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El divorcio caro y raro de Julio José Iglesias y Charisse Verhaert

Su padre apostó por él como cantante pero quien triunfó fue Enrique. Sin un trabajo conocido, el segundo hijo del artista e Isabel Preysler se enfrenta a una complicada separación

Julio José Iglesias, en la presentación de su proyecto 'Timeless' en Miami en marzo de 2020.
Julio José Iglesias, en la presentación de su proyecto 'Timeless' en Miami en marzo de 2020.Arturo Dovalina (Gtresonline)
María Porcel

Miami es el paraíso elegido de los hermanos Iglesias-Preysler. Los tres hijos nacidos en los años setenta del matrimonio de Julio Iglesias e Isabel Preysler hacen allí su vida lejos de los focos que les persiguieron de niños, en el lugar al que se mudaron en 1982 tras el secuestro de su abuelo, el doctor Iglesias Puga. Chábeli y Enrique residen en casas búnker, alejados del mundanal ruido, pero Julio José —o Julio Iglesias Jr., como le gusta que le llamen ahora — no quiere eso. Su forma de vivir es más popular. Ha intentado seguir los pasos de su padre y labrarse una carrera artística, aunque solo lo ha conseguido a medio gas. Estos días, como ha sido habitual los últimos años, es su vida personal la que sale a relucir en los medios más que esa ansiada faceta profesional que trata, sin éxito, poner en relieve.

Iglesias Jr., que cumplirá 48 años el 25 de febrero, se ha separado de forma discreta de quien ha sido su pareja desde 2004 y su esposa desde 2012, la modelo belga Charisse Verhaert. Su boda fue anunciada; su separación permanecía oculta en un juzgado de Miami-Dade desde el 3 de agosto. La vista del divorcio está fijada para el 22 de abril. En juego hay, para empezar, una importante propiedad en Miami. En la avenida Sheridan está la casa que es el eje central de la batalla legal del todavía matrimonio. “No es una zona hiperexclusiva, nada que ver con la de Enrique. Puedes ir y llamar a su puerta”, explican desde Miami personas que conocen a Iglesias y a su entorno. Estos relatan que la propiedad fue adquirida en 2004 por 855.000 dólares, unos 700.000 euros al cambio. “Ahora vale mucho más, fácil dos o tres millones, es un lugar estratégico”, relatan esas fuentes. Lejos aún de los más de 20 millones que costó la de Enrique Iglesias en la exclusiva Bay Point.

Iglesias Jr. ha contratado un potente bufete de abogados para evitar que Verhaert logre sus exigencias, entre las que están quedarse con la mitad de la casa y una pensión mensual de casi 9.000 dólares (7.500 euros), desglosados en 2.000 para la casa, 4.000 para viajes, vestuario y cuidado personal, 700 para alimentación y otros 700 para dar de comer a su mascota, entre otros apuntes. De hecho Molly, su perrita, es punto clave de la separación. Verhaert defiende sus pretensiones económicas con el argumento de que dejó su trabajo de modelo por su matrimonio. Lo que está por ver es qué sucede con la casa cuya propiedad es anterior a su relación. Pero mientras el proceso de separación ha arrancado, diversas fuentes confirman que es habitual verles juntos cenando en algún restaurante. El propio Julio ha contado que aún comparten vivienda, un comportamiento extraño en una pareja que siempre fue más formal que real.

Julio José Iglesias y Charisse Verhaert, en Madrid, en 2018.
Julio José Iglesias y Charisse Verhaert, en Madrid, en 2018.GJB (GTRES)

El matrimonio vive, sobre todo, gracias a los ingresos de él, que canaliza a través de una única empresa ubicada en Florida, Triumph Entertainment. Iglesias ha sacado cuatro discos, el último en 2012 (más otras cinco canciones versionando a su padre en 2020), y tiene algunos negocios como una revista que se edita dos veces al año y fundó con unos amigos; también participa en una marca de bebidas y suplementos alimenticios. Todo ello sin olvidar su presencia mediática. El mayor de los hijos varones de Julio Iglesias ha participado en concursos de televisión, sobre todo en España (Mira quién baila, Tu cara me suena) y se ha sentado en platós a cambio de suculentas cantidades de dinero. Cuando tiene picos de popularidad aprovecha para actuar en algún concierto en bares o casinos de segunda línea de la ciudad. “Pero vive de su padre”, aseguran desde su entorno. “Tanto a él como a Verhaert nunca se les ha conocido un trabajo estable, algo a lo que se dedicaran”, dicen fuentes cercanas a la pareja. Son conocidos, pero no tienen la categoría de famosos de primera línea en Estados Unidos. Estos días las televisiones hispanohablantes de Miami sacan su divorcio a relucir de cuando en cuando, pero como cuentan fuentes del entorno, “cuando se anunció la separación solo dos periodistas de dos programas de farándula fueron a su puerta, y a los cinco minutos se largaron”.

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La relación entre Julio padre y Julio hijo es cordial. La estrella mundial apostó por la carrera artística de él pero al final fue Enrique quien triunfó. Los tres hermanos Iglesias-Preysler mantienen una relación cercana. Chábeli, que vive más al sur, en la zona de Pinecrest, ejerce de hermana mayor y le gusta organizar reuniones familiares. Julio José y Enrique comparten su afición por el deporte y momentos de ocio aunque desde que el menor ha sido padre los tiempos de encuentros se han espaciado. Pero tras la ruptura de Julio y Charisse, Enrique se ha convertido en su más cercano consuelo. Viven a 10 minutos de distancia aunque sus vidas ahora más que nunca son bien distintas.

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Sobre la firma

María Porcel
Es corresponsal en Los Ángeles (California), donde vive en y escribe sobre Hollywood y sus rutilantes estrellas. En Madrid ha coordinado la sección de Gente y Estilo de Vida. Licenciada en Periodismo y Comunicación Audiovisual, Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, lleva más de una década vinculada a Prisa, pasando por Cadena Ser, SModa y ElHuffPost.

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