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Los jabones alternativos y el mar como tragedia de la artista nigeriana Otobong Nkanga

El IVAM expone la muestra ‘Anhelo de luz del sur’ de la creadora que ha trabajado con ceramistas de Manises y ha hecho una ‘performance’ en la playa de El Saler para el museo

Otobong Nkanga, retocando una pieza en la exposición del IVAM.
Otobong Nkanga, retocando una pieza en la exposición del IVAM.Miguel Lorenzo (IVAM)

El Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) acoge la exposición Anhelo de luz del sur, una ambiciosa retrospectiva de la obra multidisciplinar de la artista nigeriana, radicada en Amberes (Bélgica), Otobong Nkanga donde reflexiona sobre la actuación humana en la Tierra y denuncia la explotación de recursos naturales. El mar es una fuente de vida, al mismo tiempo que un contenedor de muerte con miles de inmigrantes ahogados en el Mediterráneo.

A todo ello se refirió la creadora que participó en la Documenta 14 de 2017 con una obra en la que montó en Carved to Flow un laboratorio en Atenas para hacer jabón que vendía posteriormente en Kassel dirigiendo los ingresos a una fundación sin ánimo de lucro en su país originario. En Valencia, también habrá oportunidad de comprar los jabones, que se exponen en la muestra hasta el 7 de enero, en este singular proyecto de economía singular que continúa vivo y que pretende difundir un “modelo alterno” de producción. “Vemos que cada vez se utiliza más química y nos pareció horroroso. Queríamos otra manera de trabajar con la tierra”, relató la también fotógrafa.

Jabones de Otobong Nkanga en la muestra.
Jabones de Otobong Nkanga en la muestra.

La exposición, que se compone de dibujos, instalaciones, fotografías y esculturas, se complementa con una performance que llevará a cabo la propia artista este jueves donde interactuará con su pieza “Maniobras sólidas”. La experiencia se nutrirá de la luz de sol mediterráneo, el cual da un significado diferente a todas sus piezas: “El sol me ha permitido capturar todo un juego de sombras y líneas”, explicó Nkanga en la presentación de la exposición, junto a la directora del IVAM y comisaria, Nuria Enguita. Ambas se conocieron en la Bienal de São Paulo de 2014, en al que la segunda ejerció de cocomisaria.

El trabajo de Nkanga siempre se ha caracterizado por la denuncia, la explotación de los recursos naturales y la ambición humana: “El mar Mediterráneo es el lugar del enterramiento. Lo interesante es que es silenciosa y calmada, pero en sus profundas aguas están todos esos minerales que extraemos y donde tantas personas han desaparecido”, señaló la artista.

Para Enguita, su obra es “una conversación con la Tierra que habla del cambio climático, el ecologismo, la inteligencia artificial. Además, es interesante el formato de la exposición porque no obedece a un espacio cerrado, sino que ha sabido aprovechar cada rincón para contribuir a la obra”.

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En la primera sala hay una serie de dibujos y un gran tapiz que pretende definir el componente “mecánico” del ser humano: “Cada vez nos acercamos más a las máquinas y esto nos está quitando el pensamiento, estamos fragmentados”, dijo Nkanga. Sus obras, como Doble Trama, hablan de escenas domésticas y familiares, pero también conflictivas.

La sala central es la que acoge un trabajo específico para el museo valenciano; concretamente, es el resultado de los viajes, investigaciones y relaciones que la artista estableció con la ciudad. Todo eso da como resultado un “abstractismo artístico” que quiere visibilizar cómo se puede regenerar la vida después del desastre o la destrucción: “Me quedé prendada de que algo calcinado no es malo, sino que ves que siempre crece vida”, manifestó. Nkanga ha estado acompañada de profesionales valencianos, como es el caso de Juan Carlos y Miguel, maestros en la cerámica y arcilla que le han permitido a la artista experimentar con todas las posibilidades que ofrece este arte manual. Por ejemplo, la escultura Lágrimas cargadas de roca está elaborada con arcilla del estudio que tienen ambos artistas en Manises (Valencia).

Otobong Nkanga y Nuria Enguita, ante un tapiz de la primera.
Otobong Nkanga y Nuria Enguita, ante un tapiz de la primera.Miguel Lorenzo (IVAM)

La última sala presenta una serie de tapices sobre una tierra de roca volcánica y la instalación de la obra ‘Maniobras sólidas’, una representación que hace referencia a una excavación abandonada que simboliza “una herida en el paisaje, pero también la relación que tenemos las personas con esa herida, porque lo hemos provocado”, indicó la directora.

El acto inaugural de etse jueves empezará con la exhibición de una escultura acristalada que, el jueves pasado, cuatro artistas sumergieron en la playa de El Saler para “impregnarla de la energía de las olas”.

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