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La estrella ascendente de la política alemana renuncia a las redes sociales

El colíder de los verdes alemanes, criticado por sus errores en la Red, sostiene que Twitter ejerce una influencia negativa en el debate público

El colíder de los Verdes, Robert Habeck.
El colíder de los Verdes, Robert Habeck. Bernd von Jutrczenka (GETTY)

Robert Habeck nada a contracorriente. El rutilante colíder de los Verdes alemanes ha anunciado que se baja de las redes sociales, motivado por una serie de errores propios en Twitter y como consecuencia también de la piratería masiva de datos de políticos alemanes. Habeck, estrella ascendente de la política alemana, ha llegado a la conclusión de que las redes, y sobre todo Twitter, limitan la reflexión y entorpecen la labor política, por su capacidad de modelar tanto el mensaje como al mensajero. Y lo ha hecho con un inusual ejercicio de autocrítica al reconocer que las redes le hacen más agresivo y más propenso a la polémica.

Habeck encabeza el partido ecologista, que atraviesa un momento de efervescencia política, gracias a un discurso marcadamente europeísta y multicultural. Es además el partido que en Alemania representa la modernidad y el contrapunto al modelo de sociedad nostálgico que propugnan los populistas de extrema derecha. Las redes sociales son precisamente la principal herramienta de propaganda con la que los extremistas difunden con machacona intensidad su ideario.

Los alemanes pierden confianza en sus instituciones

La confianza de los alemanes en sus instituciones ha registrado un fuerte descenso, según una encuesta publicada el lunes. Los datos del sondeo de Forsa indican que los alemanes siguen confiando sobre todo en la policía, las universidades y los doctores. Sin embargo, todos ellos, así como buena parte del resto de los pilares tradicionales de la confianza de la sociedad alemana, han sufrido una merma considerable de su credibilidad, según los datos de los encuestados. El Papa –20 puntos porcentuales menos–, las iglesias católica –nueve menos– y protestante (–10) o el Ejército (-13) son las instituciones que registran un mayor retroceso.

“Llevamos una década preguntando a los alemanes cuánta confianza depositan en las instituciones sociales y nunca hemos registrado una erosión de la confianza tan amplia como la actual”, explicó el presidente de Forsa, Manfred Güllner, en un comunicado.

La encuesta ofrece además, datos específicos para encuestados partidarios de la extrema derecha (Alternativa para Alemania, AfD). Los resultados muestran que la prensa y las organizaciones de musulmanes y de judíos cuentan con mucho menor respaldo entre los simpatizantes de AfD que entre el resto de los alemanes. Apenas un 13% de ellos dijo confiar en la prensa tradicional.

El detonante de la decisión de Habeck ha sido un videomensaje en el que sostenía que los Verdes harían lo posible para que tras las elecciones regionales de otoño Turingia, el Estado federado del este alemán en el que cogobiernan, sea “libre, abierta, liberal, democrática y ecológica”. La tormenta tuitera no se hizo esperar. El diputado socialdemócrata Carsten Schneider se preguntó en Twitter “en qué tipo de prisión había vivido él en las últimas décadas”. La agrupación regional de los Verdes pidió perdón a los que se hubieran sentido ofendidos, pero a esas alturas el huracán digital ya soplaba descontrolado por la Red. El problema añadido es que llovía sobre mojado. Habeck había cometido un error similar el año pasado, con motivo de las elecciones en Baviera, donde consideró que el fin de la supremacía de los conservadores bávaros supondría el regreso de la democracia.

En su blog, Habeck explicó el lunes que su año ha comenzado con mal pie en el terreno digital. Que por un lado, el ciberataque masivo perpetrado contra los políticos alemanes ha afectado también a los datos personales de su familia. Pero que sobre todo, haber tropezado por segunda vez con la misma piedra con las declaraciones sobre Turingia le mantuvo en vela la noche del domingo al lunes. “¿Cómo se puede ser tan estúpido como para equivocarte dos veces seguidas?”, se pregunta en la entrada de blog en la que explica los motivos de su retirada digital y en el que pone negro sobre blanco algunas de las contradicciones de las redes sociales que afectan de lleno a la política y a los gobernantes.

El político verde sostiene que después de mucho reflexionar ha llegado a la conclusión de que “Twitter es más agresivo que cualquier otro medio digital y que no hay ningún otro medio con tanto odio y malevolencia”. Y concluye además que ha descubierto que él no es inmune a esa tendencia de la red social, en la que cuenta con algo más de 48.000 seguidores. “Twitter me hace más agresivo, más estridente, polémico y afilado. Y todo a una velocidad que dificulta que haya un espacio para la reflexión”. Habeck dice que él aspira a lo contrario, a comprender al que tiene delante y a tomar en serio sus preocupaciones, en lugar de actuar de manera arrogante y pretender que lo sabe todo.

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Asegura también Habeck que la red social preferida por destacados dirigentes como Donald Trump le “desorienta” y “desconcentra” y que además alimenta su vanidad, cuando se sorprende a sí mismo comprobando qué opina de él el mundo tuitero tras haber participado en un debate televisivo o un congreso del partido. Este tipo de interacción, concluye, se convierte en una suerte de autocensura y hace que los políticos acaben hablando como quiere el medio y pensando en triunfos inmediatos en lugar de estrategias a largo plazo más calibradas.

Por todo ello, Habeck anunció que borrará su cuenta de Twitter y también de Facebook, donde se reproducen conversaciones privadas, objeto del reciente robo masivo de datos a la clase política alemana. Se trata de una decisión radical en un momento en el que las encuestas sitúan a los Verdes en segundo lugar en intención de voto después del centroderecha de Angela Merkel. Los Verdes son sin duda el partido estrella de la política alemana y Habeck es uno de los políticos más valorados por la opinión pública. La encuesta de la televisión pública ZDF del pasado noviembre situaba a Habeck como el segundo de los diez políticos mejor valorados, después del presidente del Bundestag, Wolfgang Schäuble.

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