Lula y Serra cierran la campaña electoral con un debate televisado
El Partido de los Trabajadores comienza a tomar las riendas del poder antes de la confirmación de un eventual triunfo en las urnas
Los candidatos a la Presidencia de Brasil, el líder del Partido de los Trabajadores (PT), Luis Inácio Lula da Silva, y el oficialista José Serra, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), terminaron ayer sus campañas electorales de cara a la segunda vuelta de los comicios de este domingo. Ambos aspirantes a suceder en el sillón presidencial a Fernando Henrique Cardoso el 1 de enero de 2003 se encontraron en un debate anoche (madrugada en España) en la cadena local TV Globo, el único antes de unos elecciones que parecen decididas desde hace dos semanas.
Ha sido la única oportunidad que el electorado brasileño ha tenido en la campaña para la segunda vuelta de ver a los dos candidatos hablando sobre los mismos asuntos y cara a cara, en un programa de televisión para el que se esperaba 80 millones de espectadores. Lo que el canal de televisión Globo, el de más audiencia en el país, ha presentado como debate, se ha limitado a una rueda de 16 preguntas sobre asuntos como vivienda, jubilación, salud, ahorro, narcotráfico, salario mínimo, criminalidad, impuestos, entre otros.
Lula pareció sacar ventaja en el plano de los asuntos sociales, atacando los puntos flacos del gobierno del actual presidente, Fernando Henrique Cardoso, en el que Serra fue ministro. El líder socialista ha asegurado que Cardoso y Serra "confundieron" programas sociales con "limosnas" y con los "derechos que tiene cada uno de los brasileños". El asunto, según Lula, es bien simple. "Hay que garantizarle a cada brasileño el derecho a desayunar, almorzar y cenar cada día del año", ha añadido.
Serra, que fue ministro de Planificación y de Salud en el Gobierno de Cardoso, no ha parecido salir bien parado cuando se le ha preguntado sobre ese sector. Ha intentado defender los avances logrados en su gestión, pero Lula ha sido contundente en su respuesta, afirmando que el sistema de salud tiene tantos problemas "que una persona puede morir antes de llegar a manos de un especialista". "Las enfermedades no esperan, matan", ha añadido. En respuesta a otras preguntas, Lula ha recordado su humilde cuna y ha dicho que sabe "muy bien" lo "difícil" que es vivir en una favela, pues esa suerte le tocó en su infancia. "Por venir de donde vengo es que quiero cambiar las cosas", ha dicho.
En sus palabras finales, Serra ha insistido en que si cada una de las personas que ha decidido votarle convence a otra, "se podrá dar una vuelta a este partido". Lula, con una enorme sonrisa y rebosando confianza, ha respondido que si él pidiese lo mismo, "sería un escándalo, porque pasaría del 100 por ciento". Según todas las encuestas, Lula tiene una votación que equivale a unas dos terceras partes del electorado.
Gobierno de transición ya preparado
En la oficina del Partido de los Trabajadores de Lula, decorado con la estrella roja del partido, los ayudantes de Lula intentan rebajar su optimismo. "Vamos a trabajar como si estuviera igualado", ha dicho el Secretario General del partido, Luiz Dulci. De todas maneras, el Presidente del partido, Jose Dirceu, ya mira hacia el futuro y ha dicho que Lula anunciará el equipo que formará su gobierno de transición el próximo martes, cuando Cardoso debe entrevistarse con el vencedor de las elecciones. Dirceu ha añadido que si Lula gana, revelará su equipo económico "cuando el momento sea el correcto".
Lula ha aprovechado los últimos programas televisivos a los que ha acudido para agradecer el trabajo de todas las personas que han colaborado con él en una campaña liderada por el gurú del marketing Duda Mendonca. "Sé que para Brasil las elecciones han sido sinónimo de decepción", ha dicho Lula. "Confiad en mí. Esta vez será diferente".
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