Unidas Podemos se desploma y pone en aprietos a Sumar para las generales

El espacio a la izquierda del PSOE se hunde la noche electoral del 28-M. A falta de los datos definitivos, Podemos e Izquierda Unida, coaligados en 10 de las 12 autonomías en juego, quedan fuera de las Cortes Valencianas, la Asamblea de Madrid y Canarias, no logran entrar en el Ayuntamiento de la capital y retroceden en casi todos los parlamentos autonómicos. Aun así, pueden tener la llave del Gobierno en Asturias —donde se presentan separados— y Navarra; este último, el único de los seis Ejecutivos autonómicos de los que formaban parte que están en condiciones de mantener. Las noticias son malas a la vez para Sumar, el proyecto que prepara la vicepresidenta Yolanda Díaz con la vista puesta en las generales tras unos comicios de los que la derecha sale muy reforzada: En Comú Podem pierde la alcaldía de Barcelona y Compromís, la de Valencia.

El resultado deja tocada fundamentalmente a la formación de Ione Belarra en un momento clave para la reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE, al perder su representación en Madrid, el territorio que vio nacer al partido. Pero no solo. El balance de la noche electoral es malo para las principales organizaciones del futuro espacio. Las negociaciones con Sumar, que se retomarán tras la resaca de los comicios, deberán definir si hay coalición con Podemos y su peso en la candidatura.

En una de las noches electorales más inciertas de los últimos años, las direcciones de Podemos e Izquierda Unida optaron por seguir los resultados de forma separada y apuraron al máximo los tiempos para salir a hacer su valoración oficial. El silencio de las ejecutivas fue una de las tónicas de la jornada, cuyos dirigentes tan solo reconocían en privado “preocupación” al cierre de urnas por el avance de las derechas que adelantaban las encuestas.

“Son unos malos resultados, pero no solo para la izquierda, sino para el conjunto de las familias trabajadoras de este país, que pueden afrontar en este ciclo de gobiernos un retroceso de derechos sociales y políticos”, reconoció sin ambages y con gesto muy serio en rueda de prensa el responsable de organización de IU, Ismael González. “Nos ponemos a trabajar desde ya para revertir la situación y afrontar un proceso con trabajo, ilusión y con mucho esfuerzo”, remató. En redes sociales, el coordinador federal de la formación, Alberto Garzón, tildó los resultados de muy “preocupantes” y un “aviso muy claro” que hay que “saber escuchar”. “Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina, y no hay un minuto que perder para recuperar confianzas y ganar mayorías sociales”, concluyó.

Minutos después, fue Alejandra Jacinto, candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid y coportavoz de Podemos, la única dirigente nacional de esta organización que compareció ante los medios. “El bloque progresista no ha conseguido el respaldo suficiente. Se constata la necesidad de la unidad de las fuerzas progresistas con ese motor Podemos”, estimó. “Nuestros resultados son malos. Ahora toca ponerse a trabajar”, expresó también la secretaria general en redes.

Tras una campaña particularmente dura, con ataques a derecha e izquierda, y convertida en una reivindicación del partido y de su forma de hacer política frente al PSOE, Yolanda Díaz e Izquierda Unida, el mapa del 28-M certifica la derrota de los de Belarra en dos autonomías fundamentales: Madrid y Valencia. Pero el mapa total deja otras regresiones en Asturias, Aragón, Baleares y Canarias. De este último territorio desaparecen —pese a haber estado en el Gobierno esta legislatura— y el proyecto liderado por el ex número tres de Podemos, Alberto Rodríguez, no logra tampoco representación.

En Murcia y Extremadura se mantienen, igual que en La Rioja, pero la suma de las derechas se lleva este último Ejecutivo.

El resultado en Barcelona tendrá también sin duda una repercusión nacional. Ada Colau es ahora la principal aliada de Díaz en Sumar, y la ciudad, el último gran bastión del espacio. Su salida del Gobierno local complica los planes de la vicepresidenta del Ejecutivo y ministra de Trabajo —en silencio este domingo—, que había centrado su campaña en respaldar a la alcaldesa y que tiene en Catalunya en Comú uno de los pilares de su proyecto.

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