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El secretario general del PP de Ayuso se citó con la pareja de la líder en plena polémica por su caso de fraude fiscal

Aunque los conservadores reducen la denuncia de la Fiscalía a un asunto que afecta a un particular, altos cargos del partido y del Gobierno se han implicado en la gestión de la crisis política y reputacional

Reunión del senador del PP Alfonso Serrano con el novio de Díaz Ayuso, Alberto González Amador. Foto cedida por la Cadena SER.Foto: CADENA SER
Juan José Mateo

El secretario general del PP de Madrid, Alfonso Serrano, se citó el miércoles por la noche con el empresario Alberto González Amador, pareja de la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, que ha admitido ante la Fiscalía dos delitos de fraude fiscal que suman más de 350.000 euros, según ha adelantado la Cadena SER y ha confirmado luego el propio Serrano en una rueda de prensa. Aunque el partido conservador lleva semanas intentando reducir la polémica a un asunto que afecta a un particular y del que el PP o el Gobierno regional nada tienen que decir, el encuentro en un local del distrito madrileño de Barajas demuestra que altos cargos de la formación y del Ejecutivo conocen de primera mano lo ocurrido. Tanto es así que Serrano no le ha dado ninguna importancia a que un senador y diputado autonómico como él se cite con un empresario denunciado por la Fiscalía que ha admitido los delitos de los que se le acusa para así intentar alcanzar un acuerdo con el que reducir una hipotética condena. De hecho, ha dicho que volvería a reunirse con González Amador.

“Como EL PAÍS seguro que sabe, cuando uno negocia con la Agencia Tributaria, o con la Fiscalía, se parte de que hay que asumir esa presunta irregularidad, y si no hay acuerdo, uno no tiene por qué reconocerlo”, ha justificado Serrano sobre su cita con el empresario, que ha admitido dos delitos de fraude fiscal a través de su abogado.

“Ese es el problema de esa filtración interesada por parte de la Fiscalía, que deriva partes de conversaciones entre particulares, que luego pueden dar lugar a esa interpretación que se hace”, ha seguido en una rueda de prensa celebrada en la Asamblea regional. “Yo me tomo Coca-colas con muchas personas, y no sé si tienen problemas con Hacienda, facturas pendientes o multas de tráfico”, ha sostenido Serrano, que no ha aclarado si se intercambió documentos sobre el caso con González Amador.

Y ha rematado: “Estoy dando más explicaciones por una Coca-cola que las que ha dado el presidente del Gobierno [Pedro Sánchez] por una trama de corrupción que afecta a tres ministerios, dos presidentes socialistas de comunidades autónomas y a la presidenta del Congreso de los Diputados [Francina Armengol]”.

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Esa referencia al caso Koldo, la trama de comisiones ilegales para conseguir contratos de suministro de mascarillas con la Administración en lo peor de la pandemia, es una de las tres patas de la estrategia con la que el PP está respondiendo a la polémica que afecta a la pareja de la presidenta.

La segunda gira alrededor de la querella interpuesta por González Amador contra la fiscal jefe de Madrid, Pilar Rodríguez, y contra el fiscal de delitos económicos, Julián Salto, al entender que incurrieron en delitos de revelación de secretos al enviar una nota informativa a los medios de comunicación sobre el caso de presunto fraude fiscal que le afecta. Y la tercera se centra en defender que este es un asunto privado de un particular, y que se emplea para destruir políticamente a Díaz Ayuso, puesto que no hay contratos con la Administración regional ni contratos públicos de por medio.

Sin embargo, altos cargos regionales se han implicado en el intento de controlar el daño político que está generando en la figura de la presidenta el caso que afecta a González Amador, que multiplicó por seis las ventas de su empresa en la pandemia gracias a intermediar entre vendedores y compradores de mascarillas y guantes. Así, Serrano, que es la mano derecha de la baronesa en el partido, no ha sido el único colaborador directo de Ayuso que se ha relacionado con el comisionista. También lo ha hecho, por ejemplo, el jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez.

El PSOE pide la dimisión

MÁR, como se conoce a este alto cargo, incluso ha actuado para intentar gestionar la crisis reputacional, aunque en este caso aumentándola. Así, Rodríguez impulsó en medios de comunicación afines un bulo contra periodistas de EL PAÍS, a los que acusó falsamente de acosar a menores, y de los que distribuyó una foto acompañada por sus nombres y apellidos. También amenazó a una periodista de elDiario.es. Y afirmó que dos redactores de este medio habían intentado entrar encapuchados en la casa de la presidenta, lo que ha negado repetidamente el diario digital.

La cita de Serrano con González Amador ha provocado un pequeño terremoto en la Asamblea, donde la oposición ha reaccionado inmediatamente. “La reunión es la prueba irrefutable de que este no es un caso particular, es el caso Ayuso”, ha dicho la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot. “Por eso, la presidenta pone todos los recursos del partido y de la Comunidad de Madrid para proteger al propietario formal de su piso”, ha cerrado el partido que lidera la oposición, que ha solicitado personarse en la causa penal abierta contra González Amador, como ya ha hecho el PSOE regional.

Por su parte, fuentes del PSOE de Juan Lobato se preguntan: “¿Han hablado el señor Serrano y el señor González sobre la imputación de este último por delitos fiscales y de falsedad documental? En caso afirmativo ¿De qué asuntos y para qué? ¿Están pactando el señor Serrano y el señor González una estrategia de defensa conjunta ante las acusaciones a la presidenta de la Comunidad de Madrid? [...] ¿Están pactando el señor Serrano y el señor González una posible declaración y su contenido ante alguna de las comisiones de investigación? ¿Es esta la particular campaña de la Renta de la Comunidad de Madrid: reunirse con defraudadores confesos?”.

El PSOE, además, ha pedido la dimisión de Serrano por “denigrar los valores de la política” durante su intervención en la Asamblea, en la que ha dicho lo siguiente sobre su cita con González Amador.

“Intentamos reunirnos en una habitación de hotel y fui a llamar a Begoña Gómez [mujer del presidente del Gobierno], que ella es quién suele reunirse allí con empresarios, pero no tengo su teléfono”, ha ironizado. “Luego llamamos a La Chalana [donde cenaban Ábalos y Koldo], y estaba lleno de socialistas por lo que tampoco pudimos ir ahí”, ha seguido. “Después llamamos a Ramses que es donde comienzan las fiestas con prostitutas de diputados del PSOE, pero ahí tampoco había sitio”, ha añadido. “Por lo que fuimos a tomar una Coca-Cola en un bar petado de gente en una cristalera frente a la calle con una persona que conozco”.

Así, ni la polémica de la foto con González Amador ni la petición de dimisión lanzada por el PSOE parecen haber afectado al secretario general del PP de Madrid, que como colofón, y en tono de mofa, ha tuiteado esto: “Estoy tomando una Coca Cola en la cafetería de la Asamblea de Madrid. Os subo yo la foto por si tiene interés y ahorro la investigación a alguien”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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