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Tu otra libertad

Ayuso, Álvarez de Toledo y Casado o cómo reventar la familia antes de Navidad

Antonio Ruiz Valdivia
Isabel Diaz Ayuso
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el pasado viernes.Álex Cámara (Europa Press)

Aparece la palabra libertad en grande. A todo trapo en la pantalla, flotando sobre una piscina reluciente. Y en pleno centro de Madrid, a oscuras. No, no, no es un viejo anuncio de campaña ayusista ni la próxima publicidad de la Comunidad de Madrid como la tierra prometida. En los cines Ideal, que te captan con su vidriera modernista, se hace el silencio. Es la Libertad de Clara Roquet, donde se habla, de manera delicada y con suavidad que corta, de la desigualdad y de la lucha de clases. Sí, existen y mucho todavía en el siglo XXI.

Todo con una familia en el centro de la historia, con su decadencia, sus viejas prácticas y sus destellos a punto de oxidar. Siempre la familia. Y en Madrid el PP es esa familia que ha entrado en eclosión, que no ha aguando a la cena de Navidad, que ha decidido destriparse delante de todos. Y mostrar además la forma en la que muchos de ellos entienden el poder.

Esto iba de libertad el 4 de mayo. Pero no era para investigar lo que pasó en las residencias (¡¿para qué hacer esa comisión?!) ni de poder dejar a los diputados ejercer su libertad de expresión desde la tribuna. Si estuviera Eugenia Carballedo en el Congreso de los Diputados, lo que tendría que escuchar… Ya se sabe, si algo no gusta: “Bueno, de verdad, hasta luego, paso”. Y tendrás aplauso asegurado de la bancada popular.

Esto va ahora de la libertad del poder. Y de la autodestrucción que puede llevar. Faltaba una protagonista estos días en la guerra del PP. Pero Cayetana Álvarez de Toledo ha entrado con toda su fuerza. No se recordaba algo así en años y con una acusación directísima de la exportavoz: en Génova 13 hay “material incriminatorio” contra Isabel Díaz Ayuso. Lo ha dicho evocando viejas pesadillas de másters y cremas. En las plantas nobles se revolvieron escuchándola. Esto va también de hacer daño.

No falta de nada en el libro de memorias de Álvarez de Toledo. Con un retrato del tuit más famoso sobre Madrid con el “no te lo perdonaré jamás, Manuela Carmena”. Pues nada de estar en la cabalgata, ni de sufrir la decepción en directo peleando con paraguas por caramelos. Ella se confiesa: lo escribió en un “pequeño y suntuoso” hotel de los Alpes suizos después de “una mañana perfecta esquiando, una tarde de spa y un derroche de fondue y vino blanco”. Un año después la perdonaría.

Lo que vemos estos días en Madrid es una auténtica radiografía del poder, donde los tuyos siempre son los más peligrosos. Pablo Casado eligió a Álvarez de Toledo y a Díaz Ayuso a dedo, fueron sus apuestas personales, y hoy son las personas que más le destrozan. Y a la madrileña le va muy bien, no deja de subir en las encuestas gracias a su pulso mientras que el líder nacional sufre ya el desgaste en los sondeos. En una batalla siempre tiene que haber un ganador. Pero a esto le queda mucho. Este domingo mejor sentarse en la butaca con la otra Libertad.

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