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Los riesgos de conectar con su niño interior y retiros navideños: los expertos apuntan contra las pseudoterapias

El instituto Salud sin Bulos alerta del auge de los seguidores de prácticas sin evidencia científica que utilizan el “mismo mecanismo de las sectas” para captar a las personas más vulnerables

Elena Reina
Una sesión de reiki.
Una sesión de reiki.Cristine Rochol (PMPA)

Conectar con su niño interior, confiar sus padecimientos físicos a una causa emocional, a un gurú, a un médium o a un guía. Comer a las horas que manda el horario, no hablar con nadie durante horas. Todo en un paraje de ensueño. Generalmente en la sierra, lejos del mundanal ruido, de la gente y, sobre todo, de las familias que están completas y se quieren en Navidad. Los expertos del instituto Salud sin Bulos han advertido de los riesgos de confiar a ciegas en los mensajes prometedores de estos retiros que tienen en estas fechas un auge especial. Son estos momentos de cambios de año o de reuniones la época más fructífera para estas organizaciones que, según Salud sin Bulos, la organización compuesta por una red extensa de colaboradores médicos, psicólogos, farmacéuticos y hasta expertos en sectas “utilizan mecanismos de captación de personas vulnerables para lucrarse de su sufrimiento”. Unas prácticas con ninguna evidencia científica, a las que denominan pseudoterapias, que en esta época de incertidumbre, crisis, pandemias y guerra han encontrado el terreno fértil para instalarse.

No es que tratar de reconectar con uno mismo, aunque sea su niño interior, sea algo negativo. Tampoco lo son algunas prácticas como la meditación, el reiki o las constelaciones familiares, solo por el hecho de practicarlas. Pero los expertos alegan que plantean algunos riesgos que los pacientes que las toman deben tener en cuenta, según el psicólogo que ha participado en el informe Navidades sin pseudoterapias, Carlos Sanz. “La espiritualidad que viva cada quien es muy lícita. El tema es que se aprovechan de cosas legítimas y prometen cosas abstractas. Hay gente que va a un retiro a meditar y conocerse más a sí mismo, pero luego se da ahí una mezcolanza, como el control de los carbohidratos y de las horas de sueño, largas horas de meditación... Se produce un control de los que participan”, menciona el psicólogo, que ha trabajado de cerca con algunos de los que se vieron sacudidos por los efectos emocionales adversos de algunos de estos grupos.

Sanz advierte de que esta época es especialmente atractiva. En los últimos dos años, muchos han vivido Navidades traumáticas por culpa de la pandemia de la covid-19, muchos desean celebrar, pero siguen con un proceso de duelo. Ahora se encuentran con que ya todo volvió a una realidad casi como la de 2019. “Entonces sienten que tienen que ponerse al mismo nivel que otros y no están preparados. Se produce una disonancia cognitiva. Un ‘yo no estoy así, pero veo que todo el mundo es feliz. Voy a buscar una forma de quitarme la ansiedad”, explica el experto. “Mucha gente no se da cuenta del efecto placebo de este tipo de terapias. Y atribuyen erróneamente un efecto que ellos sufren, a que a ellos eso les funciona. En psicología lo llamamos razonamiento emocional. Es decir, que si lo sientes así, es que es verdad. Y estos grupos utilizan mucho esos sentimientos”, agrega Sanz.

El informe que ha presentado el instituto no busca que se cancelen este tipo de pseudoterapias, sino que los que acuden tengan toda la información a su alcance. El colaborador del instituto y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), Luis Santamaría, señala que es muy importante que “se informen previamente bien de cuál es el grupo, en qué consiste. Y que a lo largo del desarrollo de la actividad tengan en cuenta las cosas que deben alarmarlos, como el aislamiento, el control, y tengan siempre una persona fuera con quien contrastar y compartir lo que sienten para tener esa segunda opinión”. “La idea es que la gente esté avisada y tome decisiones libres y sea crítica”, agrega.

Una línea roja que mencionan los expertos es cuando comienza el aislamiento. Santamaría lo explica: “Hay que prestar atención cuando se están dando unos contenidos y unas enseñanzas que advierten a los asistentes de que las deben mantener en secreto, porque son para unas personas especiales que son ellos. Cuando los empiezan a ir distanciando de su familia, de su entorno habitual, empieza una estrategia inicial de aislamiento, para lograr mayor manipulación”.

Santamaría observa que este tipo de rituales con el pretexto del “espíritu navideño” tienen siempre una apariencia saludable y positiva. Ya no son las sectas asociadas al imaginario colectivo de tipos en túnica y suicidios en masa. El propio nombre alude a una época lejana, “algo retro o vintage”, bromea el experto. “Tenemos que desterrar la imagen de la comuna con la túnica y terminología extraña, para pensar en sectas más cercanas a la realidad urbana que a la rural, hay una deslocalización”, informa Santamaría.

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Pero aunque no vistan túnicas y estas prácticas puedan parecer inocuas, “no dejan de ser instrumentos de un pensamiento mágico que aliena a las personas y llena los bolsillos de quienes lo plantean”, advierte. “El retiro ha sido siempre habitual en ámbitos religiosos. Pero cuando uno va a uno católico, por poner un ejemplo, sabe los contenidos, sabe que habrá tiempos de oración, de meditación, una misa... En estos es cierto que les hablan de una conexión de la naturaleza, yoga... Pero el verdadero propósito de muchos es estudiar a las personas van para ver cuáles son más permeables al adoctrinamiento”, asegura.

Algunos acaban enganchados en grupos de WhatsApp o presenciales y mantienen un contacto estrecho fuera de los retiros. Los psicólogos han advertido casos en los que se apartan de su entorno social y quedan completamente aislados en ellos, algunos familiares los han contactado para entender qué pueden hacer. Los expertos coinciden, los grupos se han multiplicado. “Sobre todo, aquellos que van en esta línea del esoterismo, de la sanación espiritual, de las nuevas psicologías, y todo esto está creciendo. Vamos recibiendo un goteo constante de peticiones de ayuda, de información, por parte de las familias que ven cómo una persona de su familia está siendo captada o lo ha sido ya, y les extraña mucho que lo que que podía parecer un grupo de amigos no lo es, es una secta. Todo deviene en un cambio de personalidad radical”, apunta Santamaría.

Las prácticas que más les preocupan a los expertos son las que tienen que ver con un guía o gurú, las llaman “canalizaciones” y la bioneuroemoción “responsabiliza al paciente de haberse provocado una enfermedad solo por cómo se sentía emocionalmente”, resume Sanz. El gurú o facilitador asegura ser el canal a través del cual se manifiesta un espíritu, una divinidad o un maestro ascendido. “A menudo, estos ‘canalizadores’ acaban generando relaciones de dependencia hacia sus adeptos, ya que estos aceptan cualquier cosa que digan o hagan por su supuesta autoridad sobrenatural y ello es el germen de muy diversos tipos de abusos”, alerta Santamaría. “En estos tiempos han podido cambiar los medios, las formas de difusión, de aprovechamiento económico y aumentar los tipos de explotación laboral, personal, sexual... Pero los fines siguen siendo los mismos: el cumplimiento de los delirios mesiánicos de una persona, el líder”, apunta.

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Sobre la firma

Elena Reina
Es redactora de la sección de Madrid. Antes trabajó ocho años en la redacción de EL PAÍS México, donde se especializó en temas de narcotráfico, migración y feminicidios. Es coautora del libro ‘Rabia: ocho crónicas contra el cinismo en América Latina’ (Anagrama, 2022) y Premio Gabriel García Márquez de Periodismo a la mejor cobertura en 2020

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