Ayuso absoluta, año I
La presidenta de Madrid celebra el primer aniversario de su mayoría absoluta marcado por la reforma de las instituciones que deben ejercer de contrapeso, la inexperiencia de sus consejeros y la polémica que afecta a su pareja
—¿Qué te ha parecido?
—Un desastre.
Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de la Comunidad de Madrid, le pregunta a una persona de su máxima confianza sobre el primer pleno de control a su nuevo Gobierno. Es 14 de septiembre de 2023. Una consejera ha perdido el hilo de su intervención rodeada por las caras de extrañeza de varios diputados. Otro ha leído su discurso trastabillándose. Y a un tercero se le ha acabado el tiempo sin terminar su argumentación. Así arranca el tercer Ejecutivo de Ayuso: con los nervios inherentes a que se haya cambiado la alineación del equipo al completo, reforzado por una mayoría absoluta de la que este martes se cumple un año, y sin saber lo que se le viene encima. Estas son alguna de las fechas clave:
16 de noviembre de 2023. Pedro Sánchez es investido presidente de España y forma un Gobierno de coalición con Sumar que deja en nada la victoria electoral de Alberto Núñez-Feijóo. Ese escenario inesperado coge con el pie cambiado al Gobierno de la Comunidad de Madrid, diseñado por Díaz Ayuso para una etapa de cooperación con una Moncloa ocupada por el PP, y no para mantener el choque permanente con Sánchez, al que acostumbra desde 2019.
“Confieso que cuando hice este Gobierno yo me esperaba otro escenario”, admite en una entrevista en El Mundo. Los consejeros, en su mayoría técnicos sin peso político, tienen que dar un paso al frente para fajarse en el choque con la administración central. En paralelo, ponen en marcha una agenda política diseñada para recuperar todo el poder cedido por el PP durante el Gobierno en minoría de Cristina Cifuentes (2015-2018).
“Estamos viendo un asalto a las instituciones en esta mayoría absolutista de la señora Ayuso”, resume este lunes Rocío Monasterio, de Vox, que habla en una rueda de prensa en la Asamblea con el despacho propio de quien tuvo la oportunidad de influir en el gobierno en las dos legislaturas pasadas, y ahora ha dejado de poder hacerlo.
Así se reforman los contrapesos del poder ejecutivo (Cámara de Cuentas, Consejo de Transparencia o Telemadrid); se modifican las leyes trans y contra la LGTBIfobia de la región; y se controla la Asamblea al milímetro, provocando las quejas de la oposición por las supuestas trabas a su labor de fiscalización.
Los dos primeros asuntos acaban en el Tribunal Constitucional, tras los respectivos recursos del PSOE y el Defensor del Pueblo. El tercero ya lo estaba desde la legislatura anterior, por mediación de Más Madrid. Y justo cuando el Ejecutivo empieza a tomarle la temperatura a la legislatura, una nueva bomba lo zarandea.
12 de marzo de 2024. El estallido del caso Alberto González Amador, al que la Fiscalía acaba denunciando por la presunta comisión de dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad en documento mercantil, coge al Gobierno en fuera de juego. Nadie está preparado para afrontar una polémica que afecta a la pareja de la presidenta, y menos aún para que ella asuma en primera persona la defensa del acusado durante una rueda de prensa volcánica en la que denuncia una supuesta conspiración de los poderes del Estado para herirla políticamente a través de su vida privada.
“Me he mantenido al margen”, se desdice Ayuso este lunes durante una entrevista televisiva que deja así el mejor testimonio de que la baronesa conservadora no está convencida de que el asunto esté evolucionando a favor de sus intereses. “Esto no empezó estando él y yo juntos”, sigue sobre los 350.000 euros presuntamente defraudados por su novio. “Y no tiene nada que ver con la Comunidad de Madrid”, remata sobre un asunto que ha centrado la labor de la oposición desde entonces.
“Este año el Gobierno de Ayuso se podría caracterizar por tres palabras: mentiras, recortes y mordaza”, opina Manuela Bergerot, de Más Madrid. “Mentiras porque en lugar de presidenta ha hecho de abogada defensora de un defraudador confeso, mintiéndonos una y otra vez en las explicaciones del caso de su novio”, argumenta.
“Recortes (...) en derechos, porque ha convertido a la Asamblea en el primer Parlamento autonómico en democracia que ha legislado para recortar derechos a las personas trans y LGTBI”, sigue. “Y mordaza en la fiscalización [parlamentaria] al Gobierno”, añade en referencia al bloqueo de iniciativas, por ejemplo, relacionadas con las 7.291 muertes de ancianos en las residencias durante lo peor de la pandemia, cuando unos protocolos de triaje que el Gobierno siempre ha negado que dificultaron su traslado a hospitales. Sobre esas muertes deja esta frase Ayuso en febrero: “No se salvaban en ningún sitio”.
25 de marzo. El fuego de las protestas de la oposición por la supuesta neutralización de las instituciones que sirven de contrapeso al Ejecutivo se aviva cuando se conoce que Ayuso propone como consejero de la Cámara de Cuentas, con un sueldo de 100.556,52 euros, al expresidente socialista Joaquín Leguina.
El fichaje no es meramente estético. Porque sí, el PP quiere lanzar el mensaje de que hay un PSOE clásico, fiable y distinto al de Sánchez con el que se puede contar, y pactar. Pero hay algo más. A la polémica porque Leguina acepte un cargo ofrecido por seis años por los conservadores, cuando está a punto de cumplir los 83, se une inmediatamente otra: le nombran presidente. Y hay más: coloca a su pareja como su secretaria personal del organismo que preside. Tras casi un lustro criticando la supuesta colonización de las instituciones por parte del Gobierno central, el de Madrid guarda silencio.
28 de mayo de 2024. La víspera de su primer aniversario como presidenta con mayoría absoluta, Ayuso amanece en un programa de Telecinco. Le preguntan por Hamás e Israel. Por la crisis diplomática abierta entre el presidente de España, Pedro Sánchez, y el de Argentina, Javier Milei. O por su estrategia comunicativa en el caso que afecta a su pareja, en la que se han implicado empleados de la Administración pública, como su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, que distribuyó un bulo sobre dos periodistas de EL PAÍS, y amenazó a una informadora del digital eldiario.es ―”os vamos a triturar”― tras desvelar el escándalo.
Que no haya tiempo para tratar a fondo ningún tema sobre Madrid, o sus competencias como presidenta, resume que Ayuso ha seguido poniendo el foco en la política nacional durante todos estos meses. Lo que no quiere decir que su Gobierno haya estado parado. Todo lo contrario. Mientras las cámaras apuntaban a las elecciones gallegas, vascas, catalanas, y ahora europeas, la maquinaria legislativa y burocrática del PP de Madrid no paraba de producir.
Así, la Asamblea ha aprobado casi una decena de novedades legales, y Ayuso ha iniciado los trámites para impulsar una deducción del 20% en el tramo autonómico del IRPF a inversores extranjeros que se establezcan en la región, que ha rescatado este año tras el bloqueo de Vox en 2023.
La puesta en marcha del proyecto de la Ciudad de la Justicia; la construcción del nuevo edificio del Hospital 12 de Octubre; la prolongación de la línea 3 y 11 de Metro; la creación del primer centro de atención diurna para pacientes con ELA en el Hospital Enfermera Isabel Zendal; o el clúster de Inteligencia Artificial de Leganés, son otras de las actuaciones llevadas a cabo por el Gobierno.
“A la gente la vida le ha cambiado poco y mal”, afirma Juan Lobato, del PSOE. “¿A quién le ha cambiado mal?”, se pregunta. “A un millón de personas que hoy están en listas de espera, frente a 600.000 que había cuando llegó Ayuso; a cientos de miles de familias que teníamos nuestras urgencias de toda la vida en nuestros municipios, nuestros barrios, nuestros centros de salud, y ya no las tenemos; a cientos de miles de jóvenes que cada vez ven más imposible emanciparse, mientras Ayuso solo ha construido un 2% de las 25.000 viviendas que prometió”, se contesta. Y remata: “El balance es negativo”.
En todo caso, el tirón de la líder conservadora en las encuestas se mantiene intocable y constante. También, las protestas contra su gestión: mayo ha sido un mes de manifestaciones en defensa de la sanidad y la educación públicas. Y los mítines multitudinarios: este martes, en Móstoles, la ciudad más grande de las que recuperó el PP de la izquierda en las municipales de 2023, y donde se alió con Vox para gobernar, Ayuso celebra el primer aniversario de su mayoría absoluta.
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