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Aragonès sacude el tablero político español con el adelanto electoral en Cataluña

Los comicios del 12 de mayo impactan sobre los planes del Gobierno con los Presupuestos y llegan con la incógnita pendiente de la aplicación de la amnistía a Puigdemont

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès (i), este miércoles en el Parlament de Catalunya acompañado por la consejera Laura Vilagrà y con Jéssica Albiach (comunes) en su escaño.Foto: ALBERT GARCIA (ALBERT GARCIA) | Vídeo: EPV

Las fichas del tablero político español recibieron este miércoles una nueva sacudida desde Cataluña, y no por algo ya de por sí volcánico, como es la ley de amnistía, que se vota este jueves en el Congreso. En un nuevo giro imprevisto, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, convocó elecciones anticipadas para el 12 de mayo tras quedarse sin mayoría para llevar adelante la ley de Presupuestos. Lo hizo este miércoles en un alarde de dar un golpe de autoridad encima de la mesa y en un intento de reflotar a su partido, Esquerra Republicana, anémico en las encuestas pese a controlar en solitario la Generalitat y compartir con el resto de partidos nacionalistas e independentistas la llave de la gobernabilidad de España.

Cataluña vuelve así a una situación de incertidumbre de la mano, precisamente, de un presidente que ha hecho bandera de querer dar previsibilidad y certezas a una Cataluña que todavía se recupera de las cicatrices de 10 años de proceso independentista fallido. Aragonès justificó la convocatoria electoral con el argumento de que no se pueden ofrecer certezas sin unos Presupuestos aprobados en tiempo y forma. Y eso que ERC había conseguido un acuerdo con los socialistas de Salvador Illa para llevarlos adelante. Solo le faltaban dos votos, que el guion decía que llegarían de los comunes, por aquello de que si ERC votaba los Presupuestos de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, el referente de Sumar en Cataluña haría lo propio en la Generalitat. No fue así tras enrocarse los comunes en que no podían dar vía libre a unos Presupuestos de Aragonès mientras este no renunciara a un proyecto extrapresupuestario pero de gran calibre ideológico, como la autorización de un megacasino junto al parque temático Port Aventura, en Tarragona. “Las líneas rojas y los bloqueos de unos a otros han llevado a que los Presupuestos de la Generalitat con más recursos de la historia hayan sido rechazados”, lamentó el president en una comparecencia solemne en el Palau de la Generalitat. Ante ese escenario de bloqueo, el jefe del Govern defendió unas nuevas elecciones y así “hacer avanzar al país sin inmovilismos”.

Pero los inmovilismos que Aragonès dijo querer sortear se instalarán ahora inevitablemente en el resto del panorama político. La primera consecuencia es que Cataluña no tendrá Presupuestos este año, pese a encontrarse en una situación de emergencia por sequía, con decenas de obras pendientes y con urgencias de todo tipo en la sanidad y educación. Y eso que las cuentas incluían 2.400 millones extra en inversiones que, o no verán la luz o lo harán a trompicones a base de decretos y extensiones de crédito. El Gobierno central también se queda sin Presupuestos. El presidente Pedro Sánchez ya dio la orden ayer por la tarde de interrumpir los trabajos para elaborar las cuentas de 2024 y comenzar a preparar las de 2025. Con sus socios catalanes y vascos a la gresca por sendas elecciones en sus respectivos feudos, el equilibrio se antojaba imposible. También en Barcelona habrá consecuencias. El socialista Jaume Collboni tendrá que esperar si quiere incorporar a ERC a su gobierno municipal, como apuntaban todos los movimientos de los últimos días. “Todo queda interrumpido”, abundaron ayer fuentes próximas al presidente de la Generalitat.

Lo cierto es que Aragonès convoca elecciones anticipadas pese a haberlo negado hasta el pasado domingo, también en una entrevista en EL PAÍS. Y lo hace en un momento que, cree, es el más favorable para su partido dentro lo complicado de la situación. Pese a sus altibajos, ERC puede lucir el trofeo de la Generalitat y sus rivales directos están inmersos en problemas más o menos graves. El PSC, gran ganador del último ciclo electoral en Cataluña, tiene que lidiar con una cierta desafección de sus votantes por el desgaste de la amnistía y su líder, Salvador Illa, tendrá que defenderse de acusaciones —por ahora poco sólidas— de estar al corriente de algunas de las artimañas de la trama liderada por Koldo García en el caso de las mascarillas. El rival independentista de ERC, Junts, está sin candidato formal, pese a que el secretario general del partido, Jordi Turull, señaló este miércoles a Carles Puigdemont como candidato y este se dejó querer sin aclarar nada al respecto. “Con el calendario electoral es evidente que podré estar presente en el debate de investidura, y me haría ilusión estar allí”, dijo Puigdemont, sin concretar si asistiría como público o como diputado o eventual candidato a la presidencia de la Generalitat

La incógnita Puigdemont

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La gran incógnita, sin embargo, sigue siendo si los tiempos de la política encajarán con los de los jueces y si Puigdemont podrá pisar, sin riesgo a ser detenido, el Parlamento de Cataluña cuando a principios de junio tenga que constituirse la cámara para, posteriormente, votar al presidente de la Generalitat. Puigdemont sostiene que sí será posible, pero ERC lo duda mucho y el partido que los votantes independentistas no aguantarían otra campaña en la que Puigdemont o su entorno prometan sin una base legal sólida que volverá a Cataluña en tiempo y forma para asumir una eventual presidencia de la Generalitat. “Probablemente, Puigdemont no podrá ser un candidato efectivo”, resumen en el entorno de Pere Aragonès.

El cuarto partido en discordia, los comunes, podrá testear si su nueva estrategia de oposición dura tiene resultados tras tumbar unas cuentas expansivas y haber perdido el pasado mayo su gran escaparate, que era la Alcaldía de Barcelona de Ada Colau. Tanto ERC como el PSC señalan a los comunes como un partido “irresponsable” que no ha estado a la altura de la situación y que pone en riesgo la propia estabilidad del Gobierno de coalición del PSOE y Sumar al impedir que tenga Presupuestos este año. Yolanda Díaz, que contactó directamente con Aragonès para intentar salvar la situación, no logró que su partido hermano en Cataluña, los comunes, cambiara de opinión sobre las cuentas catalanas. En el Palau de la Generalitat son especialmente críticos con el papel de Díaz, ya que consideran que ha confundido su voluntad y su compromiso de no interferir en las decisiones de los comunes con una política de brazos caídos que no solo lastra la política catalana sino también, como se ha visto, los planes del Gobierno del que forma parte. “Es una gran irresponsabilidad”, insisten estas fuentes. También señalan directamente a Ada Colau: “Barcelona ha tenido mucha influencia en todo lo que ha pasado”. Esto significa que al haber perdido Colau su gran escaparate de la Alcaldía de la capital catalana, los alicientes de los comunes para llegar a acuerdos en el Parlament se han reducido notablemente y para Colau en particular, sin unos Presupuestos que aprobar en el Ayuntamiento de Barcelona, ya no había interés en pactar nada en la cámara catalana.

Pese a que el anuncio de la convocatoria electoral en Cataluña no llegó hasta pasadas las cinco de la tarde de este miércoles, llevaba cocinándose desde hacía 48 horas en los despachos de la Generalitat. La negociación para intentar que el megacasino Hard Rock interfiriera en las cuentas comenzó a descarrilar definitivamente el pasado jueves, cuando los comunes dijeron claramente que no habría cambio de posición en su rechazo al proyecto. El pasado domingo, tras apuntar Aragonès en EL PAÍS que los Presupuestos del Gobierno central también podían descarrilar, los comunes se reafirmaron en su postura, lo que llevó al president a activar el plan electoral.

El salto cualitativo del pasado domingo fue que el rechazo frontal al Hard Rock ya no venía solo de la líder de los comunes en Cataluña, Jéssica Albiach, sino también del representante de este espacio político en el Gobierno, Ernest Urtasun, ministro de Cultura. En un acto de partido, Urtasun dijo que Cataluña no podía fiar la recuperación posterior al procés a proyectos “desarrollistas”. Fue la gota que colmó el vaso en el Palau de la Generalitat. Este desencuentro entre los comunes y ERC deja seriamente tocada la opción de un gobierno tripartito de izquierdas en Cataluña, con ERC, el PSC y los comunes, que la formación de Ada Colau siempre ha reclamado.

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