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Marjan Bouwmeester: “El miedo a la soledad puede ser politizado y manipulado”

La filósofa holandesa indaga sobre uno de los sentimientos que más nos acecha. A todos, en algún momento, nos tocará. Mejor estar preparados

Marjan Bouwmeester
La escritora Marjan Bouwmeester en Bruselas el pasado 3 de octubre.delmi álvarez
Silvia Ayuso

Marjan Bouwmeester no es la primera filósofa que se interesa por la soledad. A lo largo de los siglos han sido muchos y, en El cielo vacío (Siruela), la pensadora holandesa (Giessenburg, 58 años) cita a varios, entre ellos a Blaise Pascal y Simone de Beauvoir, que inspiraron el título de este libro dedicado a una cuestión que también preocupa cada vez más a sociedades y gobiernos. A Bouwmeester, el confinamiento no le cambió su forma de concebir la soledad, pero le permitió ahondar en la diferencia entre estar solo, la solitude inglesa, que expresa una decisión voluntaria y positiva, y el sentirse solo, ese sentimiento de loneliness que es el “dolor” de estar solo.

En su país natal, donde firma con el apellido Slob (Bouwmeester es un seudónimo, el apellido de soltera de su madre que eligió como un homenaje a esta), esta filósofa, ensayista y columnista fue reconocida en 2017 con la Copa Sócrates, el premio más prestigioso en Países Bajos para la obra filosófica en holandés “más urgente, original y estimulante” del año (Hersenbeest [La bestia cerebral]), donde argumenta que no tenemos nada más que lenguaje para entendernos a nosotros mismos como una “bestia cerebral”. A lo largo de su carrera, ha investigado de manera original los retos de la vida moderna. En El Cielo Vacío, echa mano del Major Tom de David Bowie para reflexionar sobre las distintas esferas de la soledad, individual y colectiva: ¿No es soledad también pensar que somos los únicos seres pensantes del universo? Según explica en una entrevista concedida durante una breve escala en Bruselas, la soledad es, ante todo, un sentimiento que, en tanto que seres humanos pensantes, confrontamos todos en algún momento de nuestra vida, así que mejor estar preparados para ello.

PREGUNTA. ¿Por qué le interesa la soledad?

RESPUESTA. Porque la veo como un atributo humano. La soledad es una capacidad de los humanos, que podemos reflexionar sobre nosotros mismos, lo que supone darnos cuenta de que nos sentimos solos. Para mí, la soledad es un sentimiento, no es una emoción. Y un sentimiento implica que tienes que pensar sobre ello, implica una reflexión. Cuando como ser humano reflexionas sobre tu vida, habrá momentos en ella, yo creo que en la de casi todo el mundo, en que te sentirás solo. No creo que un perro o un gato piensen sobre su vida. Sentirán muchísimas cosas, incluso quizás más que nosotros, pero no piensan “mi vida no está siendo como me gustaría”.

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P. Usted distingue entre estar solo y sentirse solo. ¿Por qué es importante diferenciarlo?

R. La solitude, estar solo, es una descripción física. Y loneliness, sentirse solo, que es de lo que hablo en el libro, es una descripción psicológica. Al ser un sentimiento, es algo que viene de dentro. Puedes estar solo en el sentido de que no hay nadie a tu alrededor, pero no tienes por qué sentirte solo. Yo hablo del sentimiento de soledad, que es algo que no se puede juzgar: yo por ejemplo jamás me he sentido más sola que cuando ese sentimiento me agarró en una fiesta rodeada de gente con la que sin embargo no sentía ninguna conexión. Para mí, la soledad es un deseo de conexión y no solo eso, sino sufrir por una falta de conexión. No se trata por tanto de estar [físicamente] con otra gente, también puedo sentirme muy conectada cuando escucho música o veo algo que me hace pensar, oh, alguien ha sentido lo mismo que yo y siento una conexión por ello. La soledad de la que hablo tiene que ver con el espacio interior, hemos cultivado un espacio interior y la soledad es un sentimiento que tienes en ese espacio interior. Incluso si vives una vida intensa y bonita, creo que es casi ineludible que en algunos momentos te sientas solo. Todos tenemos momentos o periodos de soledad, creo que señalan que deseas una conexión y que no la logras o que no estás incluso seguro de cuál es esa conexión que deseas.

“Todos tenemos momentos de soledad. Señalan que deseamos una conexión y que no la logramos”

P. Por muy personal que sea el sentimiento, a la sociedad y a los gobiernos cada vez les preocupa más la cuestión de la soledad, sobre todo entre determinadas poblaciones como los mayores. ¿No es también una cuestión política?

R. Sí, es una cuestión política, pero no estoy segura de que por ello deba haber una solución administrativa. Estoy de acuerdo de que es una cuestión política en el sentido de que, como individuos, hemos sido entrenados para ser exitosos en una sociedad donde la norma es el éxito, nos dicen qué es una vida exitosa y todo se ajusta a ese tipo de vida. Tiene que ver con cómo organizamos la vida pública y cómo esperamos que la gente viva sus vidas, lo que no da la libertad a uno para buscar su propia manera de vivir.

P. Tras una larga pandemia, aún no del todo acabada, ahora acecha una nueva recesión y una inflación que hace que mucha gente no se pueda permitir ya salir a restaurantes, teatros, a socializar. ¿Puede agudizar esto la soledad?

R. Va a ser un problema, sí. Va a ser un shock, no podemos continuar viviendo del mismo modo, y esto siempre es una especie de trauma. No tiene por qué provocar soledad, pero se va a necesitar mucho esfuerzo para evitarlo. Tienes que plantearte, ¿qué necesito en mi vida para ser feliz? Y habrá que reajustar. Pero creo que se pueden encontrar vías. Por ejemplo, durante la pandemia yo hice nuevos amigos en el vecindario, por las tardes salía a pasear, algo que no es habitual en Países Bajos. Fue una oportunidad. Y ahí está el desafío: ¿Cómo puede una situación ser una oportunidad? Creo que eso es lo que nos debemos preguntar, porque no está en nuestras manos evitar algo como la recesión, o la pandemia. Pero sí hay algunas cosas que uno puede hacer, y hay que intentarlo.

“Estar solo es una descripción física. Sentirse solo, una psicológica, que viene de dentro”

P. ¿El miedo a la soledad puede ser manipulado políticamente?

R. Todo miedo puede ser manipulado. El miedo es una energía que puede ser politizada y es algo peligroso. Puede ser usado para intentar volver a una forma de vida con valores más tradicionales y yo no quiero volver a una vida en la que tenga que desempeñar el papel tradicional de la mujer. Creo que debemos resistirnos a ello.

P. ¿Cómo lo combatimos?

R. No perdiendo la cabeza, ateniéndonos a los hechos. Mirar lo que está pasando de verdad, no dejarse inundar por el miedo a cosas que podrían pasar o que pueden haber pasado en otro lugar. Mira a tu alrededor. ¿Es realmente necesario sentir ese miedo? Hay que mantenerse sereno. Otra respuesta al miedo es el amor y la esperanza. Y puede sonar muy espiritual, pero creo que es verdad. Practica el amor, la esperanza. No practiques el miedo. No cultives el miedo, cultiva la esperanza.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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