Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casan en El Rincón en una boda blindada con 400 invitados

La tarde de este sábado los periodistas de la prensa del corazón estaban repartidos por cuatro puntos clave de Madrid para tratar de captar algún detalle del enlace de Tamara Falcó (41 años) e Íñigo Onieva (34). Una boda por la que la revista ¡Hola! habría ofrecido una exclusiva valorada en más de medio millón de euros y sobre la que muchos comentaristas en televisión y en prensa han llegado a decir que estaba gafada. En el hotel Mandarín Oriental Ritz de Madrid las cámaras han captado cómo salía el vestido de la novia y, más tarde, algunos de los invitados al enlace. En la mansión de Isabel Preysler en Puerta del Hierro se veía salir a Falcó, la marquesa de Griñón, en un coche. Mientras, en su piso en el barrio madrileño de Justicia captaban a Íñigo Onieva saliendo rumbo a El Rincón, el palacio ubicado en Aldea del Fresno, a unos 50 kilómetros de la capital, donde se celebró el enlace. Allí les esperaban una treintena de periodistas.

“¡Baja la ventanilla, por favor! ¿Estáis emocionados con ver a los novios?”, rogaban los periodistas apostados en la entrada de El Rincón a los invitados que llegaban a la boda que será, sin duda, una de las más mediáticas de los últimos años en España. La magnitud del evento se notaba entre los periodistas. Pisando los pies de los demás sin ningún cuidado, pegando algún codazo que otro, cualquier cosa parecía valer para captar algunas palabras o planos de los invitados. Esa ha sido la única forma de conseguir las declaraciones del novio. A su llegada, y al ser preguntado insistentemente, Onieva se ha atrevido a bajar la ventanilla del coche: “Con ganas de ver a Tamara”, han sido sus escasas palabras. Ganas de verla, y ganas seguro de pasar página y empezar un nuevo capítulo en su relación, que se ha enfrentado con no pocos escándalos en el último año. Igual que el novio, la madre de la novia, Isabel Preysler, ha sido una de las que más interés ha despertado entre los periodistas. Rodeada por cámaras, ha sido bombardeada con preguntas, pero ella se ha limitado a compartir unas sonrisas y un par de “muchas gracias”, antes de subir de nuevo la ventanilla.

Entre el mar de periodistas, se han atrevido a acercarse a este palacio algunos curiosos, como Sylvana y Claudia, de un pueblo de al lado de Aldea del Fresno. Las hermanas son fieles lectoras del ¡Hola!, y han acudido acompañadas por sus hijas, Nevea y Alejandra, de ocho y 10 años. “¿Por qué han venido hasta aquí?”. “Para ver por un segundo a los familiares, sobre todo queremos ver a Íñigo”, contestaba Claudia, mientras su hija soltaba una sonrisa un poco avergonzada. Otras espectadoras ansiosas por ver cómo llegaban los centenares de invitados en sus coches con trajes y vestidos de fiesta han sido Nuria, Mercedes y Rosana, todas mujeres de edad mediana que se han hecho amigas hoy. “Me encantaría ver cómo es el palacio por dentro”, se lamentaba Mercedes mirando hacia el eterno camino desde la puerta de entrada hasta el palacio, que desde la valla ni se intuye. “No sé qué haría con tanto dinero”, comentaba Mercedes. Un refrigerio con anchoas, queso, paté, jamón o bocadillos de carne, y algo para beber, han ayudado a los periodistas a sobrellevar mejor el calor y la espera.

Pero la primera gran protagonista en llegar a El Rincón ha sido la novia. Eran sobre las cuatro y media de la tarde cuando aparecía ante las puertas de El Rincón la marquesa de Griñón, vestida de blanco y sentada junto a su maquilladora, Raquel Álvarez. Ella también ha bajado la ventanilla, pero apenas ha dicho un “todo muy bien”, probablemente para mantener lo máximo posible esa exclusividad por la que la revista ¡Hola!, según fuentes consultadas por EL PAÍS, ha desembolsado más de medio millón de euros en la que podría ser una de las últimas grandes exclusivas pagadas de la historia.

“Ya no nos queda más que una semana y un día para estar unidos para siempre a ojos de Dios”, escribía Falcó en su cuenta de Instagram. Su relación se remonta a finales de 2020, y este sábado 8 de julio ha sido ese día en el que se han convertido en marido y mujer contra viento y marea —ha quedado para la historia de la prensa del corazón su mediática ruptura del compromiso un día después de anunciarlo, al mismo nivel que la infidelidad del novio—. Y lo han hecho no con un cura, ni con dos, sino con tres. Aunque el encargado de oficiar el enlace ha sido el sacerdote Miguel Cruz, guía espiritual de una marquesa que entre sus planes de despedida de soltera fue irse a Fátima a rezar con amigas.

Tamara Falcó ha caminado hacia el altar con un velo que le cubría el rostro y acompañada de su hermano mayor, Manuel Falcó, marqués de Castel-Moncayo. Con casi una hora de retraso, la ceremonia se ha celebrado en uno de los patios más amplios de El Rincón con una formación de músicos y un coro de 12 voces que ha interpretado música clásica y religiosa para la ocasión. Media ahora después de llegar al altar, y tras intercambiar los votos, Tamara e Íñigo ya eran declarados marido y mujer. Una ceremonia contada en directo en la web de ¡Hola!, que ha ido desvelando algunos detalles, como que el padre Cruz ha llamado Álvaro a Íñigo y que las velas han prendido la casulla del sacerdote José Luis.

Los detalles de la boda están protegidos —para ello se han confiscado los móviles de los invitados— para que la revista —en la que apareció Tamara Falcó en portada a los pocos días de nacer— sea la única revista con acceso a los detalles de la ceremonia y fiesta celebrada en el palacio que la novia heredó de su padre, Carlos Falcó. Además de un reportaje de su luna de miel en el Índico. Pero a pesar de esa exclusiva, son muchas las cosas que se han ido conociendo porque no habido día a lo largo de la última semana en la que no se haya desvelado algo. Tanto se ha dicho que, prácticamente, solo queda por saber las anécdotas de la noche y ver las fotos.

Para empezar, han acudido 400 invitados. Entre ellos rostros muy conocidos más allá de los de la familia de la novia (con la matriarca Isabel Preysler al frente, no han faltado Chabeli y Julio José Iglesias —sin su hermano Enrique—, Ana Boyer y sus cuatro hermanos por parte de padre). Algunos nombres: Vicky Martín Berrocal, Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y Juan Avellaneda —con quienes la novia hizo amistad en MasterChef Celebrity, que la marquesa ganó—, Eugenia Martínez de Irujo, Pablo Motos y el resto del equipo de El Hormiguero —programa en el que colabora Tamara—, Carolina Herrera, Eugenia Silva, Jon Kortajarena, Alonso Aznar, Susana Uribarri, Rosa Tous, Alessandra de Osma y Christian de Hannover…

Antes de la boda ya se sabía también que Tamara Falcó, además de lucir una tiara familiar con grandes diamantes, llevará en su boda dos vestidos. Lo confirmaba Wes Gordon, el director creativo de Carolina Herrera que hace menos dos meses se puso al frente del encargo cuando la firma bilbaína de moda nupcial Sophie et Voilà rompía su contrato con acusaciones veladas de plagio. “Es una mezcla de estilo tradicional y moderno, y muy femenino”, contaba el diseñador estadounidense a los paparazis que le esperaban el viernes a su llegada al aeropuerto de Madrid. Eso sí, el segundo vestido, el de la fiesta, no ha sido blanco. Según ha podido saber este periódico, el traje de novia está inspirado en el que lució Grace Kelly en su boda con el príncipe Raniero de Mónaco y no habría un acuerdo comercial con la marca. El vestido de Isabel Preysler también es de Carolina Herrera, amiga de la familia, y será “colorido”, según dejó caer Gordon a los periodistas. El novio ha lucido chaqué y unos gemelos en forma de letra T (de Tamara, según él mismo compartió de camino a la ceremonia). Y, a quien le pueda interesar, Onieva tiene una 39 de cuello, se ha lanzado en informar su sastre a un programa de televisión.

Tras la ceremonia, que ha sido con misa completa —con peticiones para el Rey, España y el Papa incluidas— como no podía ser de otra manera para una mujer que habla en público de su devoción por Dios y la Virgen y que acude a congresos sobre la familia, la agenda marcaba el momento del cóctel y la posterior cena en los jardines. El responsable del menú ha sido el chef vasco Eneko Atxa, con la ayuda de 45 cocineros que se han instalado en unas cocinas habilitadas en los jardines para cocinar un plato, entre otros, de caza, en recuerdo a los gustos del fallecido padre de la novia. Y se brindará con el vino rosado del Marqués de Griñón y con el champán Moët&Chandon, uno de los patrocinadores del enlace.

Hace justo un año que se estrenó el documental La marquesa, en Netflix, capítulos en los que se podía ver las dependencias de El Rincón algo abandonadas. El también escenario de las bodas de Carlos Falcó y Esther Doñas (este sábado por la tarde, sentada en un plató de televisión para comentar la boda en el programa especial de Antena3) y de la de Julio José Iglesias con Charisse Verhaert, se veía con desconchones en las paredes, humedades, mala electricidad y fontanería… Con el enlace de este sábado, y tras meses de mejoras, este palacio de 1862 ha recuperado una parte del esplendor de cuando era escenario de cacerías a las que acudían Alfonso XIII o Juan Calos I y fiestas para la aristocracia. El final de fiesta tendrá un escenario diferente pero repetido en estos tres días de celebración: este domingo, los asistentes podrán disfrutar de un brunch en el mismo hotel de lujo madrileño de la preboda del viernes que recibía a los invitados más jóvenes con una alfombra roja.

“Hoy comienza nuestro viaje juntos y no puedo ser más feliz de tenernos el uno al otro para juntos hacer frente ante cualquier obstáculo de la vida. No existe mejor equipo, juntos nos completamos y obtenemos el equilibrio que en solitario jamás podríamos alcanzar. Gracias por tanto y por lo que viene. Te quiero”, escribía Íñigo Onieva en su cuenta de Instagram tras su preboda, en la que actuó el grupo flamenco Los Alpresa. La publicación de Tamara Falcó era muy diferente: una foto de ella sola etiquetando a las marcas de zapatos, vestido, bolso y joyas que lució. Unas horas después ambos compartían un pequeño vídeo de la celebración de la noche del viernes —de la que se despidieron en la puerta del hotel a medianoche con un beso ante decenas de periodistas y curiosos— mencionando a una conocida marca de tequila: todo el evento se sostiene por una maraña de acuerdos comerciales, compromisos con marcas (Tous, Moët&Chandon, OPI para sus uñas, o el propio El Rincón, la mejor publicidad para una propiedad que la novia quiere explotar y alquilar para bodas, eventos y celebraciones privadas) y contratos de confidencialidad.