La tiranía de las frases cortas y el drama del político graciosillo

En El Ala Oeste de la Casa Blanca, la serie política de Aaron Sorkin, el equipo del presidente Bartlet le recomienda, antes de un debate electoral, que se exprese en frases cortas. Llega la cita y su rival declara ante cámaras y votantes: “Necesitamos un recorte de impuestos por una razón, el pueblo americano sabe cómo gastar su dinero mejor que el gobierno federal”. Bartlet responde: “Ahí está. Esa es la respuesta corta que mi equipo lleva semanas buscando. Las frases cortas pueden matarte en una campaña. ¿Pero cuáles son las siguientes? ¿Cómo va hacerlo? Deme las diez frases siguientes y me retiro ahora mismo”. En la ficción, el contrincante balbucea, Bartlet gana.

El único debate de las próximas elecciones autonómicas en el que participa la presidenta de la Comunidad de Madrid empezó este martes con una de esas frases cortas y terminó este miércoles, pasadas las 12 de la noche, con otra. Dijo Isabel Díaz Ayuso en su minuto inicial: “El 28 de mayo hay que decidir entre una comunidad ambiciosa gestionada por el PP o los que proponen subir impuestos, votar a ETA o dar las casas a okupas”. Y dijo en su minuto final: “Yo no llamo a la contra a las urnas. Llamo a favor”. Podía incluso acortarse más: o PP o ETA, que es el mensaje general que los populares repiten para pedir el voto en las elecciones autonómicas o municipales allá donde van.

Suele decirse que la primera baja en una guerra es la verdad. En las campañas electorales son las frases largas, es decir, los argumentos. El mensaje se simplifica al máximo porque el objetivo es señalar a un único responsable de los problemas: el rival. Y ese reduccionismo limita también la propuesta de soluciones. ¿Colapso en los centros de salud? Es porque “boicotean las llamadas desde dentro”; ¿Cambio climático? “Una planta en cada balcón”. ¿Déficit en Educación y Sanidad? Eliminemos las ayudas a los menores extranjeros no acompañados.

Dijo la candidata de Vox a la presidencia de Madrid, Rocío Monasterio, durante el debate: “En Madrid, cada mena [acrónimo de uso despectivo de menor extranjero no acompañado] nos cuesta 6.400 euros al mes. Luego nos dicen que no hay ayudas para logopedas, para educación, para pagar mejor a los médicos, para poder hacerles contratos que no sean temporales…”.. Más tarde añadió: “Las leyes de la izquierda hacen tantísimo daño a los niños” [salvo a los niños de otros países, quería decir]. Y más frases cortas: “Las plazas para la gente, no para los pandilleros”; “Menos cambio climático y más historia de España”...

Si el PP prácticamente ha reducido su campaña electoral a ETA, Vox la ha limitado a la inseguridad, que vincula cada día, sin importar el candidato o el lugar, a la inmigración. Declaró este martes su aspirante a la presidencia de la Generalitat Valenciana, Carlos Flores: “Cuántas veces habéis comentado entre vosotros: ‘joder, no se puede salir por la calle a partir de cierta hora’. Cuántas veces hemos comentado: ‘el otro día a fulano le robaron la cartera, a mengano le dieron una paliza, allá había una pelea entre jóvenes nacidos en el país de Juvenalia’…Hasta que Vox vino y dijo claramente: ‘Si nuestras calles son inseguras es porque nuestras fronteras no están protegidas. La seguridad de nuestras calles comienza garantizando la seguridad de nuestras fronteras”. La Comunidad Valenciana, como se sabe, limita con Murcia, Cataluña, Aragón y Castilla-La Mancha.

Buena parte de la izquierda ―salvo Más Madrid― cayó en la trampa de las frases cortas en la campaña de 2021, al responder al Comunismo o libertad de Ayuso con un Fascismo o democracia, en alusión a los posibles pactos con Vox. No salió bien. Escarmentados, tanto el nuevo aspirante del PSOE, Juan Lobato, como la de Podemos, Alejandra Jacinto, trataron durante el debate de centrarse en los problemas de la Comunidad, especialmente, la vivienda, la educación y la sanidad. Lobato propuso un plan de citas de cribados preventivos “para atajar previamente las enfermedades” con pruebas diagnósticas. Jacinto, ampliar la plantilla de psicólogos públicos para que el tiempo de espera máximo para acudir a uno de ellos sea de una semana. El candidato del PSOE, por cierto, le robó una frase a uno de los personajes de El Ala Oeste de la Casa Blanca. Dijo: “Los centros escolares tienen que ser catedrales, el mejor edificio del barrio, con psicólogo y enfermería”. Y decía el bueno de Sam Seaborn, vicedirector de comunicaciones de la Casa Blanca en la serie: “La educación es la bala de plata. La educación lo es todo. Las escuelas deberían ser palacios. Los profesores deberían recibir salarios de seis cifras. Las escuelas deberían ser increíblemente caras para el gobierno y absolutamente gratuitas para sus ciudadanos, al igual que la defensa nacional. Eso es lo que pienso. Simplemente, no he descubierto cómo hacerlo todavía”.

El político graciosillo

Otro clásico de las campañas es el chascarrillo. Los candidatos sienten la necesidad imperiosa no ya de convencer con sus propuestas, sino de caer bien, resultar graciosos, lo que a menudo termina de forma catastrófica, por ejemplo, preguntando cosas a las vacas. Le acaba de suceder al socialista Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y candidato a la reelección, quien, en mitad de un mitin en Azuqueca de Henares, dijo, entre risas: “A mis hijos les hablo de todo, pero no me atrevo a preguntarles por cómo les va la cosa sentimental, que creo que ahora es menos sentimental y más otra cosa. Todavía a mi hijo sí, porque mi hijo es de esos de raza, pero a la chica no le pregunto. A veces por la noche pienso: ‘a ver mi hija cuándo se echa’... ya ha tenido novios, pero decidió estudiar antes de... empezó por las clases teóricas. Se lo digo siempre: ‘tú estudias el cuerpo humano en Medicina, pero las prácticas las hace tu hermano”. Y todo este jardín para asegurar que estaría encantado si su hija se echara de novio a alguien “parecido a Pablo Bellido”, candidato del PSOE a las Cortes autonómicas por Guadalajara. El vídeo del mitin ya no es accesible desde la cuenta de Twitter del partido. Normal.

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