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LA CASA DE ENFRENTE
Columna
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Una infancia trans o 20.000 maneras de ser lo mismo

Las historias, también las de la búsqueda de la identidad, pueden contarse a través de la intimidad y no del trauma

Sofía Otero 20.000 especies de abejas
Sofía Otero, protagonista de '20.000 especies de abejas', el pasado 20 de septiembre en la Academia de Cine en Madrid.Carlos Alvarez (Getty Images)
Nuria Labari

Leo bastante literatura contemporánea, veo todas las pelis que puedo, más series de las que debería y leo más periódicos de los que quisiera. Pero en todos estos géneros observo un denominador común: el de la víctima como protagonista del relato contemporáneo, ya sea en novelas, películas o partidos políticos. Distintas voces que comparten el lugar desde el que legitiman su discurso: comunicar el trauma ante el público o el electorado. Y aunque no juzgo si esta tendencia produce mejores o peores obras, lo cierto es que empiezo a echar de menos nuevas perspectivas. Quizá por eso me ha alegrado tanto el éxito de 20.000 especies de abejas, la ópera prima de Estíbaliz Urresola nominada a 15 Premios Goya: una historia sobre la búsqueda de la identidad de género contada a través de la intimidad y no del trauma. Una pequeña revolución.

Porque si les digo que 20.000 especies de abejas cuenta la historia de una niña trans de ocho años, ¿qué se imaginan? ¿La infancia de una niña o la de una víctima? ¿El descubrimiento de una identidad o el de un trauma? Notarán que no necesitan haber visto la peli para responder. Y eso es porque nos hemos ido acostumbrando a que la tragedia tiña lo cotidiano para ganar atención, legitimidad e incluso verdad. A veces leo (o me escucho decir) que un libro o una peli es bueno porque golpea, duele, molesta o denuncia. Porque sucede que, en un contexto político donde tanto las creencias como las ideologías (y hasta la autoridad intelectual) han perdido importancia, la legitimidad ya no recae en la clase social ni en la revolución, sino en el estatuto de víctima.

Sin embargo, 20.000 especies de abejas me ha hecho pensar que quizá el arte más comprometido sea, precisamente, el que se atreve a entrar en la intimidad de los problemas desde la delicadeza de lo cotidiano. Porque para comprender un conflicto —ya sea íntimo o político, allí donde se diferencian— hay que entender lo que pasa en el día a día, en ese espacio tan difícil de transitar y de nombrar. Y, desde allí, ser capaz de emocionar con eso que no tiene ni reto ni conflicto ni batalla ni victoria, ni protagonista siquiera. Y así resulta que para contar la historia de Lucía (la niña trans que interpreta una deslumbrante Sofía Otero), Estíbaliz Urresola entra en la intimidad de su madre, de su hermano, de su hermana, de su padre, de su abuela, de su tía, de su pueblo… Y de paso nos recuerda que los protagonistas de una historia no son solo aquellos que la sufren, sino quienes les quieren, sus parientes, sus amigos, también el pasado de todos ellos y los espacios que juntos habitan.

Todos estamos en la vida y todos tenemos que aprender. Y esta enseñanza alcanza una propuesta existencial en esta película que va más allá del aprendizaje de la niña protagonista y nos compromete a todos. Quizá por eso es capaz de acercarnos a través de la diferencia. Pienso que a lo mejor por eso se titula así: 20.000 especies de abejas, porque está nombrando distintas formas de ser lo mismo. Y pienso que ojalá esta narrativa salpique otros relatos, especialmente los políticos, tan faltos de imaginación y de empatía. Deseo, por ejemplo, que Netanyahu la vea y comprenda que su estatus de víctima no le da derecho a ser el único protagonista de su historia. Que todos sintamos que solo si nos contamos distinto seremos capaces de pensar distinto. Y que falta nos hace.

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Sobre la firma

Nuria Labari
Es periodista y escritora. Ha trabajado en 'El Mundo', 'Marie Clarie' y el grupo Mediaset. Ha publicado 'Cosas que brillan cuando están rotas' (Círculo de Tiza), 'La mejor madre del mundo' y 'El último hombre blanco' (Literatura Random House). Con 'Los borrachos de mi vida' ganó el Premio de Narrativa de Caja Madrid en 2007.
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