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Sinergia de técnica y arte

Paul Daniel, la Real Filharmonía y el coro de la Sinfónica alcanzan el éxito con una gran interpretación del ‘Orfeo y Eurídice’ de Gluck en la versión de Berlioz

Concierto de la Real Filharmonía con el coro de la OSG.
Concierto de la Real Filharmonía con el coro de la OSG.Xaime Cortizo (el pais)

La Real Filharmonía de Galicia ha celebrado un concierto en coproducción con Amigos de la Ópera de Santiago, en el que ha interpretado la ópera de Christoph Willibald Gluck (1714-1787) Orfeo y Eurídice. La RFG ha estado dirigida por su titular Paul Daniel, actuando como solistas la mezzosoprano Olga Syniakova, como Orfeo, y las sopranos Alicia Amo (Eurídice) y Beatriz de Sousa (Amore). La parte coral ha estado a cargo del Coro de la Orquesta Sinfónica de Galicia.

La ópera se ha interpretado en la versión revisada por Hector Berlioz (1803-1869). Esta combina la música de la versión original estrenada en el Burgtheater de Viena en 1762 con la que el propio Gluck escribió sobre libreto en francés de Pierre-Louis Moline para su estreno en París en 1774. La versión de Berlioz es estrenó en el Théâtre Lyrique de París en 1859 e incorpora una contralto en el papel de Eurídice, en vez del “castrato” de la versión original.

El concierto del viernes en el Auditorio de Galicia solo se puede calificar como un gran logro, tanto desde el punto de vista técnico como desde el puramente artístico. Las partes del coro, de gran importancia en esta ópera, habían sido pregrabadas y se coordinaron en la lectura en directo de orquesta y solistas.

La toma y transmisión de sonido de la transmisión por streaming fue adecuada, si bien al principio se pudo apreciar un ligero exceso de presencia de las voces solistas frente a la orquesta. Esto, que es algo totalmente habitual en cualquier grabación, no empañó en absoluto el resultado del concierto, que se pudo gozar plenamente desde las casas de los cientos de espectadores que no formaron parte de los 30 que pudieron asistir al mismo en el Auditorio de Galicia. La realización de televisión mejoró notablemente frente a anteriores transmisiones, con un buen seguimiento visual de las secciones o solistas que intervenían en cada momento de la ópera.

Desde la perspectiva musical y dramática, la interpretación ha tenido un altísimo nivel en todos cuantos participaron en ella. La versión de Berlioz recupera en gran medida la sutileza de la versión italiana, aspecto que se había perdido en la versión de 1774 y siguientes. Esto la hace especialmente apropiada para una orquesta del tamaño y características de la Real Filharmonía y esta, bajo la dirección de su titular, hizo una versión idónea conceptual y estilísticamente.

Las dos danzas que incorporó Gluck para adaptar la obra al gusto del París de 1774 fueron interpretadas magistralmente por Daniel y la RFG. La Danza de las Furias tuvo todo el dramatismo que cabe esperar del descenso de Orfeo a los infiernos en busca de Eurídice. Por su parte, la Danza de los espírius felices transmitió en plenitud una sensación de serena paz a la que contribuyó notablemente el soberbio solo de Lauren Blaiteau. Fueron también de destacar muy positivamente las intervenciones como solista de Christina Dominik al oboe.

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Todas las secciones de la orquesta, cuerdas, maderas, metales y percusión, así como las de Bleuenn Le Friec al arpa -con gran dulzura y serenidad en el Laissez-vous toucher de Orfeo como momento destacado-, tuvieron la gran calidad necesaria para el logro de un gran éxito como el que se obtuvo el viernes.

A ello contribuyeron en muy alta medida las interpretaciones de las solistas. En primer lugar, Olga Syniakova hizo un Orfeo de referencia, tanto por el timbre y manejo de su voz (qué gama de expresión en los cambios de apoyos de su voz) como por su gestualidad facial y corporal.

La Eurídice de Alicia Amo tuvo una gran fuerza dramática vocal en sus diálogos con Orfeo, llenos de desesperación y angustia ante el silencio y la falta de miradas de su rescatador del inframundo. Su caída al suelo y posterior “resurrección” estuvieron asimismo muy logradas dramática y vocalmente.

Beatriz de Sousa compuso más que notablemente su personaje. Amore es en esta ópera lo que más se acerca al tradicional personaje mitológico barroco frente a la mayor humanidad de Eurídice y su Orfeo. Contribuyeron a ello el timbre claro y luminoso de su voz, el buen manejo de las agilidades y su expresión facial.

Dado que en el escenario del Auditorio de Galicia era imposible guardar la distancia de seguridad según las normas de la Consellería de Sanidade, hubo que grabar las partes del Coro de la Sinfónica de Galicia y proyectarlas sobre una pantalla en el momento oportuno. La preparación por su titular, Joan Company, y la coordinación final por Javier Fajardo tuvieron como resultado un gran resultado musical.

Su actuación en esta ópera es, hay que insistir en ello, un gran logro tanto artístico como técnico. Incluso su ajuste rítmico fue de gran precisión, sin más desajustes de los que se puedan dar en cualquier intervención sobre el escenario. La gran fuerza de interior de su canto en el Coro de las Furias y la gran idoneidad en cada una de sus intervenciones permiten calificar su actuación de sobresaliente.

Fue un gran concierto que esperemos que hayan gozado cientos de personas desde sus casas tanto como los treinta afortunados que pudieron disfrutarlo en directo y manifestaron su entusiasmo al final. Cuatro minutos de ovaciones que, de verdad, son bien difíciles de alcanzar con tan escaso número de espectadores.

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