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Tamara Falcó, ganadora de ‘MasterChef Celebrity’: “Mi madre me tiene un poco subestimada”

La hija de Isabel Preysler ganó el concurso gastronómico con su madre y Vargas Llosa en el plató

Tamara Falcó, el jueves tras ganar 'MasterChef Celebrity'. En el vídeo, sus mejores momentos del programa.Vídeo: DAVID G. FOLGUEIRAS
Jesús Ruiz Mantilla

Tamara Falcó (Madrid, 38 años) ha sido famosa desde niña. Pero ahora es una estrella. La nueva campeona de MasterChef no sabía apenas cortar verdura, pero el día de la final, hasta su madre flipó con su uso del machete. La hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó, marqués de Griñón, diseñadora de moda, es hoy una reina de la televisión consciente de que la fama tan pronto llega como se va. La clave es conservarla. Para eso anda rodeada de grandes maestros en casa. Tratará de aprovecharlo. Con ayuda de la providencia también. Y rezando con sus apps del móvil el rosario.

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Pregunta. Hay un momento crucial en el programa cuando su madre dice: ¡Es otra Tamara! ¡Es otra Tamara! ¿A quién se refiere?

Respuesta. Ya, a ver. Yo creo que mi madre me tiene un poco subestimada. Va de ahí a "mi niña es la mejor". Me ve siempre como pequeña y… ¡estoy a punto de cumplir 40 años! Bueno, tengo 38, o sea. Este mismo empeño que he puesto en MasterChef lo pongo en todas las cosas que hago. Se me ha dado bien la cocina, pues, ¡qué suerte!

P. Hemos visto una Tamara explosiva y otra zen. ¿Cuál prima?

R. Las dos. La explosiva forma parte de mí desde pequeña. Yo decía cosas, se reían y no sabía muy bien por qué. Desde el cole…

P. ¿No la entendían?

R. No, es como que a mí se me pasa por la cabeza y lo digo.

P. Espontánea.

R. Sí, o sea, es parte de mi gracia. Todo el mundo tiene talentos, ¿no? Pues a mí, ese me ha venido bien: la espontaneidad. En televisión ha dado juego. Por otro lado, está mi lado más germánico. Preysler lo es.

P. Yo lo achacaba a una influencia asiática, medio budista.

R. Budista, nunca.

P. Ay, sí, es verdad, perdón, que usted es muy católica. Pero ¿por qué no?

R. No, es una disciplina. Aunque si no estuviera así de bien con mi alma, no podría concentrarme, ¿sabes? Si no tuviera paz interior.

P. La Tamara explosiva, ¿la tiene?

R. Sí la tiene, forma parte como de mi alegría, es raro, pero es así. Son polos opuestos. Mi madre no conoce a la rigurosa. Ella lo es y no ve eso en mí por estar muy concentrada en su niña, en plan de preocupación. De hecho, casi le da un chungo cuando cojo la macheta y me pongo allí a cortar porque ella nunca me dejaba ni acercarme al fuego en la cocina. Tiene esa cosa de protección. Es suuuuuper, supermamá gallina. Ya sabía que le iba a dar algo. Por eso intenté hacerlo rápido, porque sé que lo estaba pasando mal.

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P. Ahí, entonces, la superprotectora fue la niña con su madre, ¿cambiaron los papeles?

R. ¿La estaba protegiendo? Ummm, no sé, nunca lo había pensado. Yo siempre le he hecho mucha gracia.

P. Se parecen mucho, físicamente, cada vez más.

R. Nos lo dicen cada vez más. Es como el superhalago. Lo importante es que llegue yo así a los 70. Ella es especial, hasta cuando coge un vaso de agua.

Isabel Preysler, Tamara Falcó, Mario Vargas Llosa y Xandra Falcó, tras la final de 'MasterChef Celebrity'.
Isabel Preysler, Tamara Falcó, Mario Vargas Llosa y Xandra Falcó, tras la final de 'MasterChef Celebrity'.TVE

P. Cuando supimos que iba a meterse en MasterChef, impactó. La última vez con Bertín Osborne no sabía ni cortar cebolla. ¿Usted no se había metido a cocinar en la vida?

R. Me dejaban hacer postres pero luego otro venía y los metía al horno. Siempre tuve bastante interés. Además, teniendo una cocinera en casa como es Ramona. De ella puedo decir que así como a unos se les da bien lo dulce y a otros lo salado, lo borda todo por igual. No te podría decir una cosa que haga mal. Es de locos. Además, se ha llevado muy bien con mi profesor de cocina, Raúl Marín. Le va a encantar que lo cites. Estudió en el Basque Culinary Center. Se sabía todo. Técnicas de vanguardia, esferificaciones y tal. Esto ha sido mucho más duro de lo que sale en televisión. Mi madre, a veces, llego a casa y me dice: pero esto, de verdad, ¿te merece la pena?

P. ¿Y su abuela?

R. Tiene 96 años y le tenía que hacer un homenaje. Está genial. Dejó de fumar con 80, para no afectar al hijo de mi hermana Chabeli: es su favorita, pero como yo ahora me he hecho religiosa estoy ahí, ahí. Lo de sobreprotección que hemos comentado… Mi abuela sigue llamando a mi madre chiquitina.

P. ¿Con MasterChef ha querido romper esa imagen de la Tamara frívola y demostrar que sirve para algo más?

R. No, no, qué va. ¡Era un buen contrato! Para nada. Ha sido genial porque lo que gane lo dedicaré a mi firma de moda: TFP. Además, era un programa blanco.

P. ¿A qué se refiere?

R. Que no es corazón, ni entra en polémicas. Pero cuando se abrieron esos portones y vi a los jueces, dije: ¿dónde me he metido? ¡Pero me encantan los retos! Estaba ahí y me esmeré.

P. ¿En esto de la tele y la fama se siente un poco becaria?

R. En la tele sí, en la fama, no. He sido famosa desde niña.

P. Por herencia familiar, pero trabajárselo delante de los focos, ¿no es más complicado?

R. Yo siempre me lo he currado muchísimo, a lo mejor no se veía, pero es así. Además, creo mucho en la divina providencia. No tenía un guion.

P. ¿Seguro? ¿Y esa tensión sexual con Jordi Cruz? ¿Unas pautas les darían?

R. Yo no sé qué se dicen entre ellos por los pinganillos. Menos cuando estoy cortando cebolla y haciendo el pino puente. Cuando Jordi me dijo lo que me dijo, al final, tantas cosas buenas, trastabillé.

P. Pues entró usted en el juego muy bien…

R. ¿Yo? No entro a ningún juego, eso me parece un poco indignante.

P. Es un halago.

R. Yo no tenía más estrategia que cocinar bien, de verdad. Que no me canearan cuando llegara el veredicto. Lo otro es anecdótico.

P. ¿No han jugado los jueces un papel así como de santísima Trinidad: padre, hijo y espíritu santo?

R. No me gusta eso. Se lo tengo que comentar a mi director espiritual. No sé.

P. El Evangelio está lleno de parábolas.

R. ¿A dónde vamos por ahí? Yo no lo veo así.

P. ¿Reza todos los días el rosario, letanía incluida?

R. Todos, no. Y las letanías las tengo en la app, aquí, en el móvil, mira. Lo rezo para encontrar mi punto de paz. Mi oración con Dios es diaria. Le empecé a escuchar cuando me compré la Biblia después de que mi padre se separa por tercera vez y me pide que me vaya con él al campo. Me la compré y empecé a leerla por la primera página, como se leen los libros, ¿no? Antes de eso no tuve una vida religiosa. Era agnóstica, no conocía a Jesús, pero la presencia de Dios padre, la sentía. Luego empecé mi camino de fe. La virgen, yo creo que es la que me llevó a todo eso.

P. Y de don Mario, ¿qué me dice?

R. Es genial. Mario es genial, lo había tratado porque era amigo de mi tío Miguel y de mami hace tiempo. No te creas que es supersibarita. Le gusta vivir, pero tiene una disciplina brutal. Nosotros creíamos que hacíamos un ceviche buenísimo en casa y dijo, no, por favor, absteneros de esto.

P. ¿Piensa abrir un restaurante?

R. ¡Cómo voy a abrir un restaurante! Tengo muchísimo respeto por la hostelería.

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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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