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Trufas de chocolate y vino especiado

El chocolate y el vino casan a la perfección, y si además se aromatiza con naranja, canela, clavo y nuez moscada la cosa se pone tan sabrosa como navideña.

Se pueden oler desde aquí
Se pueden oler desde aquíMIRIAM GARCÍA
Miriam García

Nos ponemos elegantes y refinados en El Comidista -dentro de nuestras posibilidades-, con estas trufas de chocolate y vino especiado. Tienen dos ventajas: son facilísimas y harán que en Navidad a tus cuñados se les descuelgue la mandíbula de admiración por tu buen hacer (que sí, que tú puedes). Además se pueden hacer con antelación para lucirte a base de bien y sin estrés en tus ágapes navideños.

Hacer trufas caseras es un proceso razonablemente fácil -aquí tenéis otros tres ejemplos- y tienen la ventaja de que las puedes aromatizar a tu gusto y casi con lo que más te apetezca. En este caso lo hemos hecho con un clásico de la Navidad anglosajona, centroeuropea y nórdica: el vino especiado, que recibe nombres tan variados como mulled wine, glögg -sí, ese que compráis en IKEA-, glühwein y algún otro. Si queréis calentaros con el clásico glögg en versión casera, la receta ya la proporcionó nuestra compañera Mireia Font por aquí.

De modo que estas trufas combinan el sabor del chocolate -conviene usar un chocolate de postres aceptable- con los aromas del vino especiado (siempre he pensado que el vino tinto y el chocolate casan de maravilla). Si quieres rizar el rizo, más allá del clásico acabado trufero de rebozarlas en cacao en polvo, te proponemos un baño en chocolate que además las protege de resecarse.

Dificultad: Poquita si sigues nuestras instrucciones.

Ingredientes

Para 4 raciones

  • 200 ml de vino tinto
  • 2 peladuras de naranja
  • 1 cdta. de canela molida
  • 4 clavos de olor
  • 1 pizca de nuez moscada recién molida
  • 2 cdas. de azúcar moreno
  • 150 g de chocolate negro de calidad
  • 125 g de nata líquida para montar (mínimo 35% m.g.)
  • Cacao en polvo
  • 150 g de chocolate más para el baño (opcional)

Instrucciones

1.
Poner el vino en un cazo y agregar la piel de naranja, la canela, los clavos, la nuez moscada y el azúcar moreno. Calentar hasta que hierva suavemente y reducir a la mitad del volumen; medir en un vaso medidor para asegurarnos de que obtenemos 100 ml.
2.
Poner el chocolate en un bol y derretirlo, bien sobre un cazo con un dedo de agua hirviendo, que no toque el bol, bien en intervalos de 15 segundos en el microondas con mucha precaución y removiendo a cada tanto.
3.
Calentar la nata en un cazo o en el microondas sin que llegue a hervir y agregar la reducción de vino aún caliente. Mezclar.
4.
Verter los líquidos sobre el chocolate derretido y remover con unas varillas hasta que emulsione; se aprecia que la mezcla espesa ligeramente y se pone brillante y sedosa. Dejar enfriar a temperatura ambiente.
5.
Pasar la ganache a la nevera y dejar que se ponga firme por lo menos un par de horas.
6.
Preparar un plato con cacao en polvo. Con una cucharilla, tomar porciones homogéneas de la ganache montada, rodarlas entre las manos para darles forma de bolita y pasarlas por el cacao en polvo. Ir poniéndolas en una bandeja y volverlas a refrigerar en la nevera. Cuando estén frías se pueden pasar por más cacao en polvo.
7.
Si quieres bañar las trufas, derretir en un bol las dos terceras partes del chocolate. Picar la tercera parte restante y añadirla. Mezclar hasta que esté derretido todo el chocolate.
8.
Bañar las trufas en el chocolate derretido sumergiéndolas con un tenedor, pasarlas a un papel de horno y dejar que se solidifique el chocolate.

Si haces esta receta, comparte el resultado en tus redes sociales con la etiqueta #RecetasComidista. Y si te sale mal, quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com

Sobre la firma

Miriam García
Química y traductora de inglés de formación, gastrónoma por pasión desde el 2013. Divulgadora gastronómica y fotógrafa para marcas de alimentación o medios como El Comidista y 'Bon Viveur', profesora de cocina en la Escuela Alambique de Madrid, recetea en su blog 'El invitado de invierno' y en donde le lleve el viento, gastronómicamente hablando.

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