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Un centenar de vecinos de Móstoles se organiza para frenar la construcción de una gasolinera

Una plataforma formada por residentes del barrio del Soto se opone a un proyecto de una estación de combustible que se ha podido presentar por cambios en la norma urbana

Vecinos Móstoles Gasolinera
La plataforma No a la gasolinera ha colgado carteles y lonas en los muros y balcones del barrio del Soto (Móstoles) en rechazo a un proyecto de gasolinera que se instalaría en una parcela.JUAN BARBOSA
Ana Puentes

Un proyecto de construcción de una gasolinera tiene desvelados a un centenar de vecinos del barrio del Soto, en el municipio madrileño de Móstoles. La estación, que funcionará 24 horas e incluye un servicio de autolavado de coches, quedará justo al lado de un conjunto residencial, del parque Finca Liana, del Centro de Ecología Social y a 300 metros del colegio público Pablo Sarasate. A algunos de los residentes de la zona les preocupa tanto el aumento del ruido, las emisiones de gases y vapores, el tráfico y los posibles accidentes que se han organizado en la plataforma No a la gasolinera. Han enviado cartas al Ayuntamiento, a la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, a la presidencia de Gobierno de España y hasta al Parlamento Europeo. Saben que están en una carrera contra el tiempo, porque si se da luz verde al proyecto, la empresa tardará entre dos y tres meses en construirla, como dice el Plan Especial presentando en 2022 por Bnoil Desarrollo Global S.L..

La gasolinera se proyecta en una parcela de 2.000 metros cuadrados en la esquina donde se cruzan la avenida Iker Casillas con la calle de Benito Pérez Galdós, de acuerdo con el Plan Especial. Tendrá tres surtidores con seis mangueras cada uno para suministrar gasóleo A, A+ y gasolina sin plomo 95. Todo ese combustible se almacenará en un tanque soterrado con capacidad para 60.000 litros. También se instalará un centro de lavado con tres pistas y cinco aspiradores. Actualmente, el proyecto se encuentra en fase de planeación urbanística y está a la espera del informe de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid que permita avanzar con los trámites, según confirma el Ayuntamiento municipal. Si se aprueba la licencia ambiental “el ayuntamiento actuará en consecuencia”.

“Es ahí donde creemos que está la clave para detener esto”, sostiene Maite García, una de las integrantes de la plataforma ciudadana, mientras camina por la parcela. Al fondo, en los balcones y muros del edificio residencial que queda al otro lado de la calle de Benito Pérez Galdós, se ven carteles y lonas con las frases No a la gasolinera o Stop gasolinera. García ha enviado a la Consejería de Medio Ambiente un documento con 17 alegaciones al proyecto con las que argumenta por qué no se debe construir la gasolinera en esa parcela. Entre las razones ambientales, asegura que allí “existe un pozo y aguas subterráneas” que se ponen en riesgo de contaminación. También cuestiona que los límites de ruido que contemplan la empresa no corresponden con la zona donde se instalará la gasolinera.

“A mí que me quiten el aviso de Móstoles verde y limpio si me van a poner aquí una gasolinera”, dice otra de las integrantes de la plataforma que luce una camiseta con la frase Stop gasolinera.

La parcela donde se proyecta la construcción de una estación de gasolina, en el barrio del Soto (Móstoles).
La parcela donde se proyecta la construcción de una estación de gasolina, en el barrio del Soto (Móstoles).JUAN BARBOSA
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Entre las 17 alegaciones, García también se queja por la cercanía de la gasolinera a su casa (40 metros) y al Centro de Ecología Social (30 metros). Esto habría sido un problema si el proyecto se hubiera presentado en 2015, cuando la norma urbana de Móstoles ordenaba que debía existir una distancia mínima de 100 metros entre una gasolinera y edificios de usos residenciales o de 50 metros, en caso de que las casas estuvieran separadas de la estación por una calle. Pero el proyecto se presentó en 2022, justo un año después de que durante el gobierno del PSOE se cambiara la norma y se redujeran las distancias. Para este proyecto, que tiene un depósito de combustible de 60.000 litros, ahora aplica una distancia mínima de 17 metros. Por ese cambio, ahora sí es posible que la gasolinera se instale en este barrio.

La empresa interesada proyecta poner la gasolinera a 33,52 metros de las edificaciones vecinas y a menos de 23 metros de las parcelas colindantes que tengan un uso residencial o dotacional, según muestra el Plan Especial.

“Fueron bajando la distancia hasta llegar a esto. Es una locura”, critica Fran Baeza, portavoz de la plataforma, y suma más razones para oponerse. Por un lado, señala que el Ayuntamiento evalúa levantar una residencia de mayores en un terreno que comparte manzana con la futura gasolinera; la licitación para ese equipamiento social se abrió y se cerró en el primer trimestre de este año. Por otro lado, recuerda que en la zona hay cuatro gasolineras más: dos están al otro extremo del parque Finca Liana, a apenas 600 metros de la parcela en disputa.

Cinco integrantes de la plataforma No a la gasolinera recorren el terreno donde se construirá la gasolinera.
Cinco integrantes de la plataforma No a la gasolinera recorren el terreno donde se construirá la gasolinera. JUAN BARBOSA

Lupa a los documentos

Los integrantes de la plataforma han estudiado, página a página, los documentos del Plan Especial que proporcionó la empresa al Ayuntamiento y que se publicaron en el Portal de Transparencia de la Comunidad de Madrid. Han escarbado entre documentos de transparencia y boletines oficiales del estado en los últimos cinco meses, después de que en abril Susana Iglesias, habitante del Soto, se diera cuenta de que ingenieros estaban haciendo mediciones en el terreno. Hasta ese momento, dicen los líderes de la plataforma, nadie en el barrio sabía que les iban a instalar una estación de gasolina frente a casa. Pero desde el 7 de diciembre de 2022, la Junta de Gobierno Local ya había admitido a trámite el Plan Especial y le había ordenado a la empresa “subsanar deficiencias”. El proceso apareció publicado en el BOE de la Comunidad de Madrid a principios de 2023. “Uno no está revisando el BOE todos los días. Nadie nos contó sobre el proyecto, no nos enteramos y se nos pasó el plazo para hacer observaciones”, afirma García.

Entre los archivos que han estudiado los vecinos está la Memoria Ambiental, que incluye el estudio de impacto ambiental hecho por la empresa Falero & Lain Ingenieros S.L.P. que será revisado por la Consejería. El estudio explica que para evitar que las aguas hidrocarburadas –aquellas contaminadas por combustibles– que se derramen accidentalmente en superficie lleguen al subsuelo se construirán redes que las separen y las envíen a un “sistema de saneamiento y pretratamiento”. En el caso del ruido, la misma firma de ingeniería hizo un estudio acústico que asegura que la gasolinera cumple con la norma. Sostienen que los valores límite de ruido que le corresponde a la zona son los de un “área de Sensibilidad Acústica Tipo IV (Área Ruidosa - Uso Industrial); sin embargo, la plataforma ciudadana alega que los valores límite deben ser otro porque la zona ya no tiene actividad industrial y que, incluso, en una manzana aledaña se tiene proyectado el desarrollo urbanístico SUNC-4 Granada - Corte Inglés.

Ninguno de los partidos que ha gobernado Móstoles les da solución, critican los vecinos. “Unos dicen que ese proyecto es una herencia del PSOE; otros, del PP. Entre todos se tiran balones fuera”, afirma García. Emilio Delgado, diputado de la Asamblea de Madrid (Más Madrid), es uno de los pocos que está acompañando a los vecinos de Móstoles. “El expediente del proyecto está bastante avanzado, pero estamos viendo opciones. Lo cierto es que no es un lugar muy oportuno para poner una gasolinera. Está en una zona residencial y en un camino real [Camino Real de Guadalupe] que desemboca a una Vía Verde”, denuncia Delgado.

El Ayuntamiento municipal, por su parte, confirma que se han sostenido reuniones con los vecinos para resolver sus dudas. Sin embargo, insiste en que el proyecto es “legal”, que cumple con todas las normas urbanas de Móstoles y que, por ahora, la última palabra la tiene la Consejería de Medio Ambiente.

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