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Los viajes, cenas y yates que tejieron las amistades peligrosas de Ignacio González en el ‘caso Lezo’

La investigación de la Guardia Civil subraya el estrecho contacto entre el expresidente de Madrid y el consejero de OHL Javier López Madrid

El expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.
El expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.Jaime Villanueva
Juan José Mateo

En medio de la guerra, una cita en Pamplona. Es septiembre de 2010. OHL quiere más dinero para terminar el tren que debe unir Móstoles con Navalcarnero, pero la Comunidad de Madrid no da su brazo a torcer. Entonces, Javier López Madrid, consejero de la compañía, le escribe un email a su secretaria. “Llama por favor a la secretaria de Nacho González, para ver días, para irnos a Pamplona”, escribe. “(...) Nosotros nos ocuparemos de los billetes”, añade. Los investigadores de la Guardia Civil creen que López Madrid se refiere a Ignacio González, entonces vicepresidente regional. Un político que habría cobrado en 2007 una presunta mordida por conceder la obra del tren a OHL, según la Fiscalía. El mismo que tres años después, en 2010, recibe la propuesta de viaje a Pamplona. Uno que tras compartir con López Madrid noches en Marbella, cenas privadas con familiares, y confidencias de Ibiza, acaba diciendo en una conversación telefónica de 2017 grabada por la Guardia Civil: “Con el paso de los años, yo me voy haciendo más amiguete de López Madrid”.

“El análisis de los correos electrónicos y las intervenciones telefónicas demuestra la existencia de una relación cercana entre Ignacio González, el ex directivo de OHL Javier López Madrid y su mujer, Silvia Villar Mir, hija del ex presidente de OHL, Juan Miguel Villar Mir”, afirman los investigadores de la Guardia Civil en su informe final sobre esta pieza del caso Lezo, al que accedió EL PAÍS. “López Madrid era el canal utilizado por la constructora para trasmitir a Ignacio González problemas que no podían solucionarse entre los directivos de OHL y los empleados públicos responsables del contrato del tren”, añaden sobre un proyecto frustrado, que se abandonó con la infraestructura a medio hacer. “Se han localizado una serie de correos electrónicos en los que se aprecia cómo Javier López Madrid habría acudido a Ignacio González (al que se refiere como Nacho) por un lado para tratar de solucionar problemas relacionados con la ejecución del contrato del tren, y, por otro, con la presumible intención de que OHL obtuviese trato de favor en la adjudicación de un contrato de la Comunidad de Madrid [la Ciudad de la Justicia]”.

Han pasado casi 15 años desde que OHL ganó el concurso de 360 millones de euros para unir con un tren Móstoles y Navalcarnero. Ni uno solo ha circulado desde entonces. Impulsadas por Esperanza Aguirre, las obras se paralizaron en 2010, por falta de financiación de la concesionaria y con 8 de los 14,4 kilómetros del proyecto ya ejecutados, según datos del Gobierno regional. Desde entonces, la Comunidad y la constructora pleitearon en los tribunales para dirimir de quién era la culpa de los cambios en el proyecto (con el soterramiento no previsto de un túnel) y la financiación (50 millones que reclamaba OHL). En diciembre, el Consejo de Gobierno de Isabel Díaz Ayuso aprobó pagarle a OHL 162 millones por unos restos abandonados e incompletos, como adelantó EL PAÍS. La constructora, sin embargo, reclama aún más dinero.

Llamadas, mensajes y correos

¿Cómo se llega a ese punto de complicidad entre López Madrid y González? ¿De qué manera saltan por los aires todas las salvaguardas para evitar el conflicto de intereses? ¿Qué fomenta esa amistad peligrosa por diluir la separación entre lo público y lo privado, entre pagador y cobrador, impulsor y ejecutor de obras públicas?

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Hay llamadas. Mensajes. Emails. Y más cosas. En 2008, López Madrid recibe para cenar en su casa de Marbella a González, según cuenta el político en una conversación telefónica intervenida por la Guardia Civil, donde detalla que fue él quien consiguió que Bankia nombrara al empresario consejero ese mismo año (un éxito del que también presumía, por otra parte, Francisco Granados, exconsejero regional y presuntamente uno de los cabecillas de la trama Púnica)

En marzo de 2010, los dos vuelven a compartir mantel en el parador de Alcalá de Henares, según consta en la agenda del directivo, enfrascado entonces en la búsqueda de una solución para los problemas de OHL en la construcción del tren.

En julio de ese año, político y empresario vuelven a coincidir en un almuerzo en la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional, justo cuando más tenso está el choque entre empresa y administración por la obra, y precisamente cuando desde OHL espolean a López Madrid a verse con González porque “la única vía” para intentar resolverlo todo “es el vicepresidente”.

En septiembre llega la oferta del viaje para ir a Pamplona “para lo del brujo”, una referencia indescifrable. Y en octubre cenan al menos dos veces, según las anotaciones en la agenda del empresario. “Son dos citas aparentemente de carácter personal”, opinan los investigadores: “A una de ellas habría acudido la mujer del ex presidente de la Comunidad de Madrid”.

Y así, el vínculo se refuerza tanto que cinco años después, en 2015, un directivo de OHL deja por escrito su propuesta para asegurarse de que la compañía logre la concesión de las obras de la Ciudad de la Justicia: “Sería muy importante hacer gestiones al más alto nivel (Ignacio González)”, le escribe a López Madrid sobre el ya presidente autonómico.

De hecho, empresario y político lograron tanta complicidad como para mantenerla incluso después de que González fuera expulsado de la política por su presunta implicación en el caso Lezo. Para sorpresa de los investigadores, en 2016 ambos se seguían viendo, por ejemplo en la exclusiva gala Starlite de Marbella, y también escribiendo.

―Javi, estoy viendo vuestro barco. ¿Estáis por aquí o vais a venir?―, escribe González durante una estancia en Ibiza.

―Te llamo ahora. En Londres―, le responde López Madrid.

―Cuando puedas. Pero siento decirte que esto [Ibiza] tiene mejor pinta [que Londres]. Un abrazo.

Por aquella época, González presume de quedar a tomar el café con la hija de Juan Miguel Villar Mir, el líder de OHL y suegro de López Madrid. E incluso manda mensajes de ánimo al empresario cuando le toca declarar en el caso de las tarjetas black de Bankia.

De esta forma, el vínculo entre empresario y político acaba por centrar el interés de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción. En diciembre de 2020, el Ministerio Público concluye que López Madrid se ha aprovechado de “su estrecha relación personal” con Ignacio González para pedirle que “utilizara su posición preeminente como alto cargo de la Comunidad de Madrid [entonces era vicepresidente del Ejecutivo regional]” sobre uno de los responsables de la adjudicación para asegurarse así el contrato, cosa que finalmente ocurrió. Quince años después, ni un solo tren ha circulado por una infraestructura abandonada a medio hacer. Mientras, González y López Madrid, político y empresario, “amiguetes” sobre todo, en definición del expresidente regional, aguardan el veredicto de la justicia: la fiscalía les pide cuatro y seis años de cárcel, respectivamente.

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Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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