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La polémica por las 350 viviendas públicas de Leganés: una medida socialista en un limbo tras la llegada del PP

Más de 8.500 vecinos participaron en un sorteo para la compra o el alquiler en un programa municipal que el nuevo alcalde ha frenado por considerarlo “electoralista e improvisado”

Vivienda Publica Leganes
El alcalde de Leganés Miguel Ángel Recuenco junto a la presidenta de la Comunidad de Madrid en mayo.SERGIO PEREZ (EFE)
Elena Reina

Se colocaron cuatro bombos repletos de bolas sobre un escenario, como si se tratara de un sorteo de la Lotería Nacional en un pabellón de Leganés. En frente, unos 2.000 vecinos abarrotaban el recinto, con un número en la cabeza: el que decidiría si iban a tener acceso a una vivienda pública gestionada por la empresa municipal. Había dos opciones: venta o alquiler. No era ninguna ganga, ninguna bola iba a anunciar un premio real, aunque lo pareciera. El Ayuntamiento del alcalde socialista Santiago Llorente, con sus socios de Ciudadanos, había decidido apostar por ayudas para que los leganenses pagaran una renta que no superara la mitad de su sueldo y unos precios por pisos de hasta tres habitaciones de menos de 200.000 euros. Es decir, aquellos cientos de vecinos se encomendaban a quien hiciera falta para pagar, a un precio razonable, por un techo. Y eso, en estos días, tiene mucho de suerte. El 5 de junio una funcionaria cantó: “El 78″. Y una mujer entre el público comenzó a llorar, a lágrima viva, en silencio, mientras un chico joven con el brazo tatuado la abrazaba y animaba.

Todo se pudo ver en streaming por YouTube y sigue colgado en el canal local de Teleganés. Habían pasado solo unos días de las elecciones municipales del 28 de mayo, en las que Llorente perdía el cargo después de ocho años de mandato. El ganador había sido el Partido Popular, de la mano de Miguel Ángel Recuenco, que tomó posesión a mediados de junio. Desde entonces, las 350 viviendas que ya tienen nombres y apellidos —134 para venta y 216 para alquiler— se encuentran en un limbo, también quienes están en lista de espera. En total participaron unos 8.500 vecinos.

Aunque habían comenzado ya las obras y hay tres constructoras adjudicatarias, Recuenco confirma a EL PAÍS que no están seguros de que puedan finalizarse: “Fue una medida electoralista. No pensada”, ha comentado en una entrevista por teléfono. “Estamos revisando los diferentes proyectos y hemos encargado los informes pertinentes porque ninguna de las promociones tiene financiación bancaria. Se puso en riesgo a la empresa municipal. Me parece un disparate que te pongas a promover y adjudicar una serie de obras que se comenzaron sin tener la financiación para realizarla”, ha insistido. ¿Podrían suspenderse? Todas las opciones están sobre la mesa. “Necesito los informes jurídicos, económicos y técnicos para poder responder a esa pregunta. Porque puede ser que no se pueda terminar a los precios adjudicados de obra o sea inviable la promoción. Porque a lo mejor no es como dicen, es que ese es el riesgo”, señala el alcalde.

Recuenco reconoce que “hay mucho interés” de los vecinos de Leganés en esta oferta de vivienda pública. “Pero el anuncio del sorteo se hizo antes de las elecciones, con un objetivo electoral. Jugaron con los sentimientos de los vecinos”, cuenta. Aunque reconoce que continuar con el programa heredado del PSOE no es imposible, insiste en la necesidad de esos informes que avalen el programa. “Voy a intentar solucionar el marrón que nos ha dejado el PSOE, por supuesto, es mi responsabilidad. Pero los vecinos de Leganés tienen que saber que han dejado un embrollo y tienen que saber la verdad”.

En mitad de la polémica, su anterior alcalde explica a EL PAÍS que lo más difícil ya se había hecho: comprar el suelo y adjudicar a tres constructoras las obras. “Faltará más adelante pedir un préstamo para terminarla, como es habitual, pero de momento la financiación y la solvencia del Emsule está garantizada”, insiste. “Se trata de una cuestión de voluntad política. Se encuentran con una medida de un gobierno anterior y tienen que decidir si continúan o la desechan. No tiene ningún sentido que lo hagan. Hay que hacer gestión y trabajar”, insiste Llorente. Y agrega: “Yo creo que se trata más de polémica para criticar nuestro gobierno que otra cosa, no tendría ningún sentido que la echen para atrás”.

El Gobierno de Llorente tenía previsto que el plan durara unos cuatro años y que las viviendas fueran entregadas en 2025. “Se trata de un proyecto de hace un año y medio. Esto va muy lento. Lo más difícil, conseguir el suelo, hacer los proyectos de obra, ver si encajan los precios, si con ese precio eres capaz de las viviendas, hacer el proyecto, sacarlo a licitación, ver si hay alguna constructora que quiere hacerlo... Todo eso está. Le hará falta una operación de financiación para terminarlas, pero ahora mismo no, la empresa municipal tiene capacidad. Ellos estaban en el consejo de administración y supieron todos los pasos, y votaron en contra”, denuncia el anterior alcalde. “Les pedimos que terminen las viviendas y que luego, si quieren, que no construyan más, porque no pueden dejar empantanados a vecinos de nuestra localidad”, resume.

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La página de la Empresa Municipal del Suelo de Leganés (Emsule) sigue promocionando estas viviendas. Las listas de los admitidos definitivos para la venta y los que engrosan la lista de espera suman algo más de 8.500 vecinos de Leganés —una de las condiciones es llevar más de dos años empadronado en el municipio—, para este grupo había 134 plazas. En el caso de los admitidos en el régimen de alquiler, que gestionaría la misma empresa municipal, suman 5.128 personas que competían por 216 pisos. El requisito económico: que los ingresos familiares se deben encontrar entre el Salario Mínimo Interprofesional y hasta 3,5 veces el IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples), es decir, como máximo unos ingresos de 1.800 euros mensuales. El precio de alquiler iba entre 550 y 650 euros, según lo anunciado, aunque es un estimado. El precio de los pisos en venta era para una vivienda de dos dormitorios (64 metros cuadrados) unos 139.612 euros (mencionan que es aproximado) y para los más grandes, de tres habitaciones (79 metros cuadrados), 165.627.

La realidad es que la señora que lloraba con el número 78 se habrá levantado esta semana pensando que lo del pabellón fue un sueño. Como ella, otras decenas más, tanto los premiados en el sorteo como los que se encuentran en la lista de espera. De momento, sus planes se han quedado en un limbo y la posibilidad de conseguir una vivienda asequible tendrá que esperar. Quizá a otro golpe de suerte.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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