçaabat, 49 años) se ha convertido en la esperanza de una oposición hasta ahora inocua, tras infligir al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, una de las derrotas más dolorosas de su carrera: arrebatar la alcaldía de Estambul de manos islamistas. No una vez sino dos: el partido gobernante forzó una repetición electoral tras la ajustada victoria opositora en marzo y, en junio, Imamoglu arrasó en las urnas. Sin embargo, entre sus colaboradores el ambiente no es alegre. Duele la condena a casi 10 años de cárcel impuesta el pasado viernes a Canan Kaftancioglu, presidenta provincial del Partido Republicano del Pueblo (CHP) y arquitecta de la estrategia que llevó a Imamoglu al Ayuntamiento. Saben que dirigir Estambul no va a ser fácil. El Gobierno vigila cualquier paso en falso.

El alcalde aparece acalorado, en chándal y deportivas, con paso decidido al frente de una legión de asesores y guardaespaldas. Viene de dar un largo paseo por el bosque de Kemerburgaz, dentro de su programa de visitas a las propiedades municipales para hacerse una idea de qué posee el Ayuntamiento, qué usa y qué no. No es sencillo en una ciudad que se extiende 150 kilómetros de punta a punta y ha sido gobernada por el mismo partido durante el último cuarto de siglo.

Pregunta. El ministro del Interior, que hace tres semanas ordenó intervenir los tres principales Ayuntamientos kurdos, ha advertido de que un alcalde debe limitarse a proveer servicios y no hacer declaraciones políticas fuera de su competencia.

Respuesta. Cada cual habla como le parece. Estambul tiene 16 millones de habitantes, eso es más que muchos países europeos. Así que a un alcalde de Estambul no se le puede decir en qué tema entrar o no. Ninguna cuestión que preocupe a la sociedad me es ajena.

P. La prensa progubernamental critica la creciente cooperación entre el CHP y el partido prokurdo HDP, al que se acusa de lazos con el grupo armado PKK. Ellos apoyaron su candidatura y usted se ha solidarizado con sus alcaldes destituidos.

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R. Lo hice en nombre de la democracia, para dar apoyo moral a unos alcaldes que han sido destituidos injustamente. Concurrieron a las elecciones siguiendo las normas de la República de Turquía. Pero quienes están al mando del [poder Ejecutivo del] Estado los han declarado terroristas. ¿Cómo es así? Que yo sepa es la justicia la que declara terrorista a una persona y la envía a prisión.

P. Además de los alcaldes destituidos, también una cercana colaboradora suya, Canan Kaftancioglu, acaba de ser condenada a prisión. ¿Teme ser el siguiente?

R. No se puede hacer política con miedo. Estas cosas me entristecen porque dañan la democracia en Turquía. Pero, personalmente, no me asustan. Respecto a Kaftancioglu y los demás casos, confío en que se solucionarán porque quiero creer que en este país aún hay jueces y fiscales honestos.

"Los refugiados deben regresar a Siria"

A.M.

Imamoglu ha defendido la nueva política del Gobierno central de expulsar de Estambul a los sirios que no estén registrados. De hecho, parte de la oposición turca ha utilizado un lenguaje bastante racista en campaña. Pero el alcalde rechaza las críticas: “Nosotros apostamos por ayudar a los refugiados, por ocuparnos de sus necesidades sanitarias, educativas... pero, cuando llegue el día, tienen que regresar a su país”, justifica.

“En Turquía hay 4 millones de refugiados, y no han llegado a lo largo de treinta años, sino en un corto espacio de tiempo. ¿Qué otro país soportaría una carga semejante? Por eso yo pido a las superpotencias, como Rusia y Estados Unidos, que dejen de preocuparse por los recursos de Siria y se preocupen por la gente, por lograr la paz y que los refugiados regresen a su tierra”, alega Imamoglu.

P. Una de sus primeras medidas ha sido cortar la financiación a una serie de fundaciones religiosas, algunas ligadas a la familia del presidente Erdogan. ¿No se está buscando enemigos poderosos?

R. Nosotros estamos aquí para servir a la sociedad. Utilizar cerca de 1.000 millones de liras [158 millones de euros] para financiar a cuatro o cinco asociaciones, que no tienen implantación social y están ligadas a ciertas familias, no es servir a la sociedad. Con ese dinero puedes hacer muchísimas otras cosas.

P. Basó su campaña en la lucha contra la corrupción y el despilfarro. ¿Qué ha descubierto en sus casi tres meses como alcalde?

R. Todavía no podemos dar una respuesta concreta, pero tenemos serios indicios. Por ejemplo, se hizo un concurso público para la vestimenta de nuestros empleados y un año costó seis millones de liras y, al siguiente, por mayor cantidad del mismo producto, se pagaron tres millones. Además, se estima que [de los 85.000 empleados del Ayuntamiento y las empresas municipales] hay entre 4.000 y 10.000 empleados fantasma, que no acuden a trabajar pero cobran sueldo. Lo estamos investigando. Primero queremos librarnos de este despilfarro, pero luego exigiremos que los responsables rindan cuentas.

P. ¿Cómo va a gobernar con una Asamblea en manos del partido de Erdogan [en Turquía, alcalde y concejales se eligen en urnas diferentes]?

R. Con más transparencia [Imamoglu ha ordenado retransmitir en directo las reuniones de la Asamblea municipal]. Sabemos que intentarán ponernos obstáculos. Pero, ¿van a votar los concejales siempre en contra de los intereses de sus ciudadanos? Pueden hacerlo una vez, dos veces. Si lo hacen a la tercera, no podrán caminar por la calle sin sentirse avergonzados. De todas formas, aunque algunas medidas necesitan del apoyo de la Asamblea, el Ayuntamiento tiene capacidad para adoptar otras sin aprobación de la Asamblea.

P. ¿No teme que el Gobierno central le ahogue económicamente como ha ocurrido durante años con Izmir, otra gran alcaldía controlada por la oposición?

R. Hemos empezado a notarlo en algunas transferencias de fondos públicos y créditos. Lo atribuyo a la rabia de un equipo que ha perdido unas elecciones, pero creo que, con el tiempo, se les pasará. Nuestro objetivo es que, a medio y largo plazo, el Ayuntamiento de Estambul no necesite apoyo del Gobierno central para hacer inversiones. Es cierto que ahora nuestro nivel de endeudamiento es muy elevado, pero si acabamos con el despilfarro, tenemos recursos suficientes. Solo hace falta usarlos bien.

P. Uno de los problemas más graves de la política turca es la creciente polarización. ¿Qué pretende hacer en este tema?

R. No dejar de lado a nadie, buscar soluciones para todos los ciudadanos y gestionar la ciudad sin ser partidista. Eso hará que todos, me voten o no, se sientan parte de la misma sociedad. Muchos antiguos votantes del AKP me apoyaron y siento que muchos más querrían hacerlo.

P. Quizás por eso no ha revertido la prohibición de servir alcohol en instalaciones municipales que impuso Erdogan cuando fue alcalde.

R. No, no se debe a eso. Estas instalaciones municipales son utilizadas desde por la mañana por familias con sus niños, así que no es apropiado que se venda alcohol.

P. Estamos en un Estado laico, cada cual debería ser libre de decidir qué beber.

R. Eso es diferente. En actos y cenas municipales que son de noche serviremos alcohol al que lo quiera. Pretender que en todos los lugares se sirva alcohol, o al contrario, que en ninguno se pueda servir, no me parece correcto.

P. ¿Sabe que si usted fracasa en su gestión municipal, las posibilidades de la oposición en el futuro se reducirán muchísimo?

R. Soy consciente de mi responsabilidad. Pero no, no fracasaremos.

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