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Albiol vira al centro (histórico) de Badalona en busca de una mayoría absoluta que se le escapa

El socialista Rubén Guijarro aspira a mejorar resultados para retener la alcaldía con apoyo del resto de grupos

Xavier García Albiol, en la plaza de la Vila de Badalona, en mayo de 2020.
Xavier García Albiol, en la plaza de la Vila de Badalona, en mayo de 2020.Gianluca Battista (EL PAÍS)

Xavier García Albiol apenas tiene margen para seguir creciendo en los populosos barrios de la periferia de Badalona, donde obtiene desde hace unas cuantas elecciones resultados espectaculares. En 2019, más del 50% de los vecinos de lugares como Llefià o La Salut le brindaron su apoyo. No son porcentajes a la búlgara, pero se le acercan. Peor le ha ido siempre en el casco antiguo, donde se funden la Baetulo romana y el Dalt la Vila medieval, con más peso del voto independentista. De ahí que Albiol haya planteado estos comicios como un viaje al centro, no ideológico, sino geográfico. Ahí es donde cree que puede crecer hasta alcanzar el único resultado que le sirve para gobernar: la mayoría absoluta.

Con el procés en discreta retirada de la escena pública, Albiol se ha lanzado en tromba a por el voto de ciudadanos que no le votarían en unas elecciones autonómicas o generales, pero sí, tal vez, en Badalona. Hace unos meses hizo instalar una pancarta junto a la plaza de la Vila, sede del Consistorio, donde hasta hace poco se exhibía otra de apoyo a la libertad de expresión y a los Jordis. Sobre un fondo amarillo, el color que en Cataluña se vincula desde 2017 con el apoyo a los líderes independentistas perseguidos por la justicia o huidos tras el 1-O, la pancarta de Albiol reza: “Badalonisme”, dando a entender que su única ideología pivota sobre los problemas de la cuarta ciudad de Cataluña en número de habitantes.

“No pretendo cambiar vuestra ideología ni vuestra forma de pensar, que cada uno piense lo que quiera”, dice Albiol en uno de los vídeos que de forma compulsiva comparte en Twitter, su principal canal de comunicación con la ciudadanía. En los barrios del casco antiguo (Centre, Casagemes o Dalt la Vila) hay en juego miles de votos y por eso ha lanzado guiños también a las necesidades de estas zonas con alto poder adquisitivo. Los resultados de 2019 muestran que ahí está su talón de Aquiles: apenas captó entre el 13 y el 15% de los sufragios en esa zona.

El hombre designado por Alberto Núñez Feijóo para coordinar a los candidatos del PP en los comicios del 28-M sigue cuidando su receta tradicional: recorre las calles en pendiente de los barrios de la periferia con la promesa de más seguridad y civismo y denunciando casos de ocupaciones de viviendas. Aunque ha aparcado su discurso más xenófobo —el que le condujo a la alcaldía por primera vez, en 2011—, mantiene su tono brusco contra el gobierno municipal (”estamos en manos de una banda”) y reivindica de un modo muy personalista los logros de primer mandato (”la biblioteca la construí yo, el colector lo construí yo”, repite).

Albiol fue alcalde entre 2011 y 2015; después, la oposición no le dejó volver a gobernar pese a ser el más votado. Pero un giro del destino le llevó de vuelta al poder en mayo de 2020, en plena pandemia. El alcalde, Xavier Pastor (PSC) tuvo que dimitir tras ser detenido conduciendo ebrio en pleno confinamiento. La alegría no le duró mucho a Albiol. En octubre de 2021, una información publicada por EL PAÍS reveló que había tenido una sociedad en el paraíso fiscal de Belice. La oposición le expulsó por corrupción y el gobierno de la ciudad quedó de nuevo en manos de los socialistas, esta vez del más sólido Rubén Guijarro.

La pugna PSC-Esquerra

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Guijarro intentará revalidar el cargo en las urnas. Él y su equipo son conscientes de que la victoria de Albiol es casi inevitable, pero confían en mejorar sus resultados y alejar así la perspectiva de una mayoría absoluta del PP, que cuenta ahora con 11 concejales y sigue lejos de los 14 necesarios. Con el viento a favor de su partido, Guijarro ha salido reforzado, entre otras cosas, por la organización esta primavera de la Copa del Rey de baloncesto en la ciudad que es considerada cuna europea de este deporte. Los barrios eran el granero tradicional de votos del PSC, que los dejó caer en el olvido y el deterioro. Albiol supo detectar el creciente descontento entre los vecinos y gastó suela de zapato. Fuentes socialistas aceptan que han cometido un error durante la última década al no escuchar más a los barrios y ahora, Guijarro, nacido en Llefià, ha intentado reconstruir esas relaciones, mostrándose como un alcalde cercano que tampoco olvida la seguridad y el civismo.

Guijarro gobierna con el apoyo de cuatro partidos: PSC, Esquerra, En Comú Podem y Junts. Volverá a necesitarlos aunque mejore sus seis concejales. Un rival a batir será Àlex Montornès, el candidato de ERC que confía en superar a los socialistas y liderar un gobierno progresista. Montornès propone invertir 50 millones en mejorar equipamientos y, sobre todo, modernizar la estructura organizativa del Ayuntamiento, anquilosada y escasa de personal —quieren contratar a 300 trabajadores—, para que los servicios públicos funcionen. Carme Martínez, exedil de Guanyem, dimitió en diciembre tras impulsar la comisión de modernización del Consistorio y ocupa el número dos de la lista de ERC como independiente. Las encuestas sugieren que Guanyem —su candidata es la diputada y exalcaldesa Dolors Sabater— podría quedar fuera del Consistorio, mientras que comunes (dos ediles) y Junts (uno) repetirían resultados.

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