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Bacalao de Alcántara: una presunta receta monacal

Los franceses saquearon el monasterio de la localidad cacereña en la Guerra de Independencia y supuestamente se llevaron un recetario que puso de moda en Francia los platos "al estilo Alcántara". ¿Realidad o ficción?

De Cáceres a Francia
De Cáceres a FranciaMIRIAM GARCÍA
Miriam García

Alcántara es un municipio de Cáceres, a orillas del río Tajo, cruce de caminos poblado desde muy antiguo y sede del convento de San Benito del siglo XVI. Este monasterio fue saqueado por las tropas francesas durante la Guerra de Independencia en el año 1807, y supuestamente se llevaron un recetario de los monjes que acabó en manos del general en la biblioteca del monasterio se habría encontrado un recetario de los monjes que habría acabado en manos del general Jean-Andoche Junot, quien lo envió a su mujer, la escritora Laura Permon.

Según esta leyenda, después del hallazgo se habría popularizado en Francia el método de preparación de perdices, faisanes y becadas a la moda o al estilo de Alcántara, en el que se hace uso de trufas e hígado de pato (que son ingredientes bastante más franceses que extremeños de aquella época). Este recetario de Alcántara, si es que llegó a existir, no se ha conservado como tal, pero la receta o método de elaboración de las aves la recoge el cocinero Auguste Escoffier en el año 1903 como la receta del faisán al modo de Alcántara.

En cuanto al bacalao de Alcántara, algunas fuentes afirman que procede igualmente del dicho monasterio y que el señor Escoffier recoge en Le Guide Culinaire la receta del bacalao monacal precedente de Alcántara. Sin embargo, en la versión original del manual de Escoffier no aparece semejante cosa. Ni siquiera una versión de un plato de bacalao que se asemeje a lo que se conoce hoy día como bacalao al estilo de Alcántara, aunque tuviera un nombre diferente. La receta procederá de la zona de Alcántara e incluso del monasterio, pero Escoffier no la menciona y tampoco procede del famoso recetario hipotéticamente robado por los soldados franceses (aunque si alguien me da pruebas de lo contrario, me tragaré mis palabras junto con una rica tajada de bacalao).

No es extraño que en un entorno monacal aparezcan fórmulas para el bacalao seco y salado, por la prohibición religiosa de comer carne en determinados momentos del año. El resto de los ingredientes son sencillos y al alcance, al menos, de un pueblo extremeño: patata, aceite de oliva, cebolla y espinacas. Algunas fórmulas incluyen huevo duro, no así la receta en que me baso del Manual de Cocina de Ana María Herrera, conocido en otros tiempos como de la Sección Femenina, libro que a día de hoy sigue figurando entre los más vendidos en esa web de la que usted me habla y en El Corte Inglés, como nos cuenta Ana Vega. Hay que reconocer que este plato bonito no es: lo de cubrir el bacalao con las espinacas rehogadas como si le hubieran caído de un quinto piso no hay quien lo salve desde un punto de vista estético. Pero rico está un rato.

Dificultad: Encontrar un bacalao de calidad.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 500 g de bacalao
  • Harina para rebozar
  • Aceite de oliva
  • 600 g de patatas
  • 100 g de cebolla
  • 300 g de espinacas
  • Sal
  • Pimienta
  • Pimentón dulce

Instrucciones

1.
Desalar el bacalao poniéndolo en remojo 24 horas antes, manteniéndolo en la nevera y cambiándole el agua por lo menos tres veces.
2.
Dividir el bacalao en tajadas, si no lo está, y eliminar las espinas que pueda tener.
3.
Rebozar las piezas de bacalao en harina y sofreírlas en aceite de oliva a fuego medio, hasta que estén un poco doradas. Sacar y reservar.
4.
Pelar las patatas y cortarlas en rodajas finas.
5.
Pelar y picar finamente la cebolla. Sofreírla en aceite hasta que esté transparente.
6.
Cocer las espinacas al vapor o en el microondas, en un recipiente tapado, hasta que estén lacias. Picarlas con un cuchillo y rehogarlas en una sartén con un poquito de aceite para que se reduzcan aún más.
7.
Colocar las patatas en el fondo de una cazuela y salpimentar; distribuir el bacalao por encima. Cubrir con la cebolla y las espinacas, y espolvorear un pellizco de pimentón por encima, además de algo más de sal y pimienta.
8.
Agregar 200 ml de agua y estofar a fuego bajo hasta que las patatas estén tiernas y el líquido se consuma. Servir de inmediato.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com.

Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.

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