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La Fiscalía cree que el padre de los dos niños asesinados en Godella en 2019 manipuló a la madre para cometer el crimen

Un jurado popular decidirá la responsabilidad de los acusados de un doble parricidio en Valencia

Crimen Godella
El padre y la madre de los pequeños, de cuatro años y de seis meses, acusados del doble parricidio de Godella, este lunes, ante el jurado.Mònica Torres
María Fabra

Seis mujeres y cinco hombres juzgan desde este lunes a los padres de dos niños de cuatro años y seis meses de edad asesinados a golpes en marzo de 2019 en Godella (Valencia). Según la Fiscalía, el padre de las criaturas inculcó a la mujer la creencia de que la única forma de proteger a sus dos hijos era someterlos a un baño purificador y terminar con sus vidas para que, posteriormente, pudieran revivir. “Era un manipulador, le comió la cabeza, la tenía abducida”, ha dicho el fiscal. La madre, según los forenses, sufría en aquel momento un brote agudo de esquizofrenia paranoide. Según la defensa del padre, este no participó en el asesinato. Según la defensa de la madre, ella solo ayudó a enterrarlos.

Este lunes, antes de que empezara la primera sesión del juicio por el doble parricidio, la acusada solo pidió no tener que enfrentarse a la imagen del padre de sus hijos. Por ello se dispuso un biombo entre ambos y se inhabilitó un monitor para que no viera reflejada la imagen de su expareja. Además, la madre ha preferido ausentarse de la sala de vistas durante la declaración de este.

Los hechos ocurrieron el 14 de marzo de hace dos años. La alerta llegó a través de una vecina que avisó a la policía tras ver a la madre medio desnuda y ensangrentada y a su pareja tras ella. Los agentes acudieron a la vivienda en la que vivían y encontraron al hombre, de 27 años, pero no pudieron localizar a la madre, de 25. Después de varias horas de búsqueda, hallaron a la mujer, desnuda, metida en un bidón no muy lejos de su casa.

Los cuerpos de los niños no se encontraron hasta el día siguiente, enterrados, en el terreno de la vivienda, apenas a unos 75 metros uno del otro. El fiscal asegura que el crimen fue cometido por ambos, que ambos los bañaron en la piscina y después les propinaron “multitud de violentos golpes con un objeto y contra el suelo”.

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La pareja tenía unas creencias místicas y creía en rituales de purificación de las almas, como ha explicado el fiscal. La abuela materna, preocupada, por los niños, dio aviso a los servicios sociales y a la policía, y la pareja se convenció de que eran objetivo de una secta de la que formaban parte incluso la familia de la madre. A partir de ahí, ambos incluso programaron vigilias para proteger día y noche a los niños, según el relato del ministerio público.

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El fiscal ha presentado al padre como una persona “manipuladora”, “camaleónica”, con nociones de teatro, mientras que, a su juicio, la madre solo es una mujer enferma e influenciable. Para el primero pide 50 años de prisión por dos delitos de asesinato con el agravante de parentesco. Para ella, el internamiento en un centro psiquiátrico. “No hay nada más brutal que la muerte de un niño a manos de sus padres”, ha resumido. “Los dos querían terminar con la vida de sus hijos menores y así lo hicieron”, ha dicho.

La defensa del padre ha criticado el planteamiento de la Fiscalía por haber excluido las que, a su juicio, son las pruebas que exculpan a su cliente. Ha asegurado que el hombre estaba durmiendo y ha señalado a la madre de los pequeños como única autora del crimen. “He matado a mis hijos porque dios me lo ha dicho”, ha asegurado el abogado que dijo a la policía cuando la encontraron. En su declaración ante el jurado, el acusado ha negado ser autor o inductor del parricidio y ha relatado cómo, días antes del crimen, su pareja le decía “que escuchaba voces que le decían que tenía que matar a los niños”. Ha explicado que la noche en la que se produjo el crimen él dormía y que, a la mañana siguiente, se despertó porque la madre se le “estaba subiendo encima obligándome a tener relaciones. Estaba desnuda y fría, con el pelo húmedo, no era agradable. Vi que los niños no estaban, la empujé y fui a ver dónde estaban”. “Ella me decía que estuviese tranquilo -le ha explicado al jurado- que estaban en un sitio seguro, que los había matado pero que los podía hacer renacer, que teníamos que hacer el amor antes de que saliese el sol”.

Los acusados eran pareja desde 2011 y, tras vivir en diversos lugares de Europa y España, se instalaron,en 2017 en una casa de campo de Godella que ocuparon ilegalmente y arreglaron para hacerla habitable.

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