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Francamente, querido
Columna
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Arrugas, Photoshop y poca imaginación

Las cuatro modelos que protagonizan las ediciones anglosajonas de ‘Vogue’ superan la cincuentena y salen con la cara tan planchada que parece una broma

Vogue
Naomi, Linda, Tatjana, Christy y Cindy en enero de 1990. Entonces 'Vogue' tenía ideas (y colágeno) de sobra.
Elsa Fernández-Santos

Pese a mi admiración por las cuatro mujeres que protagonizan la portada del nuevo número de septiembre de las ediciones anglosajonas de Vogue —por tradición, el más emblemático del año—, es difícil no sumarse a la avalancha de reacciones negativas que ha provocado. Naomi Campbell, Cindy Crawford, Linda Evangelista y Christy Turlington, las supermodelos de los noventa que cambiaron el curso de la historia de la moda, convertidas en iconos de la cultura popular, son el centro de una nueva serie de cuatro capítulos de Apple TV+, Las supermodelos, que se estrena el 20 de septiembre y ha servido para reunirlas en un editorial cuya decadencia estética cuesta aceptar.

En las redes sociales, el despliegue ha sido tachado de “tóxico”, “descorazonador”, “lamentable” o “grotesco”, entre otras lindezas, por exhibir a las cuatro modelos, que superan la cincuentena, con la cara tan planchada y retocada que parece una broma. Al menos dos de ellas, las estadounidenses Turlington y Crawford, salen infinitamente mejor en su Instagram que en una sesión que pisotea una de las principales señas de identidad de una generación que irrumpió en la mítica portada de enero de 1990 del Vogue británico en la que el fotógrafo Peter Lindbergh las consagró como musas de una nueva belleza tan inalcanzable como cargada de verdad.

La gestión del paso del tiempo no ha sido igual para las cuatro y quizá eso explique el desvarío de la nueva portada. Con su privilegiada genética, Campbell lleva tiempo saliendo airosa de los retoques clínicos, aunque viva congelada en la misma expresión felina. El caso de Evangelista, quizá la que fue más espectacular de todas, es el más problemático: denunció en un reportaje de la misma revista fotografiado por Steven Meisel los estragos en su rostro de un tratamiento que no salió bien y desde entonces es imposible disociarla de un artificio de tintes dramáticos.

La portada del nuevo número de septiembre de las ediciones anglosajonas de 'Vogue'.
La portada del nuevo número de septiembre de las ediciones anglosajonas de 'Vogue'.

Imagino que fotografiar juntas a cuatro mujeres que han envejecido de una forma tan dispar era una tarea compleja y las más estupendas en su edad, Turlington, de 54 años, y Crawford, de 57, han salido perdiendo en el barrido facial.

La portada de Vogue, realizada por una estrella emergente de la fotografía de moda, el brasileño Rafael Pavarotti, coincidió con la difusión de una apuesta en las antípodas: la nueva campaña de Zara, protagonizada por la actriz de 67 años Ángela Molina. En este caso el aplauso fue unánime y aunque Molina lleve mucho tiempo luciendo canas y arrugas como icono de moda para fotógrafos como Nico o Gorka Postigo, modelo de marcas de vanguardia como Gabriela Coll o mainstream como Hoss Intropia, la apuesta de Inditex fue divulgada por revistas femeninas y medios generalistas a bombo y platillo repicando el mismo mantra de activismo de marketing, esta vez contra el llamado “edadismo”, y obviando la escasa originalidad del poderoso emporio.

Pese a la distancia entre ambas apuestas, en el fondo no hay tanta diferencia entre el patético photoshop de Vogue y la publicidad con mensaje de Inditex. Todo pertenece al mismo saco: el de la preocupante falta de imaginación que últimamente caracteriza a la industria de la moda.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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