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El Ayuntamiento limita a 2.702 el máximo de visitantes en los puestos del Rastro

Para autorizar la reapertura del mercadillo dominical el Gobierno municipal exige, además del aforo, zonas acotadas y la mitad de vendedores ambulantes

Luis de Vega
Comerciantes ambulantes del Rastro protestan en la plaza de Cascorro el pasado mes de julio
Comerciantes ambulantes del Rastro protestan en la plaza de Cascorro el pasado mes de julioLuis De Vega Hernández

El máximo de personas autorizado a la vez en todos sectores acotados para los puestos del Rastro será de 2.702 personas. Es una de las condiciones, más allá de las habituales que impone la covid-19, que exige el Gobierno municipal de PP y Ciudadanos a los vendedores ambulantes para reabrir tras ocho meses sin actividad. Este jueves se las han detallado mediante un correo electrónico remitido desde la Junta Municipal del distrito Centro. No se trata de una nueva propuesta, como reconoce el equipo de Gobierno que lidera el alcalde José Luis Martínez-Almeida, sino la misma que han abordado en reuniones de las últimas semanas, que ahora han desarrollado y explicado por escrito. Los comerciantes van a consultar y, si sus servicios jurídicos dan el visto bueno, la someterán a votación a lo largo del fin de semana.

Solo estarán autorizados a montar 500 puestos (se alternarán la mitad cada domingo, pues son 996 en total) de tal manera que el máximo de personas que pueden estar a la vez en todas las zonas y sus correspondientes sectores es de 2.702. “En caso de picos con afluencia masiva de clientes, se impedirá la entrada al recinto y estos deberán esperar fuera, de forma organizada y guardando rigurosamente la distancia de seguridad”, recoge el documento enviado al día siguiente de que los vendedores se manifestaran ante el Congreso de los Diputados.

Los puestos, que tendrán un máximo de dos metros de ancho y no de fondo, estarán situados solo en la calzada y separados entre ellos 1,5 metros. Además, deberán dejar libres las aceras para las personas que acudan a los comercios de la zona o que sean vecinos del barrio. Así lo ha explicado la portavoz del Ejecutivo municipal, Inmaculada Sanz, durante la rueda de prensa posterior a la junta de Gobierno semanal.

También ha añadido que son los propios comerciantes los que deben encargarse de vigilar que el número de asistentes no se excede, un asunto polémico pues los vendedores insisten en que eso debe ser labor de las autoridades. El asunto no queda claro por la contradicción entre las palabras de Inmaculada Sanz y la documentación remitida. “No es factible que el Ayuntamiento de Madrid pudiera hacerse cargo de este control de aforos”, ha señalado la portavoz, que ha aludido a los problemas que tiene la plantilla de la Policía Municipal, que a menudo se encuentra “al límite”. En todo caso, en el detalle de las condiciones de reapertura enviadas desde la Junta Municipal de Centro, a las que ha tenido acceso EL PAÍS, se aclara que “el control de aforos corresponderá al Ayuntamiento de Madrid”.

La propuesta municipal, a diferencia de las anteriores rechazadas, ha llegado sin firma y sin sello, lamenta Mayka Torralbo, portavoz de la asociación Rastro Punto Es, que agrupa a la mayoría de los vendedores ambulantes. Añade que la pondrán en manos de sus servicios jurídicos y si estos la consideran adecuada la someterá a votación a lo largo del fin de semana. De entrada, Torralbo se ha sorprendido por la afirmación de Inmaculada Sanz de que no es el Consistorio el que debe controlar el flujo de personas en el mercadillo. En todo caso, la portavoz del Gobierno municipal se ha mostrado en la rueda de prensa optimista ante la posibilidad de llegar a un acuerdo.

El conflicto entre el Ayuntamiento y los trabajadores ha impedido que el más importante de los mercadillos, que no se celebra desde el 8 de marzo, haya reabierto durante la pandemia. El Consistorio apela a las especiales características del enclave en el que se celebra y a la normativa sanitaria vigente para poner sobre la mesa exigencias que para otras citas tradicionales, como el mercadillo navideño de la plaza Mayor no se piden. En ese caso sus puestos se verán reducidos también al 50% pero el Consistorio no ha informado de que vaya a haber un dispositivo para aforar el espacio, limitar los visitantes y separar a las personas que acuden a mercadillo de las demás. Se aplicarán, ha respondido Inmaculada Sanz, las limitaciones que estimen las autoridades sanitarias.

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Los 500 puestos del Rastro quedarían distribuidos de la siguiente manera, según la propuesta municipal: en la plaza de Cascorro, 81 puestos; en la calle de Ribera de Curtidores,190; en la plaza del General Vara del Rey, 82; en la plaza Campillo del Mundo Nuevo,120; en la calle de Carlos Arniches, entre las calles de Mira el Rio Alta y de Carnero, 16, y en la calle del Mira el Río Baja, entre las calles de Mira el Rio Alta y Carnero, 11.

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Sobre la firma

Luis de Vega
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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