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Solo un milagro (o un inversor) puede salvar el último taller de estaño de España

Estaños de Pedraza trabaja este material desde hace 55 años y ahora no encuentran a nadie que continúe con el oficio

Estaño
En el taller de Estaños de Pedraza (en la imagen) aún hoy se elaboran los más de 400 diseños concebidos por el interiorista Paco Muñoz hace cinco décadas, desde candelabros hasta objetos decorativos. Algunos requieren soldar más de 30 piezas distintas.Gianfranco Tripodo

Sobre una desvencijada silla de Darro yace el último lingote que fundirá jamás Estaños de Pedraza. Este pequeño taller del pueblo segoviano trabaja este material desde hace 55 años. Llegó a tener 14 artesanos fundiendo sus preciadas piezas; ahora solo quedan tres, que funcionan como cooperativa. El año que viene se jubilan dos y el que queda se ve obligado a cerrar. No hay aprendices, tampoco inversores. Es uno de tantos oficios que se pierden en España, en esa extraña paradoja: lo artesanal cada vez se aprecia más, sin embargo quienes lo trabajan no encuentran quién lo perpetúe.

Algunas de las piezas que se elaboran en el taller.
Algunas de las piezas que se elaboran en el taller.Gianfranco Tripodo

En el caso de Estaños de Pedraza, su impulsor fue Paco Muñoz, que alcanzaría renombre internacional como interiorista, diseñador y fundador de la célebre firma de muebles Casa&Jardín. Lo recuerda su hija, Mafalda Muñoz, también interiorista y cofundadora de la galería de diseño contemporáneo Machado-Muñoz: “Mi padre llegó a Pedraza en su Vespa en los años cincuenta y se enamoró. Compró algunas casas en estado ruinoso y se involucró en la conservación y la rehabilitación del pueblo”. La década siguiente, a petición del alcalde, Muñoz se sumó a una difícil tarea que se extiende hasta nuestros días: evitar que los jóvenes abandonaran Pedraza por falta de oportunidades. Apenas había turismo y tan solo un asador (hoy hay 15). Muñoz tuvo la idea feliz de llevarse a un par de aprendices a Portugal para conocer el oficio del estaño y montar el taller que distribuiría las más de 400 piezas originales que diseñó y que hasta hoy se siguen haciendo: candelabros, bajoplatos, aguamaniles, floreros, ceniceros, fuentes soperas o las icónicas lámparas de mesa de base hexagonal que aún pueden verse en muchos paradores (Muñoz fue uno de sus principales proveedores).

El estaño se calienta en un horno de aceite revestido de ladrillos refractarios. Empieza a fundir a 200º, pero debe alcanzar los 600º para recorrer el hueco de arena húmeda y llenar bien el molde de cada pieza. Cada lingote pesa unos 30 kilos y viene de Pakistán, Brasil o Malasia. Su precio en el mercado fluctúa mucho; en la actualidad el kilo sale por unos 50 euros.
El estaño se calienta en un horno de aceite revestido de ladrillos refractarios. Empieza a fundir a 200º, pero debe alcanzar los 600º para recorrer el hueco de arena húmeda y llenar bien el molde de cada pieza. Cada lingote pesa unos 30 kilos y viene de Pakistán, Brasil o Malasia. Su precio en el mercado fluctúa mucho; en la actualidad el kilo sale por unos 50 euros.Gianfranco Tripodo

Algunas amistades de Paco Muñoz contribuyeron a difundir su fama por el mundo. La reina Fabiola de Bélgica cambió todo su menaje por los estaños de Pedraza. Nelson A. Rockefeller, uno de los herederos del magnate estadounidense, visitó la tienda local cuando vino al entierro de Franco y se lo llevó todo. Y, más recientemente, la hermana de Mafalda, Samantha Vallejo-Nágera, y su madre, Sabine Dèrouléde, vistieron con la robustez castellana de sus platos, copas y candelabros una de las cenas que organizan Norman Foster y Elena Ochoa. Se los quedarían en su casa para siempre.

Por mucho que no sea un metal noble —hay quienes lo consideran la plata de los pobres—, el estaño no es barato. De hecho, uno de los problemas en este negocio es la fluctuación de su precio. Ese último lingote que nos contempla antes de ser fundido pesa unos 30 kilos. Justo antes de la pandemia, el kilo costaba unos 28 euros; la última vez que miró su precio el artesano Gorete Pascual, salía por unos 50. “Hay veces que no ganas nada, se te va todo en el material”, dice antes de meterlo en un horno a 600 grados. Gorete es uno de los tres socios de esta cooperativa que se muere. Tiene 61 años, lleva trabajando aquí desde los 16. José Luis Hernán y Andrés Díaz entraron también chavales. Llevan casi cinco décadas y se jubilan el año que viene. Juntos, echarán el cierre.

El artesano Gorete Pascual lleva 45 años en este oficio. Aquí, posa junto a las cajas de arena prensada preparadas con los moldes para acoger el estaño fundido. A la izquierda, diseños en estaño a la venta en la tienda sobre el taller de Pedraza.
El artesano Gorete Pascual lleva 45 años en este oficio. Aquí, posa junto a las cajas de arena prensada preparadas con los moldes para acoger el estaño fundido. A la izquierda, diseños en estaño a la venta en la tienda sobre el taller de Pedraza.Gianfranco Tripodo

Sus manos han fundido, repasado, soldado, torneado, limado, pulido y sacado pátina a entre 1.100 y 1.900 piezas anuales. Han llegado a facturar 150.000 euros al año. Lo venden todo en la tienda que está sobre el taller. Sus piezas más elaboradas superan los 8.000 euros; pero un llavero puede salir por 15. Su plan es refundir las que vayan quedando, acabar con las existencias. El trabajo no es sencillo. Es todo artesanal. Primero se preparan los moldes con arena húmeda prensada. Posiblemente este sea uno de los últimos, si no el último, talleres con molde perdido de arena de España. Eso significa que cada molde se utiliza una sola vez, por eso las piezas son únicas. “Hay que acoplar una caja sobre otra con precisión para que, cuando se vuelque el estaño fundido por los bebederos [los huecos que dejan para introducirlo en la arena] rellene todo el hueco. No te puedes exceder en la humedad y el estaño tiene que estar muy caliente. Empieza a derretir a los 200 grados, pero para esto tiene que alcanzar los 600. Si no llena bien, hay que empezar de nuevo”, explican. Después se repasan y sueldan para montar la obra final. Tienen objetos a medio montar por todas las mesas; muchos decorativos, como animales, obeliscos o bandejas. “¿Ves esta jarrita que parece una chorrada? Pues no veas el trabajo que da. Un candelabro pequeño tiene 5 o 6 piezas, pero uno grande igual son 30. Ponte tú a soldar eso”, ríen. Han hecho sus propias herramientas: formones, limas, martillos. “Como no existían las que necesitamos, nos las hemos tenido que inventar”.

Andrés Díaz, Gorete Pascual y José Luis Hernán ante su tienda-taller en Pedraza. Esta villa amurallada segoviana sirvió como inspiración para Unamuno, Cela o el pintor Ignacio Zuloaga, y de plató de películas como 'Mister Arkadin' (1955), de Orson Welles, o 'Bolero' (1984), con Bo Derek.
Andrés Díaz, Gorete Pascual y José Luis Hernán ante su tienda-taller en Pedraza. Esta villa amurallada segoviana sirvió como inspiración para Unamuno, Cela o el pintor Ignacio Zuloaga, y de plató de películas como 'Mister Arkadin' (1955), de Orson Welles, o 'Bolero' (1984), con Bo Derek.Gianfranco Tripodo

La casona que alberga Estaños de Pedraza sería un sueño para cualquier creador o emprendedor en busca de un taller propio donde instalarse. Una fantasía para el escapista de ciudad. Para Gorete, Andrés y José Luis, ha sido su hogar. No saben qué hacer con ella cuando la dejen. “Vente y montas una discoteca, a ver si así traemos de nuevo a gente joven y se anima el pueblo con algo más que turismo”, bromean. Les queda la caza (“del corzo, la zorra, las perdices, el conejo, la liebre”, enumeran), la recogida de setas, los paseos con sus perros… su tiempo. Un tiempo con el que tampoco han decidido qué hacer. Pero se marchan con una certeza: “Hemos estado aquí casi 50 años haciendo lo que nos gusta. Y lo estamos disfrutando hasta el último día. No todo el mundo puede decir eso de su trabajo”. Pues no.

Una calle de Pedraza, el municipio segoviano donde está el taller.
Una calle de Pedraza, el municipio segoviano donde está el taller.Gianfranco tripodo

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