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El portavoz de los directores de Secundaria de Madrid: “Ossorio no puede mentir a todo el mundo todas las veces”

Esteban Álvarez asegura que los responsables de los centros están “muy enfadados” con la Administración por negar el recorte de 1.000 profesores el curso que viene cuando se lo mandaron por escrito

Esteban Álvarez
Esteban Álvarez, presidente de la asociación Adimad, compuesta por los directores de centros de educación de secundaria.santi burgos
Berta Ferrero

Esteban Álvarez, 61 años, lleva tres representando a los directores de Secundaria de Madrid al frente de la asociación Adimad y no le importa hablar claro, pese a las posibles consecuencias. Primero aseguró a EL PAÍS que el curso que viene habrá un recorte de 1.000 profesores en los institutos madrileños porque la Administración así se lo ha hecho saber a cada director a través de un correo electrónico. Y después se indignó con Enrique Ossorio, consejero de Educación y vicepresidente, quien salió a desmentir esa noticia, alegando que es una información interesada que viene “de la izquierda y los sindicatos”. Álvarez está “harto de que se mienta a la gente sin pudor”. Por eso habla, de nuevo. Los directores son, asegura, trabajadores de la propia Administración y su única labor es velar por la educación pública. Para rebatir a Ossorio aporta datos, los suyos, que en realidad son los que la Comunidad de Madrid les ha enviado por escrito para que hagan cuentas y planes para el curso que viene. Si se mete en problemas por ello, asegura, le da exactamente igual. El colectivo de los directores está más enfadado que nunca.

Pregunta. El consejero de Educación, Enrique Ossorio, asegura que no solo no habrá menos profesores el curso que viene, sino más. ¿Quién miente aquí?

Respuesta. Nuestros datos provienen del resultado de un cuestionario a los directores de los centros. En el mejor, o menos penoso, de los casos, podemos estar hablando de una reducción de 800 profesores. Pero son alrededor de 1.000. El consejero puede decir lo que quiera, pero mientras nosotros hablamos de evidencias, él no aporta datos. No se puede negar la realidad y mentir a todo el mundo todas las veces. El problema es que ya empieza a ser una costumbre: así ocurrió con la promesa de la presidenta [Isabel Díaz Ayuso] de que la bajada de ratios ―número de alumnos por aula― había llegado para quedarse y lo que vimos después es que comenzó el curso pasado en el primer curso de Primaria, es decir, que hasta dentro de siete u ocho años no llegará, si es que llega, a Secundaria. Y eso cuando los resultados de los alumnos, con apenas cinco o seis menos por aula, fueron los mejores de toda la serie histórica. Y cuando les comentamos este asunto nos dijeron que lo sentían mucho, pero no había presupuesto.

P. También ha dicho que esta noticia nace de la izquierda y los sindicatos. Pero en realidad parte de los propios directores, que son funcionarios de la Administración madrileña. ¿Por qué cree que culpa a la izquierda o los sindicatos?

R. Están acostumbrados a negar la realidad y para ello nada mejor que culpar a otros de sus decisiones, que no son de recibo. Lo mejor es negarlas.

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P. Dentro del grupo de directores hay personas de todas las ideologías. ¿Cómo encara el choque con la Administración una asociación como Adimad?

R. La verdad es que en Adimad, desde su creación, ha habido siempre directores de todas las sensibilidades y hemos mantenido siempre nuestra independencia y autonomía. Lo único que nos guía es la defensa de la enseñanza pública, de nuestros alumnos y sus familias. Crearon incluso una asociación de directores afines, a la que no se conoce más que por ser el granero de futuros cargos de la consejería. Lástima que no haya para todos. La enseñanza pública madrileña escolariza a una inmensa mayoría de alumnado con necesidades de atención educativa. Ese alumnado demanda una serie de medidas e incluso de programas específicos. Disponer del profesorado necesario no es un capricho, sino una necesidad si, como se proclama por ahí, se trata de buscar el éxito educativo “de todo el alumnado”. El trato por parte de la administración educativa es bastante desalentador para los que trabajamos día a día en ella.

P. ¿Cuándo y cómo les informaron del cupo de docentes con los que contarán el curso que viene?

R. El cupo se comunicó a los centros los días 6 y 7 de julio con un correo. En él se indicaba el número de grupos de alumnos asignados al centro y el número total de docentes para atenderlos. El equipo directivo tenía hasta el viernes 8 al final de la mañana para especificar las especialidades concretas del profesorado en función de las necesidades del centro.

P. ¿Suele haber margen para ampliar ese cupo de cara al curso que viene, como ha defendido la consejería?

R. No hay ningún margen. Decir que en septiembre se aumentarán los cupos es desconocer cómo funciona el sistema, algo especialmente grave viniendo del propio consejero: la asignación informática del profesorado sin destino o interino es pública y está publicada, y la distribución de cupos la hacemos los directores, pero el número total es el que es.

P. ¿Falta comunicación o la Comunidad de Madrid no es consciente de las necesidades de los centros?

R. Hemos pedido que se conserven los profesores de apoyo que tuvimos en los dos últimos cursos financiados con los fondos enviados por el ministerio para atender a los alumnos y las necesidades de los centros. Eran entre 1,5 y 2 por centro. Al menos que se mantuvieran una parte de ellos porque eran muy necesarios para atender de forma adecuada a nuestros alumnos. Hay que recordar que tenemos uno de los mayores números de alumnos por aula de España, el 80% de los alumnos con necesidades educativas y, en definitiva, muchas necesidades que atender.

P. ¿Y qué respondieron?

R. Que no era posible porque la Comunidad no tenía recursos.

P. ¿Por qué los profesionales de la pública se sienten tan indignados con las becas destinadas a alumnos de centros privados?

R. Llevamos 11 años de recortes de personal, salvo los últimos por el covid, que tuvimos profesores de apoyo por los fondos estatales. No obstante, en el curso 2021/22, cuando en todas las comunidades este profesorado se mantuvo, solo en Madrid se quitó en diciembre. Mantener durante este curso esos 1,5 o 2 profesores de apoyo por centro hubiera supuesto entre 15 y 20 millones de euros. Pues bien, el aumento de presupuesto para los cheques-regalo ha sido de 65 millones. Ya sospechábamos después de años de recortes que no era cierto que no hubiera recursos, sino que no había voluntad de dedicarlos a un tema esencial como la enseñanza pública. Ahora lo constatamos. Y al final los alumnos y familias de la pública van a pagar parte de esos cheques.

Muchas comunidades están volviendo a las horas lectivas de antes de crisis. En Madrid continúan las ratios y las horas lectivas establecidas en un Real Decreto Ley que ya no está en vigor…. Siempre que en Madrid se ha pedido una mejora tanto de los centros públicos como de las condiciones del trabajo del profesorado, la respuesta ha sido negativa y siempre por motivos presupuestarios. Estos cheques-regalo ponen en evidencia que los motivos no son presupuestarios, sino de otra índole. Y eso es lo que más nos indigna: se niegan recursos imprescindibles a los alumnos y familias de la enseñanza pública y se dedican a otros asuntos que ahora tratan de justificar.

Lo peor es que también ponen en entredicho a la enseñanza concertada “de siempre”. Es un cambio de modelo que no persigue la equidad, ni, por tanto, la excelencia para todos, sino solamente para unos pocos: para los que tengan recursos económicos. Nos situamos así en un escenario pre-constitucional.

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Sobre la firma

Berta Ferrero
Especializada en temas sociales en la sección de Madrid, hace especial hincapié en Educación o Medio Ambiente. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Cardenal Herrera CEU (Valencia) y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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