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El PP de Ayuso reduce a “una gotera” la inundación de aguas fecales provocada por las obras sin permiso en la casa donde vive

La presidenta de Madrid y su partido minusvaloran la noticia de EL PAÍS sobre las reformas sin autorización en el apartamento, que según la normativa urbanística pueden ser castigadas como una infracción muy grave

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, intervenía en el pleno de la Asamblea de Madrid, este jueves.Foto: JAVIER LIZÓN (EFE) | Vídeo: EPV
Juan José Mateo

El PP de Isabel Díaz Ayuso ha intentado este jueves reducir a “una gotera” la inundación con aguas fecales que provocaron en un restaurante las obras de reforma sin permiso acometidas en el apartamento que comparten la presidenta regional y su pareja, el empresario Alberto González Amador. Así lo ha sostenido el portavoz parlamentario de los conservadores, Carlos Díaz-Pache, durante la sesión de control al Gobierno celebrada a la Asamblea, continuando la línea argumental de la líder conservadora. Ayuso y su equipo han evitado hacer referencia alguna a esta infracción urbanística, considerada como muy grave en la normativa madrileña. La reforma se hizo sin autorización municipal, según las tres bases de datos urbanísticas del Ayuntamiento de Madrid, como ha contado EL PAÍS, que también ha informado de que siete testigos acreditan que la obra continuó tras dos órdenes municipales de cese. Esa obra también afectó a los vecinos, y provocó en agosto de 2022 la inundación por aguas fecales de un restaurante, que sufrió graves daños y meses después se declaró en quiebra.

Todo ha empezado con la respuesta del portavoz popular a la pregunta que le ha hecho a Díaz Ayuso la líder de Más Madrid, Manuela Bergerot, que ha defendido la labor investigadora de los periodistas de EL PAÍS: “Señora Bergerot, a la mano derecha del número dos del PSOE le encuentran nueve pistolas en casa, y usted pregunta por la gotera que ha hecho un particular en el piso de abajo”. El diputado popular y número dos en el PP de Madrid, Alfonso Serrano, ha insistido luego en rueda de prensa en la idea de que es solo “una gotera”.

La misma línea irónica había seguido antes Díaz Ayuso durante su intervención en la sesión de control, también en respuesta a la portavoz del partido que lidera la oposición a su Ejecutivo.

“¿Por qué cerró el bar de la casa que reformaba mi pareja antes de que fuera a vivir, cuya placa arriba era de la vivienda oficial de la época de Franco que tacha decenas de miles de inmuebles de todo Madrid?”, se ha preguntado la presidenta regional mientras la acompañaban las risotadas de los diputados del PP. “¡La trama de corrupción del novio de Ayuso!”, ha seguido. “¿Puso suelo radiante o calefacción central convencional? ¿Orientó el aire acondicionado mirando al norte o al sur o en la azotea? ¿De verdad es el periodismo de investigación? ¿Creen que tenemos que llegar a algo tan absurdo?”, ha cuestionado. “Les animo a que me fiscalicen por mi gestión, y no por mi vida sentimental, que no le compete a nadie”.

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Como respuesta al trabajo de campo para recabar datos para ese artículo, Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de la presidenta autonómica, impulsó un bulo contra los dos periodistas de EL PAÍS que se habían acercado a los aledaños de la residencia de la política. El alto cargo distribuyó a medios afines su fotografía, nombres y apellidos, y les acusó falsamente de haber acosado a menores en su intento de esclarecer hablando con vecinos las circunstancias en las que se había producido la obra.

González Amador, acusado por la Fiscalía de dos delitos de fraude fiscal que superan los 350.000 euros, y de falsedad en documento mercantil, adquirió la vivienda en julio de 2022. Una semana después, el 4 de agosto, informó al Ayuntamiento de Madrid de una reestructuración de gran alcance en el inmueble, de 183 metros cuadrados, en una sexta planta. Pero los funcionarios municipales ordenaron “la paralización y/o el cese inmediato” de la obra dos veces, el 2 de noviembre de 2022 y el 13 de diciembre de 2022, por falta de información precisa sobre la entidad de los trabajos, y lo conminaron a solicitar una nueva autorización. Sin embargo, el empresario, que ya era pareja de Ayuso, no lo hizo.

No consta que tramitara la petición en ninguna de las tres bases de datos municipales donde se inscriben los trámites urbanísticos, y desobedeció ambos requerimientos: siguió las obras al menos hasta el 29 de diciembre de 2022, según el documento de un perito que las visitó. Es más, según otros seis testigos directos, la obra continuó hasta meses después.

La normativa del Ayuntamiento califica como muy grave la presentación de escritos “que incluyan documentación falsa, o que omitan datos o información de carácter esencial”.

La primera inundación, por aguas fecales, se produjo en agosto, y afectó al restaurante, que en ese momento estaba cerrado por vacaciones. Tras una reforma por los daños causados, el local volvió a abrir sus puertas al mes siguiente. Pero durante las Navidades de 2022 se produjo a causa de las obras en el piso de González Amador una segunda inundación, esta vez de agua corriente, que cayó sobre algunos comensales durante la cena e inundó también los salones de algunos vecinos. El negocio no reabrió y se declaró en concurso de acreedores meses después, según la información del Registro Mercantil. Los antiguos gerentes han rechazado hacer declaraciones.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.
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