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El ajuste de cuentas de Álvarez de Toledo abre otro frente interno a Casado

Ayuso sale en defensa de la exportavoz tras su polémico libro

Elsa García de Blas
La exportavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, en la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Congreso de los Diputados, a 17 de noviembre de 2021, en Madrid (España). Marta Fernández Jara / Europa Press
17/11/2021
La exportavoz del Grupo Popular en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, en la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Congreso de los Diputados, a 17 de noviembre de 2021, en Madrid (España). Marta Fernández Jara / Europa Press 17/11/2021Marta Fernández Jara (Europa Press)

Los pantallazos, las fotos hechas con el móvil a pasajes del último libro de Cayetana Álvarez de Toledo, Políticamente indeseable (Ediciones B), vuelan por los móviles de los dirigentes del PP. Todo el mundo teme aparecer citado en las páginas. Los que son criticados, porque la exportavoz no escatima en elogios, y los que salen bien parados, porque quedan señalados como traidores para la dirección, después de las apreciaciones que Álvarez de Toledo dedica al presidente del PP, Pablo Casado, al que pinta como un líder “veleta”, y al secretario general, Teodoro García Egea, a quien acusa de hacerle “bullying” [acoso].

El ajuste de cuentas de Álvarez de Toledo ha abierto otro frente interno a Casado en plena guerra con Isabel Díaz Ayuso. La presidenta madrileña salió este miércoles en defensa de la exportavoz popular en el Congreso, mientras Génova contiene las ganas de venganza, limitando de momento sus represalias a una posible sanción económica a la diputada por haber roto la disciplina de voto en la elección de los candidatos al Tribunal Constitucional.

En el libro, una suerte de memorias de su última etapa en la política activa, Álvarez de Toledo relata su “destitución a cámara lenta” como portavoz parlamentaria del PP, tras lo que describe como un acoso del secretario general, que según su relato tuvo un “empeño obsesivo por ejercer un dominio despótico de todos los aspectos de la gestión del grupo, de los más importantes y estratégicos a los más banales y nimios”. Teodoro García Egea sale retratado como un político al que “no se recuerda ninguna idea original o realmente valiosa, pero que acaba imponiéndose por la pura fuerza de su ambición”. “Su forma de hacer política son las pelotas y el peloteo”, escribe la diputada, que cuenta que en el chat del grupo parlamentario popular los diputados quedan “reducidos a palmeros” y “a emoticonos y palmas”. “¡¡¡Grande!!!”. “¡¡¡Maestro!!!”. “¡¡¡Sensacional!!!”. “¡¡¡Orgullo!!!”, son algunos de los mensajes de los parlamentarios tras las intervenciones del número dos.

De García Egea la diputada sostiene también que es “un político dispuesto a aplastar cualquier signo de inteligencia, sensibilidad y criterio”. “Lo suyo es una ambición puramente personal, infantil y desatada, y a su paso estaba causando destrucción. No solo en la imposición en el PP de una subcultura del peloteo y la mediocridad, de una falsa lealtad basada en el terror o el puro cálculo personal: la necesidad de conservar la nómina. También en lo orgánico”, escribe. Pero lo malo no es solo un número dos de estas características, a juicio de la diputada, sino que el líder le ha concedido amplios poderes. Según Álvarez de Toledo, Casado le confesó que le había delegado amplias funciones. “Te lo reconozco”, cuenta que le dijo el líder popular. “Le he entregado a Teodoro todo el poder, todo el poder”.

Álvarez de Toledo siente un déjà vu en la batalla de Génova contra Ayuso. “Va por libre. Eclipsa a Casado. No trabaja para el partido, sino para sí misma. Me sonaba todo tanto. Génova, ahora contra Ayuso por celos, miedo y afán de control”, escribe.

En la dirección del PP el libro de la diputada por Barcelona ha sentado a cuerno quemado. “Es de una falta de clase impresionante”, “su problema es la soberbia intelectual”, “nunca tuvo cultura de partido” son algunas de las quejas de miembros del comité de dirección. Igual que ante el conflicto con Ayuso, la estrategia de Casado es no dar más pábulo al asunto evitando cualquier comentario público, pero en privado el malestar es profundo. El incendio interno obliga de nuevo a Casado a mantener el perfil bajo: el líder del PP no acudió este miércoles al desayuno informativo en Madrid de uno de los barones populares, Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, y sigue evitando las entrevistas.

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Fuentes de la dirección creen que Álvarez de Toledo “se retrata ella misma” con sus descalificaciones, pero no ha pasado inadvertida la defensa que Ayuso le dedicó este miércoles en plena vorágine por las críticas de su libro. “Son opiniones personales, pero también es verdad que ella ha representado siempre los valores del PP”, defendió la mandataria. La cúpula quiere evitar darle más publicidad a la obra y por eso evitará abrir a Álvarez de Toledo un expediente disciplinario, aunque sí la sancionará por la indisciplina de grupo. “Somos libres e iguales también para las sanciones”, ironizan fuentes de la dirección, haciendo un juego de palabras con el nombre de la plataforma de la diputada. Ella asume la sanción. “Las convicciones tienen un coste y estoy dispuesta a pagar ese coste por la defensa de lo que digo. La ruptura de la disciplina de voto tiene consecuencias estatutarias que conozco perfectamente. No se pueden hacer las cosas y no asumir sus consecuencias”, dijo este miércoles en COPE.

Entre los dirigentes afines a Álvarez de Toledo la pregunta es si no ha ido demasiado lejos. “Es un retrato muy fiel de lo que está pasando dentro del PP”, reflexiona uno. “Ofrece un retrato paisajístico tremendo del PP, demoledor, pero la pregunta es: ¿Era la forma adecuada? ¿Y qué va a hacer a partir de ahora, que ha roto con todo?”, añade. La diputada tiene ya pocos apoyos: “A lo mejor tendría que abandonar el escaño”. Ella asegura que no lo hará.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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